Icono del sitio El Centro de estudios para la Democracia CESPAD, realizó un Xspace para abordar el tema de la construcción de la cárcel en las islas del Cisne, en este espacio se abordó el tema a profundidad con un enfoque de la realidad en la que se encuentra el país y todo lo que implicaría la construcción de esta isla en el archipiélago.

Nueva institucionalidad y sanar heridas

Radio Progreso

Somos una sociedad que cargamos el duelo de la muerte en hilachas. Es tanto el dolor, las angustias y miedos que no solo no tenemos tiempo para saber encajar humanamente tantas desgracias, sino que la necesidad de vivir y arañar espacios de vida y sobrevivencia duele hasta dejarnos como un pueblo exhausto y con una carga creciente de tristeza y desconfianza.

En una sociedad así, con su dolor a cuestas, impulsar cambios y transformaciones institucionales y políticas es una necesidad. Pero es todavía más necesario la inversión destinada a rehacer los tejidos rotos de los seres humanos que habitamos este territorio hondureño.

Somos un pueblo herido en el corazón, y esas heridas sangran, y un corazón herido suele responder profundizando esas heridas o provocando nuevas en quienes están en el entorno. La sociedad hondureña necesita hacer una ruptura con la institucionalidad productora de violencia, corrupción e impunidad, pero a su vez necesita un largo período de “hospitalización” para esa compleja intervención quirúrgica de sus tejidos rotos. De igual manera, necesitamos un período quizás todavía más largo de
convalecencia, para aprender a ver la vida sin la carga traumática y con los ojos nuevos de seres humanos frágiles pero sanos.

Sin seres humanos sanos, la sociedad hondureña no podrá experimentar nuevos horizontes. A la necesidad objetiva de cambios institucionales, económicos y de justicia, se ha de unir la necesidad de abordar la restitución de un pueblo hondureño, herido y con una carga profunda de dolores que se han venido a incrustar sobre dolores antiguos nunca sanados.

La pandemia vino a destapar las heridas que vienen sangrando a lo largo de muchos años, y por querer sanarlas, hemos vivido revolcados en respuestas que han provocado nuevas y más hondas heridas, hasta convertirnos en un pueblo herido en el corazón. Y con la pandemia, no solo salió a flote la pudrición en el sistema de salud, sino que nos ha dejado a una niñez con un nivel educativo que costará muchos años recuperarlo.

Esas son heridas sin sanar y muchas otras que se abrirán y sangrarán si no implementamos transformaciones institucionales y humanas integrales. La sociedad hondureña necesitamos hacer frente por igual a dos enormes desafíos: número uno, el desafío de construir una nueva institucionalidad, y esto es el enorme desafío del nuevo gobierno, basado en el combate a la corrupción y la impunidad, y número dos, el desafío de rehacer los tejidos rotos y sanar las heridas incrustadas en el corazón de la sociedad, especialmente de aquellas poblaciones que más han cargado con la marginalidad y las desigualdades.

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