Doctor HORACIO ULISES BARRIOS SOLANO, Premio Nacional de Ciencia “JOSÉ CECILIO DEL VALLE”

[1]“Mucho de lo que como comunidad sabemos es gracias al legado preservado y divulgado por los historiadores. La existencia de personas, la coexistencia de obras, la voz de los documentos y la sucesión de hechos lejanos en el tiempo y la geografía igual que los cercanos en el espacio pero de épocas distantes nos son accesibles gracias al hurgar de los historiadores

Son los historiadores quienes exploran en biografías, relaciones sociales, documentos y hechos varios; ellos nos facilitan el acercamiento, o bien la posibilidad de atraer hasta nuestra conciencia aquello que llamamos pasado y que a veces es interesante para nuestra individualidad; a veces es de interés para nuestra comunidad. Pero a algunos historiadores les gusta llamarse cronistas. Por qué.

La crónica se puede considerar subgénero literario. Puede serlo cuando la practican escritores con atildamiento de la forma. También existe la crónica puramente periodística. Es cuando los hechos son narrados sin preocupación estética. Hablar de ello no viene al caso. Pero reiteremos, cosa rara pero explicable, que a muchos historiadores les gusta llamarse cronistas, aunque sus textos sean de historia.

Al empezar a navegar por las corrientes de la literatura uno se puede encontrar las crónicas de Guillermo Prieto sobre la invasión norteamericana de 1847; las “Crónicas de la semana”, donde Ignacio Manuel Altamirano refleja la sociedad de la ciudad de México en el siglo XIX; las de Manuel Gutiérrez Nájera sobre la vida en la capital a finales del mismo siglo y principios del XX.

Ese tipo de crónicas, el practicado por escritores de conspicua vida literaria es el que durante mucho tiempo venía a mi mente cuando escuchaba la palabra “crónica” referida a textos escritos (porque existe la crónica oral que se practica sobre todo en los deportes). Pero en el decenio de los años ochenta del siglo XX la realidad lagunera me enseñó que quienes aquí redactaban historia son cronistas.

Me renació entonces la curiosidad por la dualidad historiador-cronista. Digo me renació porque me había atrapado antes cuando escuché que escribían crónica Salvador Novo, Ricardo Garibay, Vicente Leñero, Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco, José Emilio Pacheco, es decir, prestigiados escritores famosos como autores de poesía, novela, obras de teatro, cuentos, ensayo. No eran, pues, historiadores.

Por el mismo tiempo eran reconocidos como historiadores Silvio Zavala, Josefina Vázquez, Miguel-León Portilla, Daniel Moreno, Luis González y González, Carlos Valadez, Gastón García Cantú -por mencionar sólo algunos- y no pocos extranjeros que se remontaron a la Revolución Mexicana y al México prehispánico para escribir acerca de ellos. En fin que Guillermo Prieto hizo crónica de la invasión norteamericana cuando la atmósfera de la ciudad de México olía a pólvora y aún se oía al pueblo gritar contra los gringos invasores; Novo crónico la vida en la capital en tanto la vivía. La crónica de estos escritores que menciono como ejemplo surgió del momento, del acontecer inmediato. La crónica es el relato de lo inmediato. Es lástima que nosotros carezcamos de cronistas aunque tengamos muchos y buenos historiadores. Creo que los laguneros habríamos leído con fruición crónicas de las recientes avenidas del río, de los días aciagos en que la comarca fue campo de batalla de la delincuencia, de las conmemoraciones de la toma de Torreón, de la desaparición de la anterior presidencia municipal, de la edificación de la nueva y, ahora, del fragoroso renacer de la vida nocturna”.

Como estamos desarrollando el tema historiadores y/o cronistas dilectos ciberlectores le

relataré una conversación con el otrora Embajador México en Honduras el Doctor VÍCTOR HUGO MORALES,  du un Programa Televisivo un 11 de noviembre 2015 (hoy por hoy, en el Perú) informándome a los televidentes que el corrido mexicano era nada más ni nada menos que “Crónicas de la Revolución” naciendo en la época de la Independencia y se utilizó mucho en la Revolución Mexicana para relatar los acontecimientos acaecidos 24 horas atrás en los campos de batalla y que era cantado en las “cantinas y plazas públicas”, coligiendo que no es lo mismo que “Historias de la Revolución”. El corrido es músicas épicas, narra hazañas de combates personal o en grupos, el cual se le rinde homenaje denominándolos “corridos”. Los corridos sobre los personajes como: Zapata, Ricardo Flores Mogón, Benito Juárez, Porfirio Díaz etc. por lo general  están escrito en octosílabo y cuartetos narró sucesos importantes desde el punto de vista del autor. Este aparte de ser popular genera y afirma una identidad, en este caso la nacional. Fue compuesta desde la época de los españoles, en la edad media; en esos tiempos tomaban muy en cuenta la valentía y el honor. Estos corridos son productos históricos que entonaron en su momento los colonizadores españoles. Siempre narran corridos sobre los acontecimientos que suceden en su entorno. Su finalidad siempre es la narración de la historia de un pueblo. Contexto social. Al relatar los corridos los hacían de una manera burlesca, de tragedia o solo contaban sus aventuras. En ese tiempo si se deja de contar, se pierde o desaparece, por lo que se plasmaban en hojas y los ornamentaban con varios grabados. Estos grabados se cambiaban en la época del trueque, es por eso, que ésta fue la primera forma de comunicación que tenían aquellas épocas revolucionarias. Eran cantados en reuniones donde las regiones siempre convivían, los realizaban como una fiesta, pero para ellos los corridos mexicanos son más que una fiesta. ¿Qué tipo de discurso se puede apreciar en la letra? Es el carácter épico, califica al corrido como tal, en el autor predomina la subjetividad. El corrido mexicano es de género popular literario y musical.

Son los historiadores quienes exploran en biografías, relaciones sociales, documentos y hechos varios; ellos nos facilitan el acercamiento, o bien la posibilidad de atraer hasta nuestra conciencia aquello que llamamos pasado y que a veces es interesante para nuestra individualidad; a veces es de interés para nuestra comunidad. Pero a algunos historiadores les gusta llamarse cronistas. Por qué.


[1]https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1288230.historiadores-y-cronistas.html

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