Wilson Rogelio Enciso muestra la portada de su más reciente libro titulado; “Momentos idos, Narraciones románticas II”, obra disponible en Amazon y en Autoresdeditores.com. Foto cortesía de Wilson Rogelio.
Tras los saludos protocolarios y las felicitaciones a distancia, vía WhatsApp, que el nicaragüense le presentó al suramericano, los dos entraron en otros temas que tenían en la agenda. Sin embargo, el quisquilloso pensamiento del segundo, por demás esquivo y dado a ocupar su mente en otros asuntos distintos a los que de sus labios solían salir en momentos como aquellos, entró en callada reflexión, sin dejar, en parte, de estar atento a lo que el primero animado le compartía.
«Por lo que dices, mi estimado joven amigo virtual (JAV) de letras; o eso creo que significa, buscas saber o a donde quieres llegar con tu comentario y felicitación por esta nueva publicación repentina y sin aviso previo; sí, ‘Momentos idos’ es la segunda compilación que desempolvo, autoedito y saco a luz. La primera fue en 2017: ‘Amé en silencio, y en silencio muero’, también con 43 narraciones.
Lo de ‘Narraciones románticas’, subtítulo que esta trae y así rotulé la primera compilación, te lo puedes explicar a partir de las definiciones que los diccionarios suelen darles a esas dos palabras. Narración, que viene de Narrar, es Contar, referir lo sucedido, o un hecho o una historia…, que es lo que aquí hago con gestas que viví, supe o me inventé sobre mí, o de pronto de algún conocido o personaje que ideé por ahí. El lapso que abarca ‘Momentos idos’, sin guardar secuencia, vendría a ser desde cuando de mi Chaguaní partí, con el rótulo: ‘El día que me fui’, por allá en noviembre del 68, a la actualidad cuando garabateé precisamente la narración que le da su nombre a este trabajo, junto con ‘Poda de capullos’. En esta hago una descripción de la barbarie, con niños como carne de cañón. Lo de románticas se apega, también, a los diccionarios, en tanto están escritas en una Lengua derivada del latín, como el español…, mero, mero.
No sé si estés enterado, mi JAV, que estas 43 Narraciones románticas habían sido publicadas, casi todas, en Revista Latina NC, medio informativo dirigido por Citlali y Edgar Bernal en la ciudad de Raleith, capital de Carolina del Norte, Estados Unidos, donde cada mes escribo una columna. De igual manera, en mis páginas: Vitrina de libros/Historias cortas, en Escondite Literario Tropical y en wrenciso.com están disponibles para quien a bien tenga leerlas, en particular para los bibliotecarios del mundo a quienes exhorto a unirse a la iniciativa ‘Una novela para cada escuela’. Con esta pretendo, no solo mantener viva la chispa por la lectura en la niñez y la juventud desde el aula de clases, también, insistir en el espíritu por la escritura. Una y otra en vías de extinción, de no hacerse algo ya, ahora… ¡mañana podría ser demasiado tarde!
Retomando mi rumiado hilo inicial sobre tus inquietudes en relación con ‘Momentos idos’, mi querido JAV, los hechos o invenciones aquí agrupados en desorden, reitero, podrían ser cuatro o cinco… Hasta es posible que el lector inquieto encuentre más hebras y caminos entreverados. Algunos podrían ser asociados con mis vivencias, con mis sentires, con mis sueños y promesas, buena parte irresolutas. Igualmente, con la ‘Añoranza natal’ y esa petición …que, al caer la tarde, paisanos míos mis versos carguen… o en esta otra: Que al final de los adioses del olvido alguien disperse por doquiera mis cenizas.
Otra hilada podría agrupar aquellos sentires inherentes al terruño, a la familia, así como a varias personas encontradas en mi camino con ciertas gracias y sensibilidad poética, cada vez más escazas. Por citar solo algunas de varias partes del orbe: Ester Abreu Vieira de Oliveira, de Espírito Santo, Brasil, María Teresa Casas Figueroa, del Cauca, Colombia, Irene Doura-Kadavia, de Atenas, Grecia, Carmen Julia Chiguazuque de Jiménez, de Chaguaní, Colombia y José Luis Ortiz Güel, de Zaragoza, España. Estos últimos, te cuento, JAV, escribieron el prefacio y la reseña introductoria de esta compilación.
La temática inherente a la nostalgia social, desde luego, no solo está presente en ‘Momentos idos, Narraciones románticas II’. De esta enjundia están untadas todas mis historias publicadas e inéditas… algunas de las frescas creo que de pronto no alcance a publicarlas antes de partir a lontananza, Joven Amigo Virtual de letras. Por lo tanto, como te lo he participado e invitado a, si a bien tienes y tiempo te dejan tus proyectos magistrales, encargarte de esto… o a envainarte con semejante manda. Entendería, como hasta ahora, que quieras hacerle el quite a esa mula resabiada con semejante lastre literario al lomo, rumbo al trapiche… tú me entiendes.
El hilo de nostalgia social del que ya sabes, se asoma y lacera la introspección del lector en casi todas estas narraciones, pero en especial en ‘Elegía social’ y desde su primer párrafo: Hasta hace poco solía imaginarme, deseaba o, tal vez, mantenía una brizna de esperanza de que por fin el intelecto del que se precia supremo entre las especies se pusiera íntegramente al servicio y a favor de la humanidad… y no en su contra, como casi siempre ocurre, al menos desde cuando hay memoria histórica.; con un final que cuaja la sangre: …Modelo de vida como los niños la idealizan a los siete años al despuntarles el alba en sus impolutas mentes, antes de comenzar a entender por completo y develar tantas cosas oscuras que los aguarda en este convulso mundo al llegar a ser adultos.
Como lo hemos hablado varias veces a la distancia, gracias a esa ambigua herramienta tecnológica de la Internet, mi afán por garrapatear las cosas que veo, me imagino, me cuentan algunos a medias tintas o leo en los escurridizos lenguajes corporales de otros tantos, solo tiene un objetivo: Dejar constancia escrita para las próximas generaciones, ¡de haberlas!, sobre la manera como pensaba y actuaba la gente de mi época, la de finales del siglo XX: el de la ignominia, y primeras décadas del XXI: el de la precariedad global. Sí, mi JAV, escribo estos sucesos para evitarles el olvido y la sepultura fría y gris en los volúmenes de la manipulada historia de los vencedores de la debacle… ¡de haberlos! Ojalá los que sobrevivan, aunque me huele que caso omiso harán, eviten repetir tan funesta historia en unos cuantos lustros.
Una vez más te agradezco, don Carlos Javier Jarquín, por la confianza, apoyo y la difusión del rupestre producto de mi agropecuaria labor de escritor… sin pretenderlo ser, aunque parezca. En cuanto a la manda aquella en relación con lo que no alcance a publicar mientras aire fluya por mis pulmones, si algún día te la hechas al hombro, te doy las gracias por anticipado. De no poderlo o quererlo hacer, ¡nada de nervios, mi querido JAV!, sabes que lo entenderé, doquiera esté para entonces…».
En ese momento, sin precisar la mayor parte de lo que el centroamericano le comentó durante aquella larga llamada dominguera, la atención del suramericano entró de nuevo a escena por completo. Ya tenía material para el video y la reseña promocional de su reciente publicación que aquel le dijo al comienzo que hiciera para difundirlos en sus canales y medios alrededor del mundo.

Libro disponible en Amazon y en Autoresdeditores.com. Foto cortesía de Wilson Rogelio.
En el siguiente vídeo de YouTube, leo un fragmento de este artículo: https://youtu.be/vtyYXxWPw5s?si=yBUjr9zLpm-DQsDV
Sobre el autor:
- Wilson Rogelio Enciso (Colombia, 1958). Autor de 15 novelas, 6 publicadas de varias compilaciones de narraciones y relatos. Es gestor de la iniciativa “Una novela para cada escuela”. Premio Internacional del Libro Latino (ILBA), 2° puesto, 2019. Séptimo Premio MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2019 y mención especial en MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2020. Wilson, es coautor de la antología CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA, Volumen I, compilación de Carlos Javier Jarquín, (H.C EDITORES, Costa Rica, 2023).
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