“Visibilizar a las mujeres es visibilizar también los abusos que se cometen contra ellas”

Por Lourdes Ramírez / Para En Alta Voz

Observamos como en repetidas ocasiones la mujer hondureña es víctima de violencia de género y se repiten las historias de mujeres abusadas sexualmente, torturadas y asesinadas con saña, mujeres que sus parejas las han quemado vivas, cercenado partes de su cuerpo o dejado cicatrices en su rostro, mientras tanto la colectividad guarda silencio y las instituciones operadoras de justicia poco o nada hacen para disminuir los hechos violentos y aplicar todo el peso de la Ley a los victimarios, por el contrario tanto las autoridades como los medios de comunicación se enfocan en las victimas y no en señalar a los victimarios, justificando la violencia en la mayoría de los casos. El Observatorio de la Violencia reporta 236 muertes violentas de mujeres en 2017, pero para las organizaciones de mujeres, la cifra superó las 400 víctimas.

“Lo Personal es Político” Betty Friedan

¿Qué se puede hacer ante el incremento de la violencia contra la mujer en Honduras?

Para la experta colombiana Rossana Morales Ferrera, la violencia contra la mujer es un tema de interés público. Es importante trabajar en dos niveles, tanto en un nivel más amplio, macro social y meso social, en el cual se trabaje con las representaciones sociales que existen acerca de la violencia al interior de las familias, muchas veces se piensa que es un problema interno “doméstico” y entonces las personas, los vecinos  y la gente en la calle que observa este tipo de situaciones de maltrato, creen que se están metiendo en un asunto privado y parte de lo que  hay que trabajar, es en des-privatizar la violencia que ocurre al interior de las familias, este no es asunto privado, es una cuestión que nos concierne a todos y hay una co-responsabilidad en la sociedad de seguir permitiendo y normalizando estas situaciones de ultraje.

¿Qué factores deben ser considerados para romper el ciclo de la violencia?

La violencia contra la mujer no es normal, se tiene que re educar a las nuevas generaciones, esto se puede trabajar a nivel más amplio, en los medios de comunicación en diferentes campañas al respecto, se puede trabajar al interior de las escuelas, con los padres y madres de familia, con los niños, las niñas y las jóvenes, para que empiecen a cuestionar este tipo de representaciones que normalizan la violencia, la sumisión de las mujeres, la dificultad para tomar decisiones sobre sí mismas y sus cuerpos, la libertad para elegir a sus parejas y en casos de maltrato decir “hasta aquí”.

La violencia contra la mujer no es asunto de ignorancia o conocimiento sino de auto estima y dependencia emocional.

Es muy importante trabajar en grupos pequeños y a nivel individual porque muchas veces estos casos suceden por una situación de dependencia emocional, no necesariamente de desconocimiento, porque estos problemas ocurren también en mujeres profesionales, formadas, capacitadas y que , a pesar que tienen toda la información sobre las rutas de acceso a la justicia, para denunciar los casos de humillación a los que están sometidas, no acuden a ellos, por dependencias emocionales , económicas o por temores muy profundos que es importante trabajarlos, ya sea a nivel privado , a nivel individual o en grupos de mujeres, en los que es necesario escuchar que otras viven lo mismo y algunas han podido hablar al respecto y sin temor, porque muchas veces da vergüenza y se sienten culpables, porque el discurso que maneja el hombre, en este caso el sujeto agresor es; “es que tú me haces enojar”, “la culpa es tuya”, “para qué te vestiste así”, “si tú sabes que no me gusta que salgas con tus amigas, para qué saliste con ellas”, entonces la culpa hace que entren en un estado de confusión y no sepan verdaderamente si la responsabilidad es de ellas o no y justifican los comportamientos de su pareja, porque después vienen escenas de arrepentimientos, de llorar y de obsequiar regalos.

“Ella se lo buscó” es uno de los mitos con el que muchas veces las versiones oficiales dicen que si mataron a una mujer fue “porque andaba en la calle”, porque “vendía drogas” o se encontraba con las personas equivocadas. De esta forma las autoridades se ahorran la investigación y envían un mensaje de: “esto no le pasará a usted”.

Otros de los mitos reiterativos indican que “la violencia de género sólo ocurre en los barrios marginales”, cuando la realidad es que la situación se repite cada vez más en la clase media y alta. De hecho, un informe publicado por la Organización Panamericana de la Salud basado en entrevistas con mujeres de 12 países de América Latina, entre ellos: Guatemala, El Salvador y Honduras, muestran que la prevalencia de intimidación por parte de la pareja era más alta entre las mujeres de los segmentos intermedios de riqueza, no entre los más pobres.

https://www.elespectador.com/noticias/elmundo/los-mitos-los-justifican-los-feminicidios-el-triangulo-articulo-586290

El síndrome de la mujer maltratada, un ciclo que se repite

Es un ciclo de la violencia y se vuelve en un síndrome de la mujer maltratada, que genera toda esta dependencia, con temor, culpa y cada vez con menos posibilidades de salir de esa situación, entonces, por eso, no solo sería trabajar a nivel macro social y meso social, sino a nivel más pequeño, micro, en el caso de cada mujer, que no mantenga una situación que para ella no le está generando ningún bienestar, ni físico ni emocional.

 

El papel de los medios de comunicación, ¿Cuál debe ser?

El papel de los medios de comunicación es súper importante porque en la medida de éstos normalicen la violencia, justificando y  diciendo “esto pasó para que muriera”, no dicen que fuera asesinada,  sino “muriera”,  entonces quita la responsabilidad del agresor, los medios es muy importante que señalen que aquí hay un responsable, que no es que haya confusión en quien es responsable y que “alguna causa haría ella”, incluso si hubiera causas de infidelidad, no justifica el asesinato de una mujer, ni ningún tipo de tortura o agresión física.  

En Colombia se ha vuelto muy común las agresiones con químicos, algunas mujeres han sido quemadas con este tipo de tortura, y se aprobó una Ley en ese país aumentando las penas para las personas que son agresoras.

No se debe buscar razones o motivos para justificar la violencia contra las mujeres

Nada justifica la violencia, porque la decisión de separarse está a la vista, hay miles de alternativas no violentas para lograr una separación, entonces los medios tienen que denunciar, denunciarlo y mostrar las causas sin justificar este delito, tienen que demostrar el aumento en éste tipo de casos y hacer presión también para que se incrementen las penas. Hay impunidad en éstos casos y los medios de comunicación actúan como que nada pasa.

 

En Honduras

Entre un 90% y 98% de impunidad prevalece en las muertes violentas de las mujeres, esto es decepcionante e inadmisible. Es importante que se haga presión desde los medios de comunicación y desde las organizaciones femeninas, asimismo de las ligas campesinas, centrales obreras, universidades y demás instituciones defensoras de derechos humanos y la sociedad en general debe rechazar los hechos violentos y exigir justicia, es inconcebible, que tanto los operadores jurídicos, así como el mismo sistema médico justifiquen lo que pase. Hay mujeres víctimas de ultraje sexual y si es el marido dice, “ah, pero si es el marido”, nada justifica, aunque sea el marido que exista violencia sexual.

https://criterio.hn/2017/07/03/90-los-feminicidios-honduras-estan-engavetados-ministerio-publico/

 

Se culpa a la mujer por “su forma de vestir” y “por andar en la calle”, como si el hogar fuera más seguro.

Se acusa a la mujer de provocar la agresión, señalamientos contra las mujeres, estereotipos de género, son comunes en nuestros países latinoamericanos, sucede en muchas naciones, son el tipo de frases que se escuchan, que van normalizando y justificando la violencia contra las mujeres, nada justifica el maltrato y menos el femicidio.

Los estereotipos son representaciones sociales que son susceptibles de trabajarse de una manera lenta, pero hay que generar cuestionamientos a partir de ellos.

Es fundamental un trabajo articulado que involucre tanto al sistema educativo, como a los sectores: salud, seguridad y jurídico, etc., de todas las organizaciones sociales, tomando en cuenta la educación en el hogar. Si el sistema educativo no sigue transformando la forma en que son educadas las nuevas generaciones de niños y niñas, se van a seguir manteniendo estos estereotipos de género.

Es básico que, en las escuelas, desde los primeros años en edad escolar, se rompan esos estereotipos de género, de que la mamá es la que se queda en casa, la que hace los oficios domésticos y el papá quien toma las decisiones, eso ocurre en la actualidad. No es “yo le ayudé a tu mamá a limpiar el piso”, no se trata de eso, todos cuidamos del espacio que es de todos,  todos estos estereotipos de género hacen que se sostengan y normalicen las prácticas de esas situaciones de violencia, entonces hay que des normalizar esos estereotipos, cuestionarlos ayuda a que poco a poco se vayan transformando esas prácticas, que son las que sostienen esas situaciones de anormalidad.

Las etiquetas con que se ataca a la mujer

En el estudio realizado por Gabriela García, psicóloga argentina con maestría en traumatología, en un Abordaje Psicosocial de Acompañamiento entre Mujeres; Las etiquetas de “loca”, “histérica”, “enferma mental”, han sido ampliamente utilizadas como términos descalificadores para generar y garantizar el control social y la discriminación contra las mujeres y mantener las relaciones desiguales de poder.

Este fenómeno no sólo afecta a la mujer en su subjetividad, sino que deja huella en su entorno afectivo, familiar y laboral de manera directa, disminuyendo considerablemente su calidad de vida. El desconocimiento de las repercusiones emocionales que este problema tiene para el alma deja a las mujeres expuestas a su dolor, aisladas de su entorno, convencidas de que “algo no está bien en ellas”, sintiéndose “enfermas”, libradas a una suerte de “auto patologización”.

¿Cómo puede enfrentar la familia el duelo por muertes violentas?

Es muy fuerte, yo creo que, si pueden tener acompañamiento especializado o de otras personas, que han sufrido estas situaciones similares, ayuda muchísimo, sentir que no están solos o solas en esto, se culpa a la familia, “por qué no me di cuenta”, “por qué no hice esto antes” , y aquí el único responsable es el que agredió a la mujer, entonces es fundamental; primero disminuir la culpa y todas esas narrativas auto acusadoras, cuestionarlas, porque eso hace que el duelo sea más difícil, ayuda; acompañar en todo el proceso de denuncia y de defensa de los derechos de las personas asesinadas, la búsqueda de la verdad, combatir la impunidad, defender y nunca desestimar la denuncia, por miedo, o decir erróneamente , “para qué si no se va a lograr nada”, NO , hay que mantener la denuncia hasta el final.

*Rossana Morales Ferrera /Psicóloga, maestría en Intervención Social y sicoterapia gestáltica, consultora en organizaciones internacionales.

“Dado que los problemas de toda mujer se producen en parte debido a la naturaleza del hecho de que ser mujer en ésta cultura, que nos programa para poner en primer lugar las necesidades de los demás, necesitamos hacer cambios radicales en nuestra mente y nuestra vida para sanarnos y mantener nuestra buena salud”.

“Enseñar a las mujeres que sus heridas físicas, psíquicas y espirituales forman parte de una herida cultural mayor que nos afecta directamente a todas”

Christiane Northrup

 

 

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