Libertad y Pensamiento
Con el lema “La igualdad se aprende con hechos” un colegio de la ciudad de Vigo en España enseña a todos sus estudiantes sobre cómo cocinar, coser, planchar, lavar ropa y otras actividades que conforman una asignatura extracurricular, esto con el fin de enseñar al género masculino como adoptar situaciones normales de responsabilidad al momento de formar una familia.
Para el coordinador, docentes y grupo directivo de la institución, la idea suena genial, pues establece una dualidad y un respeto entre los géneros, considerando que las relaciones en el hogar deben ser asumidos por ambas partes y que ambos deben estar preparados para situaciones donde alguno esté indispuesto, enfermo o en el peor de los casos, ausente. Estas prácticas permiten también tomar una posición ajena al machismo donde establece que la mujer debe arreglar la casa con todo y oficios que ella incluya.
Al principio, se esperaba que los padres de familia se molestaran por hacer que sus hijos aprendieran otras actividades por fuera de lo que podrían aprender normalmente en las aulas, como las matemáticas y las letras, aunque los estudiantes recibieron las primeras clases de forma reticente, luego se enfocaron en aprender a ser detallistas con las actividades, por ejemplo, a doblar bien la ropa y a lavar la ropa delicadamente para evitar desgastar las prendas.
La igualdad de género debe ser vista de forma amable y puesta en práctica en las instituciones desde la edad temprana, con esto se evita la formación de estereotipos fuera de lugar y que son vistos de forma despectiva por algunas personas que se molestan cuando ven a un hombre realizando las labores cotidianas del hogar. En un país como Colombia, es normal escuchar frases como “señorito se le va a caer el esmalte” o “princeso, le quedó un mugresito en esa esquina” aunque los colombianos lo toman como una burla pasajera, es un acto que aumenta el machismo día a día.
Como experiencia personal, en mi escuela se brindaban clases de urbanidad, eso hace dos décadas luego supe que en las instituciones se estaban brindando clases de etiqueta donde se enseñaba cómo vestir adecuadamente en cualquier ocasión, luego estas clases desaparecieron para dar paso a clases de competencia, como emprendimiento y estrategias financieras.
En Colombia la ética y la moral pasan a un segundo plano en la educación y como se puede observar actualmente el respeto entre ciudadanos sigue disminuyendo y la intolerancia sigue generando más muertes en el país.