Mario Hernán Ramírez

Cuando una mujer es madre, esposa, hija, hermana, abuela, amiga y mucho más, además de enfermera, secretaria, cocinera, lavandera, mandadera y cuantos afanes más propios de una fémina fuera de serie, esa mujer tiene un nombre: Heroína. Pero, también se convierte en mártir, cuando dentro de sus responsabilidades le corresponde atender prácticamente atres personas que requieren de cuidados especiales.

Sin embargo, ella es de carne y hueso, tiene un gran corazón, piensa y siente; y cuando acuden a su organismo algunas dolencias, se las resiste con estoicismo y resignación, porque no le queda otra, pues, no tiene quien vele por ella. ¿Cómo podríamos llamar a esto? Simplemente, una madre fuera de serie.

Esta bella dama se llama Elsa, pero, ella misma se hace llamar “Elsa dolores”, porque a veces tiene momentos tormentosos, terriblemente dolorosos, que además de angustiarla la desesperan y la sacan de quicio y llora, llora sin parar.

Sin embargo, ese sufrimiento, esas lágrimas, ese llanto de mujer noble, la vuelve indómita, rebelde, rebelde porque se rebela contra todos los obstáculos que se atraviesan en su camino, empero, con estoicismo, resignación y elevadísimo espíritu de superación, rompe todas esas barreras y continúa como el jinete invencible, rumbo a la victoria.

Incluso, es bueno mencionarlo porque es una verdad meridiana; carece de recursos económicos, como para merecer una vida más decorosa, más digna, sin embargo, ausente de lo que se llama riqueza material, ella disfruta de otra riqueza que es mucho más grande que la material, la espiritual.

Esta gran señora, cursó la educación primaria, luego ingresó a la media, con los correspondientes Ciclo Común o Plan Básico, para continuar con el Secretariado Comercial y el Ejecutivo, después alcanzó el Bachillerato, y buscó la preparación universitaria logrando su objetivo y con excelencia académica adquirió el título de Comunicadora Social y Pública; enseguida se matriculó en la UPNFM donde obtuvo el Diplomado en Estudios de Formación Pedagógica en Educación Superior, no sin antes haber saboreado con satisfacción la obtención del noble título de Enfermera Auxiliar, contando también con conocimiento del habla inglesa, combinando todo ello con las técnicas del modernismo que exige este mundo en su acelerado crecimiento, incluyendo la fotografía profesional, especializándose mediante estudios adquiridos en la redacción de sesudos e influyentes artículos de opinión desde hace aproximadamente quince años, mismos que son publicados con frecuencia en el diario más influyente de Honduras, La Tribuna y algunas revistas de gran prestigio tanto a nivel nacional como internacional. Todo ese bagaje intelectual la retrata de cuerpo entero y esa es la razón fundamental que me ha inducido a dedicarle estas líneas, que confío han de estimular mucho más sus infinitas ansias de superación, que las mantiene como que si hoy fuera ayer.

Esta es la imagen de una hondureña excepcional, que si bien ha gozado los frutos de cuatro hijos, siete nietos y un marido que la ama y la respeta, esto es en el orden espiritual; en el orden material, ha sido objeto de algunos reconocimientos de diferentes instituciones que han valorado en ella su talento, abnegación, sacrificio y perseverancia.

No obstante, lo singular, lo extraordinario en este caso, es que las barreras del tiempo jamás fueron obstáculo para sus ansias de crecimiento, ya que, para ella, la edad nunca fue un óbice en su indisoluble afán de desarrollo.

Aspecto importante en Elsa, es el don de la solidaridad que siempre la ha acompañado, prácticamente desde que era niña, en que compartió con sus compañeras y compañeros todo lo que estuvo a su alcance para ese menester.

Integró algunas instituciones sin fines de lucro, sin devengar absolutamente un centavo, simplemente imbuida de un voluntariado que solamente Dios con su poder infinito sabe cómo le arrancó fuerzas de flaquezas, para seguir haciendo como dicen en el argot popular, “de tripas corazones”

Hay mucho más, que podríamos incluir en esta hoja, ahora que en Honduras celebramos con amorosa ternura el día consagrado a la mujer madre o a la madre mujer.

Benditas sean todas las madres y una plegaria infinita para las que ya se encuentran a la diestra del Señor. Loor y un clavel rojo para las que aún viven, particularmente para la mujer de este relato cuyo nombre es Elsa Ramírez García.

En la antesala del Día de la Madre hondureña, va este mensaje lleno de amor, ternura, gratitud y admiración perpetua a la que debe llamarse mujer del año, no en Honduras ni en América, sino a nivel mundial, porque quien lea con detenimiento estas líneas, sabrá colocar estas reflexiones en la fiel balanza de la inefable justicia.

 

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