Negocios “cerrados” que brindan “atención” generan zozobra entre la población

Por: Luisa Agüero

El temor generado en San Pedro Sula, ante posibles actos de vandalismo  azuzados a través de redes sociales y el anuncio de más paros, ha modificado los hábitos de operación de empresarios, consumidores y pobladores que hoy, deben ingresar a comercios “literalmente” blindados con rótulos de “estamos en servicio” a pesar de verse sellados por fuera. Aquí, se percibe el agobio agudizado por una sensación de claustrofobia y de zozobra, ante una situación que nunca se había vivido.

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Farmacias, tiendas de electrodomésticos, supermercados, empresas de servicios sufrieron los efectos de la destrucción de turbas enardecidas que arrasaron con todo lo que encontraban a su paso. La tempestad pasó pero la calma no volvió y, en un recorrido que realizamos por calles y avenidas en la Gran Ciudad Industrial de Honduras, el panorama no es grato: comercios cubiertos con láminas de zinc o de madera dominan la escena.

“Salimos de nuestras casas con la sensación de no saber si vamos a regresar ante la amenaza de que pudieran volver a saquear este negocio del cual subsistimos 90 personas de manera directa”.  Así lo contó la administradora de una tienda quien nos pidió que no publicáramos su nombre para preservar su seguridad.

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“Ya nos robaron y quebraron todo la primera vez y ahora dicen que volverán a hacerlo, es difícil para nosotros como vendedores y, en similares circunstancias, viene la gente a comprar o muchos de ellos solo a preguntar y se van como llegaron, con las manos vacías”, lamentó la joven.

Temor en aumento

El doctor Rolando López, especialista en Psiquiatría, explica que estos hechos deben ser analizados desde dos puntos de vista: “la percepción de la población al estar viendo locales cerrados que parecieran estar abandonados con rótulos que dicen estamos en servicio va confirmando la sensación de temor social que tenemos. Por otra lado para los empleados, imagínese usted trabajar en ambientes cerrado, preocupados, sin saber lo que está ocurriendo afuera, todo esto va acumulando estrés en las personas, lo cual va a desencadenar en que en los próximos tres a cuatro meses vamos a ir viendo un aumento en la respuesta del daño que hará esta tensión en el cuerpo”.

¿Qué podemos esperar ante este panorama? “Vamos a tener un incremento en las enfermedades de salud mental como ansiedad y depresión, pero también habrá un aumento de enfermedades psicosomáticas, es decir, aquellas provocadas por el estrés. Veremos  más hipertensos, más diabéticos y  un repunte en las cifras de migrañas”, lamentó.

Desde su perspectiva, esta será una consecuencia del estrés y es lo que estamos respirando en un entorno de inseguridad. “Qué pasará con esa famosa semana de paro nacional. Sin embargo, una casa es que haya manifestaciones y otra es la sensación de impotencia y de miedo que nos provocan los saqueos y si usted mira las tiendas, por ejemplo, están llenas porque la gente ha guardado su dinero por esa causa, es como un ciclo vicioso en el cual poco a poco nos estamos enfermando todos”, precisó.

Una solución

Se puede enfrentar la crisis.  Algunos protagonistas piensan que no es fácil pero todo es posible.  Para el doctor López es difícil tratar de manejarla cuando ya está entre nosotros. “Es cuestión de actitud, debemos tratar de ser fuertes y aguantar, el problema que veo es que esta crisis está lejos de resolverse y cada vez está peor”, manifestó.

Una estrategia puede ser, “tratar de volver agradable lo desagradable, si estamos entre láminas podemos decorarlas para verlas más bonitas, podemos rodearnos de personas positivas, también podemos monitorear medios serios para estar al tanto de la realidad pero desde una perspectiva equilibrada”, señaló.

Las cifras de personas con padecimientos mentales con preocupantes. Un cuatro por ciento de hondureños, es decir, 320 mil personas y del 10 al 15 por ciento de la población, es decir, casi un millón de personas, sufren de ansiedad.

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Realidad crítica

Entre un ocho y 12 por ciento de la población hondureña padece de problemas emocionales y esa proyección va en aumento. La realidad es contundente: las enfermedades emocionales actuales constituyen un problema de salud pública y se estima que, para el 2020, los trastornos depresivos y ansiosos serán la segunda causa de enfermedad a nivel mundial, después de los padecimientos cardiovasculares. Una enfermedad emocional es un trastorno del comportamiento humano.

Si bien es cierto, oficialmente no existen cifras sobre el número de personas que estarían padeciendo trastornos mentales en Honduras, se manejan una serie de hipótesis sobre las causas que los condicionan.

De acuerdo a una investigación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una de las causas principales que ha venido a agudizar los trastornos mentales es la crisis económica. Esta produce angustia, ansiedad y preocupación entre la población, sobre todo de los estratos medios y bajos. Hoy, es la política la que nos desestabiliza.

Cifras del Hospital Psiquiátrico “Mario Mendoza”, a las cuales tuvimos acceso, dieron cuenta que, hasta 1995, los trastornos depresivos fueron la  primera causa de atención en el área de consulta externa en ese centro asistencial.

Otras enfermedades mentales que aquejan a los hondureños son los trastornos neuróticos, la sicosis esquizofrénica, sicosis afectiva, sicosis no orgánicas, sicosis orgánica senil y presenil, dependencia de alcohol, retraso mental y dependencia de otras drogas. La proporción fue de  22.67, 18.16, 4.81, 3.7, 1.4, 1.39, 2.0 y 0.58, respectivamente.  

Hospitales como el Centro de Salud San Juan de Dios, en San Pedro Sula, atienden a un promedio de 200 personas a la semana con diferentes problemas de salud mental; los más frecuentes son estrés, ansiedad, depresión, trastorno bipolar y adicciones. Solo en los últimos cuatro años, ellos registraron un promedio de 14,300 atenciones.

Los síntomas del trastorno de ansiedad pueden presentarse de repente o aumentar poco a poco y persistir hasta que la persona empieza a darse cuenta de que no está bien. A veces la ansiedad crea una sensación de fatalidad y aprensión que parece producirse sin ninguna razón. Es habitual en los que sufren de trastorno de ansiedad no saber qué está causando las emociones, preocupaciones y sensaciones que tienen.

Los diferentes trastornos de ansiedad se denominan con nombres que reflejan sus síntomas específicos, por ejemplo:

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Ansiedad generalizada. Este común trastorno de ansiedad hace que una persona se preocupe excesivamente sobre muchas cosas. Alguien con ansiedad generalizada se preocupa excesivamente sobre la escuela, la salud, la seguridad de sus familiares y el futuro. Puede que siempre piense en lo peor que puede ocurrir.
Además de la preocupación y el terror, las personas con ansiedad generalizada tienen síntomas físicos, como dolor en el pecho, dolor de cabeza, cansancio, tensión muscular, dolor de estómago y vómitos. La ansiedad generalizada puede llevar a que una persona falte a la escuela o evite actividades sociales. En la ansiedad generalizada, las preocupaciones se sienten como una carga, haciendo que la vida se viva como algo agobiante o con una sensación de no tener control.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Para una persona con TOC, la ansiedad toma la forma de obsesiones (pensamientos negativos) y compulsiones (acciones para intentar aliviar la ansiedad).

Fobias. Son temores intensos a situaciones específicas o a cosas que no son realmente peligrosas, como las alturas, los perros o caerse en un avión. Las fobias normalmente hacen que las personas eviten las cosas que le provocan miedo.

Fobia social (ansiedad social). Esta intensa ansiedad se desencadena por situaciones sociales o por hablar delante de otros. Una forma extrema llamada mutismo selectivo provoca que los niños y los adolescentes tengan demasiado miedo como para hablar en ciertas situaciones.

Crisis de angustia. Estos episodios de ansiedad pueden ocurrir sin una razón aparente. Una persona que sufre una crisis de angustia tiene síntomas físicos repentinos e intensos que pueden incluir palpitaciones, sensación de ahogo o falta de aliento, mareo, entumecimiento o sensación de hormigueo causados por una hiperactividad de las respuestas normales del organismo ante el miedo. La agorafobia es un intenso miedo a los ataques de pánico que hace que la persona evite ir a cualquier lugar donde sea posible que sufra un ataque de pánico.

Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Este tipo de trastorno de ansiedad es consecuencia de una experiencia del pasado traumática o aterradora. Los síntomas incluyen recurrencia de recuerdos de la experiencia, pesadillas y temor constante después del acontecimiento.

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Las cifras

Las estadísticas revelan que al año aumenta un diez por ciento  la cantidad de personas que buscan ayuda profesional por algún tipo de trastorno mental, lo que lleva a los expertos a estimar que en cinco años podría duplicarse el número de sampedranos con enfermedades mentales.

Algunos factores detonantes se respaldan en situaciones como  vivir en una sociedad cada vez más acelerada, con mayores exigencias y con menos espacios de esparcimiento.

Hay algo cierto: los altos niveles de estrés y ansiedad en los ciudadanos son alarmantes para los expertos porque esto desencadena la debilidad genética de cada ser y, en consecuencia, habrá más enfermedades cardiovasculares porque las personas ansiosas tienden a comer en exceso, lo que incrementará el número de hondureños con diabetes y cáncer. Además una sociedad estresada es sinónimo de violencia, descontrol, falta de sueño y poca tolerancia.

La situación que vivimos en Honduras no es fácil; sin embargo, debemos intentar ser pacientes y mantenernos positivos. Puede que tardemos un tiempo en sentirnos mejor y en encontrar el valor para enfrentar nuestros miedos provocados por la crisis política y económica que hoy se ha agudizado. Quizá, dejar de  lado la preocupación, para darle paso a pensamientos positivos, nos  dejará más espacio para que experimentemos  mayor tranquilidad y, por qué no, hasta un poco de  diversión en nuestro entorno.

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