El lunes 11 de diciembre, de forma sorpresiva, Casa Presidencial anunció en su cuenta X que la presidenta Xiomara Castro había «oficializado» el nombramiento de José Jorge Fortín como subsecretario de Defensa, en sustitución del coronel Elías Melgar Urbina, quien hasta este nueva designación se mantuvo como segundo al mando en esa oficina ministerial. Durante las últimas semanas, los periodistas encargados de esta investigación preguntaron por la situación de Melgar Urbina, pero hubo pocas respuestas. De hecho, constatamos que Melgar seguía siendo subsecretario en agosto de 2023, y que la supuesta renuncia verbal que él había interpuesto tras la masacre en la cárcel de Támara nunca fue efectiva. Cuando el gobierno anunció la destitución, solo faltaban 48 horas para publicar esta investigación que hoy adelantamos por la sorpresiva decisión. Esta madeja la empezamos a desenredar en marzo de 2022 al iniciar la pista de los cerebros de la extorsión y decidimos seguir documentando el caso en marzo de 2023 con un equipo de periodistas en distintos países.

Diseño de investigación: Jared Olson, Estados Unidos | Wendy Funes, Honduras | Héctor Silva, El Salvador | *Reporteo y redacción: Wendy Funes y Jared Olson | *Edición: Héctor Silva Ávalos | 

Esta es una investigación transnacional pues hubo reuniones con diversas fuentes en diferentes países entre marzo y diciembre de 2023.

Un trabajo difundido por: Infobae, Argentina | Prensa Comunitaria, Guatemala | Criterio.hn, Reportar sin Miedo, Diario en Altavoz, Contracorriente, Honduras 

La matanza de mujeres en la cárcel de Támara fue parte de un complot armado por militares para forzar el relevo de las autoridades de seguridad pública en el gobierno hondureño. Elías Melgar, un coronel señalado por nexos con escuadrones de la muerte, es uno de los implicados.

Un reportaje de Reporteros de Investigación*

El narco nunca se fue de Honduras: ¿Cómo un oficial corrupto del ejército mantiene control sobre el aparato de seguridad de Xiomara Castro?

“LIBRE tuvo que pactar. No es un gobierno de blancos y negros, es como todos, de muchísimos grises. Y uno de los poderes con los que tuvo que pactar es de los narcos incrustados en el ejército”. Nos lo dijo una de las decenas de funcionarios, investigadores, diplomáticos, agentes de inteligencia a los que consultamos para esta investigación. Mucho se ha hablado, en Honduras, sobre el narco-Estado que creció durante los años en que el Partido Nacional y Juan Orlando Hernández estuvieron en el poder, pero aún se habla de poco sobre lo que ha pasado desde que el expresidente voló, deportado, a Nueva York para enfrentar un juicio por narcotráfico.

El poder de JOH era, sí, inmenso, pero estuvo asentado siempre en otro poder menos visible pero más profundo, el de los militares y oficiales de seguridad hondureños que han protegido, convivido y que se han asociado con el narcotráfico y el crimen organizado desde hace décadas. Hablar de ese poder sigue siendo uno de los retos más difíciles para el periodismo hondureño por los peligros que encarna; hablar de esto implica recibir amenazas, sufrir persecución y trabajar desde la zozobra.

Por eso, Reporteros de Investigación decidió liderar un equipo internacional de periodistas y enfrentar esta investigación desde dos lugares, Honduras y Estados Unidos. En nuestro país en directa relación con las fuentes vivas y documentales que siguen dispuestas a contar cómo este poder ha sobrevivido al Partido Nacional y sigue incrustado en la administración actual. Y desde el norte accedimos a fuentes estadounidenses e informes de investigaciones sobre Honduras que nos dieron más luz sobre lo que está pasando.

Lo que presentamos aquí es un reportaje en tres partes, en el que uno de los ejes centrales es el coronel Elías Melgar Urbina, ha sido uno de los funcionarios más poderosos en el aparato de seguridad de la presidente Xiomara Castro. Su historia habla sobre cómo el poder subyacente sigue siendo tal, y cómo, a pesar de toda la retórica, al gobierno de LIBRE no le quedó otro remedio que pactar con él durante dos años. Es el poder del estrato militar que controla las rutas por donde viaja la droga y que en asocio con ejércitos privados de militares amedrenta a comunidades en sitios de conflictividad social como el Bajo Aguán.

Es, este, un poder que fue capaz de obligar a la presidenta a forzar un cambio en la cúpula del gabinete de seguridad y que, según los indicios que recogimos, utilizó la masacre de Támara para lograrlo. Esta es la historia:

PARTE I: El coronel Elías Melgar Urbina

El subteniente de artillería Kevin Edgardo Vargas Meza aprovechó un viaje a Tegucigalpa para comprar dos uniformes de fatiga en los almacenes del ejército. Eran días difíciles: el oficial recién había informado a investigadores de inteligencia que el coronel Elías Melgar Urbina, comandante de uno de los batallones de la Policía Militar de Orden Público, estaba implicado en asesinatos extrajudiciales. Cuando el alto oficial se enteró de las acusaciones no dudó en reclamar y amenazar al subteniente: “Pedazo de mierda, vos quién putas te crees, cerote, yo soy un coronel y vos sos un cerote… Ya vas a ver”.

Habían pasado dos días de aquella amenaza, Vargas Meza fue a comprar sus uniformes al almacén militar, cerca del aeropuerto de Tegucigalpa. Cuando salió de su compra, la policía lo detuvo. Poco después las autoridades lo presentaron a la prensa junto a 20 pandilleros del Barrio 18 y lo acusaron de proveer de equipo militar y armas a la pandilla. Un juez dejó libre al subteniente a los pocos días tras no encontrar mérito en las acusaciones, pero el joven militar tuvo que dejar el ejército hondureño para siempre. Confrontarse a Melgar le había costado su carrera y buena parte de su salud mental, según dijo a Reporteros de Investigación un abogado que lo conoció y habló con él.

Tomado de expediente judicial contra 21 pandilleros de barrio 18. La pieza revisada contiene 18 tomos.
Tomado de expediente judicial contra 21 pandilleros de barrio 18. La pieza revisada contiene 18 tomos.

El coronel al que el subteniente Vargas Meza se atrevió a señalar, Elías Melgar Urbina, es un hombre poderoso en Honduras desde hace años. Su hoja de vida es larga y problemática. Su nombre empezó a sonar primero en el Bajo Aguán, el amplio territorio agrícola en el norte del país salpicado por ejecuciones extrajudiciales de campesinos y cooperativistas que han protestado contra proyectos mineros y de otra índole en la zona. Esta entrega especial de Reporteros de Investigación ahonda en los vínculos de Melgar y una de sus empresas con esos asesinatos en el Bajo Aguán, de algunos de los cuales el subteniente Vargas Meza informó a la inteligencia policial de su país. No está claro de cuántas muertes, estaba el tanto Vargas, pero informes de organizaciones internacionales de Derechos Humanos cifran los asesinatos por arriba de los 40.

Elías Melgar es un coronel retirado y, según documentos a los que esta investigación tuvo acceso, era el segundo al mando en las fuerzas armadas de Honduras y viceministro de Defensa de la presidenta Castro. Ha sido, dice un perfilador estadounidense que conoce el caso del militar, un hombre ambicioso siempre, tanto que ha sabido cómo relacionarse con los principales grupos de poder político en Honduras, tanto con el Partido Nacional como con la coalición política que gobierna en la actualidad, encabezada por LIBRE. La frialdad para negar, una y otra vez, cosas de las que es acusado con multitud de pruebas e indicios, como su relación con grupos de exterminio y el Bajo Aguán, parecen ser rasgos característicos de su personalidad.

En julio pasado, luego de la masacre de mujeres perpetrada en la cárcel de Támara, voceros del gobierno aseguraron que Melgar había renunciado, pero fuentes consultadas para esta investigación indican que eso no es así: un alto oficial militar confirmó que Melgar seguía trabajando como viceministro. 

A la pregunta de si la presidenta Castro rechazó la supuesta renuncia del coronel, esta fuente respondió: “Eso es lo que tengo entendido”. Otro alto funcionario del gobierno, quien habló bajo condición de anonimato por seguridad, dijo que Melgar sigue apareciendo en reuniones. Un funcionario de alto nivel consultado para este reportaje, relacionado con el gabinete de seguridad, aseguró que el plan último de Melgar era que lo colocaran a la cabeza de todo el ramo, pero eso no ocurrió.  El Memorando RR-HH SDN-547-08-2023 confirma también que su renuncia no fue aceptada.

Un día después de que una periodista del equipo solicitara esta información a la Secretaría de Defensa, el coronel llamó al programa televisivo Frente a Frente para decir que la presidenta no había querido aceptar su renuncia por su experiencia en seguridad.
Publicación de la organización Pro Honduras Network, en junio de 2023, de documentos de fiscales estadounidenses que involucran a Elías Melgar con el narcotraficante Giovanny Fuentes.

Melgar ha sabido navegar esos señalamientos, tanto que durante el gobierno de Xiomara Castro fue nombrado viceministro de Defensa y miembro de un consejo permanente gubernamental que debe velar por la seguridad de los campesinos en el Bajo Aguán.

“Se ha disfrazado como defensor de derechos humanos… de luchador contra el crimen, como cuando se tomó una foto llevando a Juan Orlando Hernández hacia un avión de la DEA, tal como si él lo hubiera capturado, como si no estuviera mencionado en el caso de Giovanny Fuentes, o por sus actos de represión en el Bajo Aguán”, dice un exfuncionario del Ejecutivo que habló bajo condición de anonimato por razones de seguridad personal y quien ha conocido de cerca cómo ha funcionado la cartera de seguridad pública durante el gobierno de Xiomara Castro.

Lo de los asesinatos en el Bajo Aguán es solo el principio. Sobre el coronel Melgar pende, también, el asunto de la masacre de Támara.

Un funcionario del gobierno de Xiomara Castro, quien habló para esta investigación bajo condición de anonimato, aseguró que después de los asesinatos de 46 presas el 20 de junio en la cárcel de mujeres de Támara se abrieron varias hipótesis sobre las causas detrás de la masacre. Las primeras versiones filtradas a la prensa apuntaron a una venganza entre pandillas y a la complicidad de custodios, policías y militares. Hay, sin embargo, otra hipótesis: que la masacre fue parte de una conspiración de líderes militares para sacar del aparato de seguridad de la presidenta Xiomara Castro al general Ramón Sabillón e instalar, tras bambalinas, a oficiales ligados con el narcotráfico, como el mismo coronel Melgar Urbina.

“En eso (la masacre de Támara) hubo confabulación policial y militar”, dice el alto cargo del gobierno de Xiomara Castro.

Vea el 14 de diciembreLa 43 asesinadas en una cárcel y el secreto detrás del crimen

Vea el 15 de diciembre:

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