Según Cristosal, las elecciones en Honduras han estado señaladas por violencias políticas, entre otros ataques contra la población

Por Alejandra Alvarado de Reportar Sin Miedo

Tegucigalpa, Honduras. Desde septiembre del 2024 hasta noviembre del presente año, Cristosal registró 67 casos de violencia política, producto de las diferentes dinámicas de polarización de las elecciones en Honduras.  

En siete de esos casos, las personas no sobrevivieron, entre ellas un menor de edad en el departamento de Santa Bárbara.

“En este tipo de violencia se registraron un total de siete homicidios. Seis de estos fueron perpetrados contra hombres que desempeñaban, o pretendían desempeñar, un cargo a nivel municipal, ya fuera como alcalde o regidores de la corporación municipal”, según el informe de Cristosal. 

Y agrega: “A estos se suma el caso de un niño de cinco años que falleció como consecuencia de un ataque perpetrado por un hombre en estado de ebriedad contra un grupo de militantes del partido Libertad y Refundación, mientras regresaban de una concentración política en el departamento de Santa Bárbara”.

VIOLENCIA EN ELECCIONES. Publicación sobre el crimen contra un niño en Santa Bárbara. Ilustración: redes sociales

Aunque el departamento de Francisco Morazán registró la mayor cantidad de casos, los hechos más graves se documentaron en el interior del país. Así, los departamentos de Santa Bárbara, Yoro y Colón reflejaron que la violencia afecta tanto zonas urbanas como rurales. 

La violencia política de género 

El informe evidencia que la violencia de género no es un tema aislado dentro de la política. A pesar de que los hombres involucrados concentran los hechos de mayor letalidad, las mujeres enfrentan con mayor frecuencia acoso, violencia de género y criminalización. De esta manera se muestra cómo la violencia reproduce desigualdades históricas.

“En este tipo de violencia se documentaron cuatro víctimas y seis agresiones principales. Aunque no se trata de un número elevado en términos cuantitativos, se debe resaltar que la recurrencia de los ataques contra estas mujeres fue sistemática y constante”, apunta Cristosal.

Las manifestaciones de violencia abarcaban distintas modalidades. Estas incluyen la difusión de campañas con un marcado contenido misógino a través de redes sociales y diversos medios de comunicación (oficiales y alternativos). Asimismo, se identificaron declaraciones con mensajes de odio en programas en directo, focalizadas en mujeres, especialmente en aquellas que desempeñan funciones públicas.

Reportar Sin Miedo consultó a la licenciada Karen Valladares si en el informe se refleja algún caso de violencia política contra comunidades más vulnerables como la LGBTQI+ y el sector discapacidad. 

“Lamentablemente no tenemos casos identificados de la población LGTBI ni personas con discapacidad. Sin embargo, esto no quiere reflejar o decir que no hubo violencia política”. 

No obstante, Valladares confirmó el registro de un caso de violencia contra la prensa, el cual forzó a un profesional a abandonar el país.

ESPECIALISTAS. René Valiente y Karen Valladares, de Cristosal Honduras, en el lanzamiento del informe sobre violencia política.

Cómo influyen el crimen organizado y la injerencia extranjera

Días antes de las elecciones, circulaban en distintas plataformas de mensajería supuestos audios con amenazas de muerte contra simpatizantes de Libertad y Refundación y cualquier persona que votara por dicho partido en la zona norte del país.

En el informe se encuentran denuncias de ciudadanos quienes aseguran que estaban siendo vigilados por personas armadas fuera de los centros de votación. Esta dinámica causó una sensación de inseguridad en los diferentes sectores.  

“Había muchachos con armas alrededor del cerco del centro de votación, montados en motocicletas, viendo a las urnas que las personas se metían… Las armas las andaban por dentro de las camisas”.

—Electores en San Marcos

Dentro de este tipo de violencia se identifican acciones como las del presidente de Estados Unidos de América, Donald Trump. Días antes de las elecciones generales, Trump, a través de su red social, hizo un llamado a los hondureños a votar por el candidato del Partido Nacional. Por otro lado, criticó abiertamente a la candidata oficialista Rixi Moncada y al presidenciable liberal Salvador Nasralla.

Con esta acción, Trump pretendía influir en el proceso electoral por medio de su imagen o su poder geopolítico. Cristosal ha marcado esta intervención como un acto de violencia simbólica. 

La publicación del presidente Trump fue replicada por cuentas con alto alcance de personas vinculadas con su administración, quienes escalaron el nivel de violencia.

“Si usted, su marido y su amante permiten una elección libre y justa los estadounidenses probablemente les permitirán entregar el poder pacíficamente, con una amnistía entendida para seguir con sus vidas. Por el contrario, si usted decide “ponerse como Maduro” y declarar la victoria sobre la voluntad del pueblo… sabemos lo que has hecho… todo… y mucho de ello no podrá negarlo ante un jurado penal federal”, declaró Matt Gaetz, excongresista republicano propuesto para el cargo de fiscal general en la Administración de Donald Trump. 

Floja respuesta institucional

A pesar de las múltiples denuncias, el Estado hondureño podría estar incumpliendo sus obligaciones internacionales de prevenir, investigar, sancionar y reparar actos de violencia política, especialmente aquellos que afectan de manera diferenciada a las mujeres. 

Hasta la fecha de cierre del informe de Cristosal, no se contaba con información sobre acciones específicas del Ministerio Público para judicializar la violencia política y, en consecuencia, combatir la impunidad que se desprende de estos casos. 

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