Por: Alessandra Bueso

Azacualpa, en La Unión, Copán, en el Occidente de Honduras, libra la lucha por la defensa de su territorio. Desde hace un año están inmersos en un conflicto, desde que la empresa Minerales de Occidente S. A., inició un proceso de negociación para exhumar más de 400 cadáveres que descansan en el cementerio de la comunidad que tiene aproximadamente 200 años. Les prometieron un nuevo campo santo, nuevos ataúdes, indemnización para que autorizaran el traslado de los restos y además ejecución de proyectos en beneficio de la comunidad.

Pero ese proceso de exhumación lo que deja a su paso es división. Las familias entraron en conflicto, unos aceptando la propuesta de traslado por la necesidad de dinero y otros, oponiéndose a la idea porque para ellos es sagrado el respeto a sus deudos. En medio de ese conflicto, cada semana en el cementerio se libra una lucha, la de los que quieren el traslado y la de los que llegan a impedir que sus parientes sean llevados a otro lugar.

Un ejemplo es el de Floresmira López, vecina de Azacualpa. Ella no permitió que los restos de su padre Celeo Villanueva Rodriguez, fueran exhumados. Cuando se enteró el pasado 10 de abril del 2018, que los forenses sacarían el ataúd de la tumba, corrió a avisarle a sus hermanos y se fueron a apostar al campo santo. Sin su consentimiento la empresa minera,concesionaria de la canadiense Aura Minerals, pretendían trasladarlos. Pero Floresmira no lo permitió y anuló el permiso que la última esposa su padre había dado para realizar la exhumación.

“Con garrote en mano impedí que los forenses depositaran los restos de mi padre en otra tumba. Nos oponemos esto es irrespetar a nuestros muertos. Nosotros solo les pedimos nos respeten, no nos dividan, no nos destruyan” dijo Floresmira.

Ante el reclamo, los forenses no tuvieron más opción que enterrar de nuevo los restos de don Celeo. Como este caso, muchas familias más a diario pelean porque no muevan a sus muertos. Los pobladores se ven indefensos, no hay autoridad que les defiendan, la ayuda que reciben únicamente es de Organizaciones como Asonog y el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), que les acompañan para hacer las denuncias formales y registrar las violaciones sistemáticas que enfrenta. Azacualpa resiste y su petición es una: respeto, que dejen a sus muertos en sus tumbas.

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