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¿Quién dio la orden?: justicia estancada y silencio cómplice tras el asesinato de Juan López

No hay nada claro a casi un año del asesinato de Juan López. La Iglesia y las comunidades exigen castigo para los autores intelectuales

Por Nazareth Gómez

Tegucigalpa, Honduras. El asesinato de Juan López no solo estremeció al Valle del Aguán, fue un disparo al corazón de Honduras, un crimen que, a casi un año, sigue impune. Una herida que arde en cada defensor y defensora del territorio y que duele profundo, porque no fue un hecho aislado, fue un mensaje, un castigo, una advertencia.

Este 6 de agosto, el padre Ismael Moreno, el obispo Jenry Ruiz y representantes del Comité Ambiental de Tocoa llegaron al Ministerio Público con una exigencia clara: ¿quién ordenó matar a Juan Antonio López? Porque no basta con señalar a quienes apretaron el gatillo. La justicia verdadera no se conforma con los sicarios. ¿Y los autores intelectuales? ¿Quién pagó? ¿Quién se benefició del silencio impuesto a balazos?

El fiscal general Johel Zelaya dijo que las investigaciones avanzan, que se han hecho vaciados telefónicos y que vendrán nuevos requerimientos fiscales. Pero no hay fechas, no hay nombres, no hay justicia. Y eso, en un país donde defender la vida cuesta la vida, no puede seguir siendo la norma.

“El crimen contra Juan está asociado directamente con su defensa de la montaña Botaderos-Carlos Escaleras, y con la empresa minera Los Pinares”, dijo sin titubeos el Padre Melo, lo respaldan el obispo de Trujillo y las comunidades que lo conocieron, pero, ¿lo reconoce el Estado?

No fue solo un crimen, fue un mensaje

Juan López fue asesinado el 14 de septiembre de 2024. En su cuerpo cayó el eco de una montaña defendida, de una lucha por el agua, por los ríos, por el bosque. Pero también cayó la esperanza de miles que ven cómo el extractivismo, amparado por el poder, avanza sin castigo. Honduras fue el país más letal del mundo per cápita para quienes defienden el medioambiente en 2023, según Global Witness. Dieciocho asesinatos y contando.

Cada día sin justicia es una nueva amenaza. “Si este crimen queda en la impunidad, peligra no solo el Comité de Tocoa, sino todos los ambientalistas del país”, advirtió el Padre Melo. 

Si este crimen queda en la impunidad, peligra no solo el Comité de Tocoa, sino todos los ambientalistas del país. Padre Melo

Por eso, la Iglesia, lejos de callar, decide asumir un rol activo. El próximo 14 de agosto, en los Juzgados de San Pedro Sula, acompañarán la audiencia contra los presuntos autores materiales. Y el 12 de septiembre, la Conferencia Episcopal de Honduras rendirá homenaje a la familia de Juan, dos días antes de que se cumpla un año del crimen. Un año sin justicia, un año de rabia contenida.

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