Tegucigalpa, Honduras – La incertidumbre y la crisis política se profundizan en Honduras a raíz de unos resultados electorales presidenciales, extremadamente ajustados, subsecuentes denuncias de fraude y falta de reconocimiento por parte del partido en el poder.
En un reciente foro de diálogo, Gabriela Blen, de la Articulación Ciudadana por la Transparencia y la Justicia (ACTJ), y Débora Ullmer, directora regional de programas para América Latina y el Caribe del Instituto Nacional Demócrata (NDI), analizaron los desafíos que enfrenta la democracia hondureña.
OBSERVACIÓN Y RESULTADOS DEL NDI: UNA CONTIENDA SIN GANADOR DECLARADO
Débora Ullmer, quien posee una amplia trayectoria en la región y experiencia en Honduras, detalló el papel de la organización no gubernamental NDI, enfocada en promover la democracia. El NDI actuó como observador internacional y como acompañante técnico de la observación ciudadana nacional, apoyando a redes como Red H y RDD.
El NDI aplicó la metodología de Conteo Rápido (PRVT) para observar la integridad del proceso de votación y conteo. Su análisis, basado en una muestra de 1,007 JRVs (Juntas Receptoras de Votos) a lo largo del país, arrojó un resultado crucial: “en el rango de nuestra margen de error, que es más o menos uno por ciento, no pudimos decir hoy en día que hubo o hay un ganador“.
Ullmer enfatizó que, si bien la muestra descartó el triunfo del partido en el gobierno, las estimaciones entre los candidatos Salvador Nasralla y Nasry Ásfura son “demasiado cercanas, demasiado estrechas, para decir con certeza quién gana”. La funcionaria del NDI destacó que el margen de diferencia es de apenas 1.32%, lo que, sumado a la existencia de más de 2,700 actas con inconsistencias (que representan más de 500,000 votos), obliga a un proceso de revisión meticuloso, ya que “realmente cada voto cuenta“.
EL FRACASO DEL TREP Y LA DEMANDA DE UN CONTEO MANUAL
La crisis de confianza se centra en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), que, según Ullmer, “nunca ha funcionado” en las últimas tres elecciones de Honduras. Ullmer atribuyó esta falla no solo a la compañía proveedora, sino también a la actuación de los propios consejeros electorales que firmaron el contrato “muy tarde y con muy poco tiempo para revisar el sistema”.
Ante el bloqueo y la desconfianza, Gabriela Blen urgió a un cambio radical para recuperar la credibilidad: realizar un conteo acta por acta, digitalizado de manera manual, y habilitar una plataforma donde los partidos políticos puedan subir las copias de sus propias actas para la verificación cruzada.
Débora Ullmer respaldó esta propuesta como la única vía para generar legitimidad: “Creo que manual, old school, acta por acta, es la manera de hacerlo“. La experta lamentó que la desinformación y la desconfianza en la tecnología están llevando al país a este método, pero sostuvo que es esencial hacerlo con una comisión que incluya a los dos candidatos y la observación internacional y nacional.
LA NECESIDAD IMPERIOSA DE LA SEGUNDA VUELTA
Tanto Blen como Ullmer, coincidieron en que la actual crisis es la consecuencia directa de la falta de reformas electorales profundas.
Gabriela Blen lanzó un llamado urgente a la ciudadanía: “Tenemos que exigir la segunda vuelta electoral ahora mismo”. Argumentó que, con tres fuerzas políticas reales en disputa, la no implementación del balotaje ha creado la actual situación.
Ullmer fue enfática sobre la inviabilidad de un gobierno electo por una minoría: “¿Cómo es posible que van a tener un presidente con menos del 50% del voto?“. Señaló que el próximo presidente contará con alrededor del 40% de los votos, lo que “va a poner cuesta arriba cualquier gobernabilidad que pueda haber en los próximos cuatro años”.
Entre las reformas esenciales, Ullmer también destacó la necesidad de la ciudadanización de las mesas de votación, un proceso en el que los oficiales de mesa son seleccionados y capacitados entre ciudadanos, en lugar de ser politizados.
ALERTA POR EL ROMPIMIENTO CONSTITUCIONAL Y EL PAPEL DE LA OEA
La máxima preocupación se centra en la postura del oficialismo. Blen señaló que el Congreso Nacional y la candidata perdedora del partido en el poder se han negado a reconocer las elecciones y han instruido a sus ministros a no facilitar la transición de mando.
Ullmer calificó las declaraciones de los diferentes poderes del Estado como “muy graves, muy preocupantes”. Recordó las alertas previas del NDI sobre la falta de independencia electoral y las intervenciones indebidas de organismos de Estado como las Fuerzas Armadas y el Ministerio Público, y advirtió que la negación a una transición pacífica podría tomar “décadas para recuperar su país”.
En este contexto, la Organización de Estados Americanos (OEA) emerge como un actor clave. La OEA ya hizo un llamado al orden constitucional y ha convocado una sesión del Consejo Permanente. Ullmer anticipó que la OEA podría actuar, recordando que en 2009 Honduras fue expulsada de la OEA. Óscar Estrada, otro participante en el foro, consultó sobre las posibles acciones, a lo que Ullmer respondió que se podría esperar la aplicación de la Carta Democrática y definitivamente sanciones de Estados Unidos, buscando una presión diplomática para evitar un rompimiento democrático.
Ambas expertas concluyeron con una defensa de la voluntad popular, instando a los hondureños a seguir luchando por la democracia, ya que el pueblo demostró civismo y una vocación por el cambio.
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