Angie Villanueva

La Universidad Católica de Honduras (UNICAH) desarrolló recientemente una sesión de su teleclínica ECHO-CANCERHN, dedicada a fortalecer las competencias del personal de salud en la comunicación efectiva. El tema central fue la transmisión de malas noticias en contextos clínicos, especialmente en el área de la oncología, donde los profesionales enfrentan el reto de comunicar diagnósticos sensibles sin causar un daño emocional mayor.

La encargada de guiar la jornada fue la psicóloga Mildred Tejeda, egresada de la UNICAH con especializaciones en cuidados paliativos, psicología clínica y psicopatología de la nutrición. Durante su intervención, destacó que la comunicación debe ser entendida como una habilidad clínica fundamental. “La manera en que nos comunicamos va a influir mucho en cómo el paciente tome la noticia y cómo el paciente se adhiera o no se adhiera a los tratamientos”, afirmó.

Por otra parte, explicó que no basta con los años de experiencia para dominar esta habilidad. “Quizás podemos tener 20 años ejerciendo, pero eso no significa que el tiempo necesariamente va a hacer que yo sea mejor en comunicar malas noticias”, advirtió. “Para lograr una comunicación que sea muy competente en el área clínica, se requiere entrenamiento en técnicas planificadas y orientadas por valores que estiman una relación más simétrica con el paciente”, añadió.

Durante la conferencia, la especialista presentó el protocolo EPIKE, desarrollado por el oncólogo Robert Buckman, como una herramienta útil para comunicar malas noticias de forma empática y estructurada. Este modelo consta de seis pasos: entorno, percepción, invitación, comunicación, emociones y estrategia con seguimiento.

En cuanto al entorno, la psicóloga subrayó la importancia de contar con un espacio físico y emocional adecuado. “Es importante que busquemos un lugar que sea privado y tranquilo donde la persona pueda recibir esta información, donde haya un mínimo de interrupciones y que el médico verdaderamente se pueda dedicar a dar la mala noticia”, señaló. Asimismo, sugirió que el paciente, si lo desea, esté acompañado de una persona cercana para recibir el diagnóstico.

El segundo paso, según detalló, consiste en explorar la percepción del paciente sobre su estado de salud. “Antes de arrancar con la información, primero nos empapamos de lo que entiende el paciente e intentamos identificar posibles malentendidos”, explicó. La importancia de este paso radica en la adaptación del mensaje según el nivel de compresión del paciente.

El tercer paso del protocolo se refiere a la invitación, es decir, solicitar permiso para compartir la información. Tejeda insistió en que no todos los pacientes quieren saberlo todo, y es fundamental respetar ese límite. “Antes de asumir que el paciente está listo para recibir la palabra cáncer, yo tengo que saber qué tan abierto está para recibir esta información”, enfatizó. “Hay que ir dando la información gradualmente y asegurándonos de que realmente está entendiendo lo que se le está explicando”, agregó.

Una vez que el paciente ha dado su consentimiento, se procede al cuarto paso, la comunicación clara y compasiva. En este punto, la psicóloga recomendó evitar los tecnicismos y utilizar un lenguaje sencillo. “Intentaremos ser directos con la información, pero cuidadosos. No dar rodeos excesivos, llamar las cosas como son, de manera sencilla, pero clara”, recalcó.

El quinto paso corresponde al manejo de las emociones que surgen tras recibir una mala noticia, consiste en validar los sentimientos del paciente y ofrecer contención emocional, de acuerdo a Tejeda, “es importante que demos espacio para que la persona exprese dolor, para que llore, para que se enoje. Darle ese espacio porque lo necesita para poder procesar lo que acaba de recibir”.

El protocolo concluye con la estrategia y el seguimiento, en la sesión la especialista remarcó que no se trata únicamente de entregar una noticia, sino de acompañar al paciente en lo que viene después. “Asegurarle al paciente que no se encuentra solo y dejarle abierta la posibilidad de hacer preguntas, comentarios, todo lo que necesite para comprender y hacerle frente a lo que está viviendo”, apuntó.  

Al finalizar la charla, la psicóloga Mildred Tejeda compartió algunas recomendaciones generales: usar lenguaje coloquial, evitar tecnicismos innecesarios, promover el diálogo y no minimizar el sufrimiento del paciente. “Ser honestos pero compasivos, esto quiere decir ser conscientes de querer aliviar o prevenir el sufrimiento de esta persona, no causarle más”, concluyó.

La jornada, más allá de aportar herramientas clínicas, enseñó que la calidad de la atención médica también se mide en la forma en que se comunica los diagnósticos médicos. En palabras de la propia ponente: “ser un buen profesional, un buen instrumento, es algo fundamental en la comunicación”.

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