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Desinformación electoral en Honduras: Una amenaza silenciosa para la democracia

Tegucigalpa. – En cada proceso electoral, la desinformación se infiltra como un virus silencioso que distorsiona la voluntad popular. En Honduras, esta práctica ha evolucionado en forma y alcance, afectando no solo la percepción ciudadana, sino también la legitimidad de las instituciones democráticas.

En el marco del foro denominado; Prensa, libertad de expresión, riesgos y elecciones, realizado por la Red Centroamericana de Periodistas (RCP) en Tegucigalpa. El periodista Carlos Girón, experto en desinformación de diario el Heraldo, expuso sobre las próximas elecciones a realizarse en Honduras el próximo 30 de noviembre, los retos para el periodismo, la desinformación en las campañas y cómo detectarlas.

Girón explicó que “La desinformación electoral consiste en la creación o difusión intencional de contenido falso o engañoso con el objetivo de confundir a los votantes o manipular sus decisiones. Se presenta como “noticia” o dato confiable, pero su propósito es claro: influir en la participación, la opinión pública y, en última instancia, el resultado de las elecciones”.

Desde encuestas falsas hasta videos manipulados, la desinformación adopta múltiples formatos. Se viraliza en redes sociales, cadenas de mensajería y medios alternativos, apelando a la credibilidad visual y emocional. Entre los ejemplos más comunes se encuentran los resultados inventados antes del cierre oficial, horarios y requisitos de votación falsos, declaraciones apócrifas atribuidas a candidatos.

Algunas de las estrategias más utilizadas en Honduras son; difundir información sobre irregularidades de fraude, voto de personas fallecidas, votación de inhabilitados, instrucciones maliciosas y engañosas que buscan invalidar los votos o pretender evitar que la ciudadanía acuda a las urnas. La desinformación electoral no es un error aislado: es una táctica deliberada para erosionar la confianza ciudadana, polarizar el debate público y desmovilizar votantes. En contextos de alta desconfianza institucional como el hondureño, su impacto puede ser devastador.

Es importante enfrentar la desinformación con alfabetización mediática, el fortalecimiento de medios confiables y la vigilancia ciudadana son claves para contrarrestar esta amenaza. Además, es fundamental que las autoridades electorales comuniquen de forma clara, oportuna y transparente.La democracia no solo se defiende en las urnas, sino también en la batalla por la verdad. La desinformación es un fenómeno global, una amenaza común

El 2024 fue un año sin precedentes en materia electoral. Más de 3,700 millones de personas acudieron a las urnas en 70 países, según Naciones Unidas. Pero este hito democrático también reveló una vulnerabilidad compartida: la desinformación electoral. Desde Estados Unidos hasta México, pasando por Honduras, las narrativas falsas se infiltraron en los procesos, alterando percepciones, sembrando dudas y debilitando la confianza ciudadana.

En Estados Unidos, un video viral acusó a las máquinas de votación en Arkansas de alterar el voto presidencial. En México, publicaciones engañosas afirmaron que en Oaxaca hubo más votos que habitantes. Ambos casos fueron desmentidos por autoridades y medios verificadores, pero el daño ya estaba hecho: la duda se instaló.

Según el informe “Riesgos Globales” del Foro Económico Mundial (enero 2025), la desinformación se posicionó como el principal problema a nivel mundial, superando incluso amenazas climáticas y económicas. Y en todos los procesos electorales del año pasado, el patrón se repitió: la desinformación estuvo presente.

En Honduras sin freno ni sanciones

En el caso hondureño, la situación es aún más preocupante. La desinformación electoral circula impunemente: no existen regulaciones específicas ni leyes que sancionen su difusión. Los temas políticos se han convertido en carnada para manipular a la ciudadanía, y las redes sociales son el vehículo perfecto.

En 2024, TikTok se consolidó como la plataforma más contaminada por desinformación en Honduras: el 51% de los bulos electorales se originaron o viralizaron allí. X (antes Twitter) también figura como uno de los principales focos. Lo alarmante es que muchos hondureños conviven con estas narrativas sin identificarlas como falsas.

Según los equipos de verificación de EL HERALDO y LA PRENSA, se detectaron al menos 50 bulos electorales antes y durante las elecciones primarias del 9 de marzo. De esos, 27 se difundieron exclusivamente en TikTok. Las narrativas más recurrentes incluyeron: falsas encuestas que favorecían a ciertos candidatos, videos manipulados atribuyendo declaraciones inexistentes, rumores sobre cambios en la documentación requerida para votar, supuestas prohibiciones para ciudadanos en el exterior.

En los primeros cinco meses de 2025, los discursos políticos intensificaron la desinformación, enfocándose en dos ejes: las elecciones primarias y las reformas legales. Las afirmaciones falsas se volvieron parte del repertorio cotidiano, y la polarización se profundizó.

La desinformación electoral no solo distorsiona el voto: erosiona la democracia desde adentro. En Honduras, urge una respuesta institucional que combine regulación, alfabetización mediática y responsabilidad política. Sin mecanismos de control, la mentira seguirá siendo una estrategia rentable.

Desinformación rumbo al 30N: Honduras ante el espejo de la manipulación digital

Foto: En Alta Voz

A menos de tres meses de las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025, Honduras enfrenta un nuevo ciclo de desinformación electoral, más sofisticado y agresivo que el vivido en las primarias del 9 de marzo. Las encuestas falsas, los deepfakes y las campañas de manipulación audiovisual se han convertido en herramientas cotidianas para moldear la opinión pública, desinformar al electorado y tensionar el clima democrático.

Las encuestas políticas sin autorización y sin sustento científico

El Consejo Nacional Electoral (CNE) exige que toda encuestadora cuente con resolución vigente para divulgar estudios de intención de voto. Sin embargo, El Heraldo Verifica constató que Opinómetro, Le Vote y Pro Encuestas no cumplen con este requisito. A pesar de ello, sus cifras circulan libremente en redes sociales, medios digitales y grupos de mensajería, generando confusión y expectativas infundadas. Estas encuestas no solo carecen de rigor técnico, sino que muchas veces se presentan con logos falsificados, fichas técnicas inexistentes y resultados que favorecen a determinados candidatos. El objetivo es claro: instalar narrativas de triunfo anticipado, desmovilizar votantes contrarios y condicionar el debate público.

Deepfakes: la nueva frontera de la manipulación

Desde junio, circulan en TikTok y Facebook clips hiperrealistas generados con inteligencia artificial, especialmente con la herramienta Veo 3. Estos videos muestran supuestos testimonios de ciudadanos que elogian la gestión del alcalde capitalino Jorge Aldana o atacan a su principal rival, Juan Diego Zelaya. Aunque parecen auténticos, se trata de montajes fabricados que no corresponden a personas reales ni a declaraciones verificables. La sofisticación de estos contenidos plantea un desafío urgente: ¿cómo distinguir lo real de lo manipulado cuando la tecnología supera la percepción humana?

El fact-checking como defensa democrática

Ante este panorama, el periodismo de verificación se vuelve indispensable. No basta con informar: hay que educar, corregir y moderar. El fact-checking permite: transformar el periodismo de declaración en periodismo de evidencia, intervenir en la política pública sobre la información y promover pensamiento crítico y una ciudadanía activa.

Consejos para votar con conciencia de cara al 30 de noviembre, estas recomendaciones pueden marcar la diferencia:

La desinformación no se combate solo con tecnología, sino con criterio, comunidad y compromiso. En Honduras, la democracia se juega también en el terreno digital. Para el experto Carlos Girón, la recomendación más importante e integral es, no compartir sin verificar.

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