

María Fernanda Espinosa ha ejercido su labor diplomática tanto con Rafael Correa como ahora con Lenín Moreno, y ha validado los gobiernos socialistas en la región, como el de Nicolás Maduro. Además es conocida por alternar su trabajo más formal con la creación literaria. Desde los años 90, cuando ganó el Premio Nacional de Poesía, ha publicado cinco poemarios. Durante el gobierno de Correa también llegó a dirigir el ministerio de Defensa y fue representante del país ante la ONU en Nueva York y Ginebra.
En este segundo destino hizo buenas migas con Moreno que llegó al organismo internacional para visibilizar las discapacidades. Durante toda su campaña electoral estuvo junto a él y fue una de las primeras ministras nombradas para este nuevo periodo.

La promoción de su candidatura se ha hecho a contrarreloj. Viajó a 12 países para recoger apoyos a su nominación, entre estos se cuentan destinos tan distantes como Azerbaiyán o Rusia. En estos días goza de una licencia de siete días y hace los últimos esfuerzos en Nueva York por captar votos. La oposición casa adentro, sin embargo, quiere llevarla a juicio político por su ausencia en momentos críticos para el país como el secuestro y asesinato del equipo periodístico ecuatoriano en la frontera con Colombia, el manejo diplomático del asilo político a Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, y su tibieza ante la situación política en Venezuela y Nicaragua.
Mary Elizabeth Flores ha impulsado su candidatura desde Nueva York. Allí está emplazada desde 2010 donde se desempeña como embajadora de Honduras ante la ONU. Uno de sus argumentos es que Honduras nunca ha presidido la Asamblea de la ONU, mientras que Ecuador ya lo hizo en 1973. Su candidatura cuenta con el apoyo de Estados Unidos y de parte del Grupo de Lima, que rechaza el régimen de Nicolás Maduro. Pero su talón de aquiles en esta elección pueden ser los países árabes porque Honduras es uno de los pocos países de la ONU que no reconoce a Palestina y ha estrechado en los últimos meses relaciones con Israel, anunciando que trasladará su embajada a Jerusalén, como ya hizo Estados Unidos, seguido por Guatemala.

En Honduras, la diplomática es conocida por ser la hija del expresidente Carlos Flores Facussé y uno de los cuadros más prometedores del partido Liberal. Ha sido diputada y vicepresidenta del Congreso Nacional, pero más se ha desempeñado en el ámbito privado, en la dirección del periódico La Tribuna que pertenece a su padre, según cuenta el periodista hondureño Aldo Romero Zepeda.
Ambas diplomáticas plantean agenda similares en cuanto a trabajar por la paz, el respeto a los derechos humanos, la promoción del desarrollo sostenible y el fortalecimiento de la ONU. Pero Honduras quiere llevar al seno de la ONU el problema del crimen organizado que pasa por los países del llamado triángulo norte de Centroamérica ( Honduras, Guatemala y El Salvador). “Nosotros vemos esta presidencia una oportunidad para el país, en función de que el mundo se de cuenta de que hacemos nuestro mayor esfuerzo de construir la paz en nuestros países”, dice Hermes Ramírez, catedrático de la Universidad Autónoma de Honduras.
Para Ecuador hay varias prioridades entre ellas está la agenda de igualdad de género. “En los 73 años que tiene la ONU, yo sería la cuarta presidenta mujer y sería primera mujer de Latinoamérica y el Caribe en ocupar esta importante posición, por lo tanto no solo es un privilegio y un honor, sino también un gran responsabilidad. Me he comprometido a llevar a la asamblea todos los temas de igualdad género, de sus derechos, pero también los temas de protección a mujeres vulnerables”, refiere Espinosa.