Por: Carlos Méndez

Pocas veces se habla en el país acerca del autoritarismo y cómo este afecta la vida de los seres humanos y países enteros.

Theodor Adorno, filósofo alemán que vivió de cerca, la barbarie del fascismo alemán fue uno de los primeros en abordar este asunto en su obra “La Personalidad Autoritaria” en donde entre otras cosas advierte que “ciertos individuos presentan una predisposición psicológica a favor de estructuras sociales con fuerte autoridad, mostrando rigidez mental, conformidad, prejuicios e intolerancia hacia quienes son diferentes. El filósofo buscó entender las bases psicológicas para comprender el prejuicio y la susceptibilidad de las personas a ideologías antidemocráticas, o antihumanistas «.

Una persona no nace siendo autoritaria, sino que se adquiere como un patrón de actitudes y comportamientos. Una persona autoritaria se forma en su proceso de vida a través de distintos formatos educativos: La de mayor impacto se da en el seno de los propios hogares con arraigo machista. Y se expresa a través de un alto control de los padres machistas y escasa comunicación, mucho controlobediencia absoluta y que a la larga genera en la niñez y futuros adultos, baja autoestima y por supuesto con el lastre de repetir- cultivar, dichos patrones dominantes autoritarios y que tendrá incidencia nociva en las familias hasta penetrar como “valor cultural o modelo  en distintos segmentos poblacionales.

En la vida cotidiana y política, el autoritarismo se refleja a través de personas resistentes a los cambios sociales y políticos; son mandonas, dominantes, agresivas, dogmáticas, y tendientes a minimizar y discriminar a las personas por cuestión de género, raza, religión, e incluso podrían ser violentas con l@s demás.

El autoritarismo no conoce de colores políticos, raza, religión, ni credo político; podría estar presente tanto en personas individuales, hombres y mujeres, individuales o en proyectos políticos progresistas como de   derechas. En ambos casos, el autoritarismo es profundamente ultraconservador, le pongan el chonguito que quieran ponerle. El autoritarismo es tan perjudicial en los partidos progresistas como en los de derechas;  y podría hacer acto de presencia en el más humilde patronato de caserío o barrio, en el alcalde corrupto que busca mil mañas para reelegirse,  hasta en la junta de agua cuyos dirigentes no son capaces en apariencia, “de no matar ni una mosca” pero actúan con acciones anti comunitarias y hasta con la complicidad silenciosa de las comunidades desorganizadas e inconsciente de sus deberes y derechos ciudadanos.

En estas Honduras si Ud. se pone atento encontrará actitudes pro autoritarias en el presente contexto electorero.   

Hoy, a poca distancia del 30 de noviembre, en la que 6.7 millones de personas estamos convocados a Elecciones Generales, la ciudadanía organizada u organizaciones responsables celosas del tema,  debería monitorear el quehacer político de los partidos y sus líderes desbocados en plena campaña electoral, para medio entender con que qué tipo de “liderazgos” nos estamos topando Con un poco de “agudeza mental” seguramente encontraremos tras los discursos y lemas de campaña o estribillos , a personajes de alto perfil que buscan inclusive ocupar el cargo de mas alto honor a la que puede aspirar una persona y que abiertamente o encubierta nos muestran el hedor a kilómetros, de sus actitudes autoritarias.

En un mundo polarizado como el que vivimos en donde las pautas económicas, sociales, políticas y culturales las impone EEUU, no es extraño que, por Europa, y otros continentes se siga en forma de peste una tendencia ideológica en donde el objetivo es desmantelar la democracia ya de por si, enclenque, impulsando gobiernos de corte fascistoide y autoritarios al estilo y gusto de criaturas indeseables con el perfil de Milei, Bolsonaro y el propio Trump. Este último es un nefasto y vivo ejemplo de lo que decimos.

La humanidad retrocede. Y en estas honduras en que “estamos todos nosotros ustedes jodidos”, no faltaba más, no solo se asume y copia el patrón domesticado ideológico de la Casa Blanca sino también hasta las imposturas gestuales o físicas del nuevo autoritario global. (ver diputados en sus spots publicitarios, haciendo el  bailadito del chele rojizo  del norte).

A principios de año, un candidato presidencial del bipartidismo salió a las calles de Tegucigalpa con todo y su esposa para celebrar como si hubiese sido su propio triunfo, la llegada a la Casa Blanca del señor naranja.  Este politiquero menosprecia la inteligencia del propio pueblo y le vale un carajo lo que piense la comunidad internacional que le observa entre la duda y la sorpresa. Por eso no ha de importarle nada al susodicho personaje, un informe que dio a conocer a conocer el Real Instituto El Cano, (Madrid, España), una organización no gubernamental sin fines de lucro dedicado a Estudios Internacionales y Estratégicos. El Cano revela que, efectivamente en el caso de Honduras “algunas candidaturas son descritas con actitudes autoritarias y sin ambages pone como ejemplo al señor que, a principios de este año, le dio por festejar el triunfo de Trump. A este innombrable, El Cano Instituto, le señala de poseer “tendencias demagógicas y polarizantes”. De ganar la Presidencia, acota, “podría generar conflictos con otros poderes del Estado (ver o indagar en  buzon@rielcano.org).

Un amague, o dibujo, exclamó un chino, vale más que mil palabras o discursos.  Repare por si acaso ¿qué hay detrás del disparate de un cachureco ¡impuesto en la DC como figura presidencial, que habla de su “patriótica” iniciativa de anexar Honduras a Estados Unidos! (¿?). ¿No le parece a Ud. que en este irrespeto, hay algo más que una caricatura autoritaria solapada de mal gusto y que nos recuerda los deseos trastornados del señor Naranja, al querer “anexar Canadá y Groenlandia a Estados Unidos o tomar por la fuerza el canal de Panamá?

 Ante este fenómeno, organizaciones de la Sociedad civil hondureña que dicen ocuparse del tema por la Democracia y el Desarrollo, están obligadas a incorporar en su línea programática, propuestas educativas y comunicativas para la construcción de ciudadanía que coadyuve a combatir el analfabetismo político imperante en todos los sectores de la sociedad hondureña, pero sobre todo en la mayoría de la población pobre manipulada por   los medios de difusión masiva en manos de poderes facticos que controlan gobiernos y que  son dueños hasta de partidos políticos.

Se sugiere implementar acciones pedagógicas sistemáticas desde lo local comunitario, regionalmente, hasta lograr cobertura nacional con temas como Democracia y liderazgos en el EstadoEl autoritarismo en el seno familiar etc.

No hay que esperar a que se aproximen elecciones generales y ninguna campaña electoral para impulsar este tipo de iniciativas generosas, porque además de patriótico es una necesidad humana de país. 

A la gente seria y responsable que se ocupa de llevar a cabo este tipo de proyectos debe tomar este tipo de iniciativas con suma disciplina y responsabilidad, retomando propuestas participativas con Metodologías de Educación Popular.

 Ahora bien: En estas organizaciones de sociedad civil ¿Hay voluntad y decisión política para esto o indiferencia cómplice para que la gente continúe con su analfabetismo político?

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