Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. Mateo 27:13-14

En un pueblo, el rey convoco a todos los jóvenes y les dijo: “Les voy a dar una semilla diferente a cada uno de ustedes, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganara la mano de mi hija”. Así se hizo, pero había un joven que planto su semilla y esta no germinaba; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar sus hermosas plantas. Llegaron los seis meses y el joven ni siquiera quería ir al palacio, pero su madre insistía en que debía ir pues era un participante. Avergonzado, desfilo de último hacia el palacio, con su maceta vacía…

Los otros jóvenes se burlaban de él. Llegó el rey, y todos hicieron su respectiva reverencia mientras él se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas. Finalizada la inspección llamó a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevo su maceta vacía. El rey dijo entonces: “Este es el nuevo heredero del trono y se casara con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme sembrando otras plantas; pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, honesto, real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece”. Definitivamente la integridad es un tesoro…

“Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices… Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso…”, Mt. 27:11-15.

La integridad es requerida especialmente cuando debemos tomar decisiones. En primer lugar veamos su definición: tanto en el hebreo como en el griego, integridad es: rectitud, verdad, sinceridad, sin mancha, pureza. En este caso es Pilato, el hombre que debe decidir y enfrenta una difícil decisión, está bajo presión de los judíos, y su esposa lo ha aconsejado. Son momentos que no quisiéramos enfrentar, pero que llegarán.

La integridad nos ayuda a discernir entre la luz y las tinieblas. Barrabás es figura de aquel que quebranta la ley. La Biblia nos describe a Barrabás como un delincuente muy conocido, un homicida (Lc. 23:25) y ladrón (Jn. 18:40). Su nombre, Barrabás significa: hijo de deshonra, hijo de confusión, hijo de vergüenza. Es figura, pues, de aquel hijo que deshonra a su padre, por su corazón rebelde y no sometido a la ley. (Aquí es donde la formación divina adquiere un inmenso valor).

Jesús, es figura del justo y sin delito. Pilato y su esposa sabían que Jesús era integro, sin mancha, honesto, recto, ajustado a le ley. Era acusado falsamente (“le habían entregado por envidia”), no había hecho sino bienes. Tu nivel de santidad está determinado por la suma de tus buenas decisiones.

Pilato ofrece una opción a la multitud: una opción entre la maldad y la justicia, entre las tinieblas y la luz, entre el pecado y la santidad. Todos enfrentamos decisiones cada día… La multitud fue influida por los sacerdotes y ancianos (“No permitas que otros te lleven al camino equivocado”).

La integridad nos protege de dolorosos resultados. Debemos tener en cuenta aquí, que la comodidad inicial no significa aprobación divina. Por ej, cuando Jonás huye, todo sale bien por un tiempo (se desplaza al puerto de Jope, pagó su pasaje y emprendió el viaje, pero al poco tiempo vino la tormenta).

El pueblo allí reunido atrajo sobre sí, sus propias consecuencias: “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mt. 27:25-26). Es fundamental entender el alcance de nuestras decisiones. (Éstas no sólo afectarán mis resultados, sino los de mi familia, nuestras decisiones afectan a otros).

Dios nos quiere bendecir, todos queremos la bendición del Señor y, que nuestros hijos sean bendecidos… Sin embargo, en el pasaje de hoy, ellos, los israelitas que estaban allí, declaran juicio sobre sí y sobre sus hijos. Los sacerdotes y escribas llevados por el celo religioso, otros por la envidia, otros por miedo, otros por ignorancia, otros por enojo, pierden la cordura espiritual y cometen grandes errores.

Tu puedes decidir: “no congregarte fielmente”, “tener un(a) amigo(a) y no es tu esposo(a)”, “tu puedes tomar licor y fumar”, “no perdonar”, pero siempre ten presente que nuestras decisiones influirán en nuestra vida, en la de nuestros hijos (es decir en otras generaciones) y en otras personas.

Conclusión: No importa que te ofrezca el mundo, los amigos, o tu entorno, jamás igualará a lo que Dios tiene preparado para ti. Decide obedecer a Dios, seguir a Cristo hasta el fin, “él es galardonador de los que le buscan”. Dale valor a tu integridad.

Dios les bendiga

Denis A. Urbina Romero
Licenciado en Ministerio Pastoral
Email: daurbinar@gmail.com

 

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