Por: Vilma Mejía y Evelyn Alva

La contaminación ambiental en Honduras es un problema crítico que afecta tanto a las comunidades rurales como urbanas del país. Los principales desafíos incluyen la deforestación, impulsada por la expansión agrícola, la ganadería y la tala ilegal, así como la gestión inadecuada de residuos sólidos que contamina el suelo y los cuerpos de agua.

El uso extensivo de pesticidas y agroquímicos en la agricultura, junto con la contaminación del aire causada por el transporte, las actividades industriales y la quema de biomasa, agravan la situación. Además, los incendios forestales y el cambio climático aumentan la vulnerabilidad del país a desastres naturales y problemas de salud pública.

Uno de los problemas más críticos que enfrenta Honduras en la actualidad. La deforestación, impulsada principalmente por la expansión agrícola, la ganadería, la tala ilegal y la construcción de infraestructuras, ha llevado a una significativa pérdida de bosques. Este fenómeno no solo contribuye a la erosión del suelo, sino que también resulta en la pérdida de biodiversidad y altera los ciclos del agua, afectando tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas.

El manejo de residuos sólidos en Honduras también presenta grandes desafíos. La mayoría de los desechos terminan en vertederos sin un tratamiento adecuado, lo que provoca la contaminación del suelo y de los recursos hídricos. Esta situación se agrava con la falta de infraestructura de saneamiento en muchas áreas del país, lo que aumenta la vulnerabilidad de los cuerpos de agua a la contaminación por residuos industriales, agrícolas y domésticos.

La contaminación del aire es otra preocupación creciente en Honduras, especialmente en las áreas urbanas. Las principales fuentes de contaminación son el transporte, las actividades industriales y la quema de biomasa. Los vehículos motorizados que utilizan combustibles fósiles son los mayores contribuyentes a la contaminación del aire en las ciudades, mientras que, en las zonas rurales, la quema de biomasa para cocinar y calentar exacerba el problema, afectando desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables.

Entre los principales contaminantes del aire se encuentran las partículas en suspensión (PM10 y PM2.5), el ozono troposférico, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Estos contaminantes tienen serias implicaciones para la salud pública, incluyendo el aumento de enfermedades respiratorias como el asma, enfermedades cardiovasculares y un mayor riesgo de cáncer de pulmón. Los niños, los ancianos y las personas con enfermedades preexistentes son particularmente susceptibles a estos efectos.

Según el Informe sobre el Clima y el Desarrollo del País (ICDP) del Grupo Banco Mundial 2023, el cambio climático ya está mostrando sus efectos en Honduras y se prevé que impactará significativamente su futuro. Basándose en los patrones históricos de crecimiento y riesgos naturales, sin cambios adicionales en el clima o políticas, se estima que el impacto combinado de desastres naturales como inundaciones, ciclones tropicales y terremotos generará una pérdida acumulada del 5,4 % del PIB anual para 2050. Esta situación limitará las oportunidades de generación de ingresos y reducirá los patrones de consumo de la población en un 6,8 %.

El cambio climático aumentará la severidad de los eventos climáticos extremos, lo que añadirá presión a la economía y los riesgos fiscales. Se proyecta que el cambio climático provocará que 300,000 personas más pierdan anualmente el acceso a hospitales y hasta 500,000 personas al año a finales de siglo.

Aunque Honduras contribuye poco al cambio climático global, con solo el 0,06 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, sus emisiones netas están aumentando, lo que podría excluir al país de oportunidades de crecimiento futuro y beneficios de mitigación. El sector energético fue responsable del 38 % de estas emisiones, principalmente debido al transporte y la producción de electricidad y calor, seguido por la agricultura (26 %) y el uso de la tierra y silvicultura (22 %).

Financiamiento y recursos para la reducción de la contaminación en Honduras

La gestión de la reducción de la contaminación en Honduras está respaldada por un presupuesto significativo asignado para el año 2024. Según el “Proyecto Presupuestario General de Ingresos y Egresos de la República. Ejercicio Fiscal 2024”, reportado por la Secretaría de Estado en el Despacho de Finanzas en septiembre de 2023, se ha destinado una cantidad considerable de recursos dentro del marco de las instituciones del sector público para abordar el cambio climático.

Este informe detalla que el presupuesto para el cambio climático está distribuido en seis de los diez sectores que conforman la metodología para el Cambio Climático. La línea base para este presupuesto se basa en el estudio de revisión del gasto público para el clima del año 2023.

En el anteproyecto de presupuesto para 2024, se han identificado recursos asignados a través de diversas instituciones del sector público por un monto total de 98,225.2 millones de lempiras, equivalentes a 3,908.4 millones de dólares estadounidenses. Estos fondos están orientados a los componentes de mitigación, adaptación y gestión de desastres relacionados con el cambio climático.

Además, existen planes para aumentar los recursos destinados a la lucha contra la contaminación en el país, demostrando el compromiso del gobierno hondureño en abordar los desafíos ambientales y mejorar la resiliencia frente a los efectos adversos del cambio climático.

Honduras cuenta con múltiples acciones para mejorar la calidad del aire, reflejadas en la Estructura Programática de la Agenda Climática de Honduras (EPACH). Esta agenda responde a los compromisos del país ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y busca consolidar planes y programas de mitigación y adaptación al cambio climático.

En el segundo Informe Bienal de Actualización (BUR 2), se destacan esfuerzos del sector industrial, como las industrias cementeras, que han establecido metas de reducción de emisiones mediante el uso de combustibles alternativos y mejoras en la eficiencia energética.

Incendios forestales en Honduras otro factor determinante de la contaminación ambiental

En cuanto a la gestión de incendios forestales, según un informe reciente del Instituto de Conservación Forestal (ICF), la institución ha tenido una colaboración limitada con otras entidades clave en la gestión de incendios forestales. Aunque la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) forma parte del Comité Nacional de Protección Forestal (CONAPROFOR) y ha colaborado en la atención inmediata de incendios, la respuesta general ha sido insuficiente frente a la magnitud del problema.

En los años 2023 y 2024, las causas probables de los incendios forestales en Honduras han mostrado algunas variaciones significativas. En 2023, el 75.13% de los incendios fueron provocados intencionalmente, mientras que en 2024 este porcentaje aumentó a 80.56%.

Las medidas preventivas insuficientes también son una preocupación. El ICF ha realizado tan solo 88 capacitaciones a nivel nacional y 46 eventos de concientización, alcanzando a 1,382 personas. No obstante, la efectividad de estas campañas es cuestionable, dado que el 79.77% de los incendios en 2024 han sido provocados intencionalmente, según datos del Sistema de Información Geográfica para el Monitoreo de Incendios Forestales (SIGMOF).

Además, la falta de un registro específico sobre las especies animales y vegetales afectadas por los incendios dificulta la evaluación del impacto real en la biodiversidad de Honduras. Sin datos concretos, es imposible desarrollar estrategias efectivas de conservación y restauración.

Por otra parte, la gestión de la calidad del aire es otro aspecto crítico en el manejo de incendios forestales. Actualmente, el ICF depende de otras instituciones como el Centro de Estudios y Control de Contaminantes (CESCCO) y COPECO para el monitoreo de la calidad del aire. La incapacidad del ICF para controlar adecuadamente la calidad del aire en áreas cercanas a incendios forestales ha llevado a situaciones alarmantes.

Honduras cuenta con diversas políticas y normativas para la protección de sus bosques. Entre ellas se encuentran la Ley General del Ambiente, la Ley Forestal, la Ley de Ordenamiento Territorial y sus respectivos reglamentos. Además, se implementan la Norma Técnica de Quemas Prescritas, la Estrategia de Uso y Manejo del Fuego, la Estrategia Nacional REDD+, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) y la Agenda 2030.

Para la reforestación y conservación forestal, el país cuenta con programas como el Programa Nacional de Reforestación (PNR) y el Programa Padre Andrés Tamayo (PPAT).

Las medidas de prevención de incendios forestales en Honduras se centran en la educación y sensibilización de la población sobre los riesgos y las estrategias necesarias para prevenirlos y mitigar sus efectos. En 2024, se han llevado a cabo diversas actividades de prevención.

Entre ellas se encuentran la creación de rondas cortafuego que abarcan 2,541 kilómetros, la realización de quemas controladas en 1,232 hectáreas y la implementación de líneas negras en 236.10 kilómetros. Además, se ha realizado el comaleo de regeneración en 478.50 hectáreas, la limpieza de regeneración en 127.60 hectáreas y la reparación de caminos en 56.52 kilómetros.

Se dispone de datos estadísticos y mapas que detallan las áreas afectadas por incendios forestales en San Pedro Sula y Tegucigalpa desde 2022 hasta 2024. En San Pedro Sula, en 2022 se registraron 10 incendios que afectaron 39.21 hectáreas, en 2023 se reportaron 21 incendios que dañaron 151.60 hectáreas, y en 2024 se contabilizaron 8 incendios que afectaron 66.74 hectáreas.

Por otro lado, en Tegucigalpa (Distrito Central), en 2022 se registraron 202 incendios que afectaron 7,355 hectáreas, en 2023 se reportaron 319 incendios que dañaron 11,177 hectáreas, y en 2024 se contabilizaron 223 incendios que afectaron 9,928 hectáreas.

Estos datos reflejan la gravedad y el alcance de los incendios forestales en las principales ciudades del país, destacando la necesidad de continuar y reforzar las medidas de prevención y control de incendios.

Además, mayo de este año, Tegucigalpa registró un índice de calidad del aire (ICA) peligrosamente alto, alcanzando niveles sin precedentes. Sin embargo, el ministro del ICF, Luis Soliz, argumentó que la densa capa de humo en la capital no es causada por incendios forestales, sino por el cambio climático. Esta afirmación ha sido recibida con escepticismo por parte de expertos y ciudadanos, quienes señalan la necesidad de una respuesta más coordinada y efectiva.

A pesar de las medidas implementadas la capacidad del ICF para prevenir y controlar los incendios sigue siendo limitada. La falta de colaboración con instituciones de salud para abordar los impactos de las olas de calor y la contaminación por humo pone en evidencia una brecha significativa en la respuesta integral a estas crisis ambientales.

la situación en Honduras refleja una necesidad urgente de un enfoque más efectivo para enfrentar los desafíos de los incendios forestales y la contaminación del aire. Las autoridades deben tomar medidas más contundentes y trabajar en conjunto con diversas instituciones para proteger la salud pública y los ecosistemas del país.

La contaminación ambiental en Honduras es un desafío creciente que requiere una atención urgente y un enfoque integral. La deforestación, el manejo inadecuado de residuos sólidos, el uso excesivo de pesticidas y agroquímicos, y la contaminación del aire son problemas interrelacionados que afectan tanto al medio ambiente como a la salud pública.

El impacto del cambio climático agrava estas problemáticas, aumentando la frecuencia y severidad de eventos climáticos extremos, lo que a su vez afecta la economía y el bienestar de la población. Aunque Honduras contribuye poco al cambio climático global, su vulnerabilidad a sus efectos y el aumento de sus emisiones netas subrayan la necesidad de una acción decidida y sostenida.

Crisis de salud por la contaminación

La reciente crisis de contaminación en Honduras, ha evidenciado la grave fragilidad ambiental y de salud pública que enfrenta el pais. Aunque existen discrepancias entre diferentes entidades gubernamentales sobre la causa principal de la contaminación, ya sean incendios forestales o fenómenos climáticos, lo innegable es el impacto negativo en la calidad de vida y la salud de los habitantes.

En consecuencia, el aumento sin precedentes en los niveles de contaminación ha llevado a la implementación de medidas de emergencia, como el teletrabajo para empleados públicos, y se ha instado a los ciudadanos a evitar la exposición al aire libre. Sin embargo, estas acciones reactivas subrayan la necesidad de una planificación y gestión ambiental más proactiva y coordinada.

Por otro lado, la salud pública está en riesgo, especialmente para los grupos más vulnerables como niños, ancianos y personas con afecciones respiratorias y cardiovasculares. Además, la falta de medidas preventivas y la aparente descoordinación entre las autoridades han suscitado críticas y dudas sobre la capacidad del gobierno para manejar situaciones de crisis ambiental de esta magnitud.

En este contexto, esta situación destaca la urgente necesidad de políticas ambientales más fuertes, una mejor gestión de riesgos y contingencias, y una respuesta rápida y efectiva a los problemas de contaminación. Asimismo, la colaboración entre diferentes instituciones y la comunicación clara y coherente con la población son esenciales para mitigar el impacto de estas crisis y proteger la salud de la ciudadanía hondureña.

Honduras enfrenta un gran desafío de creciente gravedad, el aumento de las olas de calor y la contaminación ambiental. Estos problemas se entrelazan, creando una combinación letal que afecta significativamente la salud de la población. En particular, las áreas urbanas, donde la industrialización, el aumento del parque vehicular y la deforestación son más pronunciados, son las más afectadas.

Según información de la Secretaría de Salud de Honduras, aunque no se detallan estudios específicos para el país, existen informes regionales que destacan el impacto general de la contaminación del aire en la salud. Se hace énfasis en enfermedades respiratorias y cardiovasculares como principales consecuencias de la exposición prolongada a contaminantes atmosféricos.

A nivel global, se reconocen estadísticas alarmantes que indican aproximadamente 7 millones de muertes anuales atribuibles a la exposición al aire contaminado, subrayando la gravedad del problema a escala mundial.

En respuesta a estos desafíos, el sector de salud pública en Honduras está realizando investigaciones activas para comprender mejor los efectos específicos de la contaminación del aire. Estos estudios abarcan desde enfermedades respiratorias hasta el impacto diferencial en poblaciones vulnerables como niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes. Asimismo, se están evaluando políticas y regulaciones destinadas a mejorar la calidad del aire en el país, con informes que indican resultados positivos parciales en la implementación de estas medidas.

Por otro lado, las olas de calor son un fenómeno cada vez más frecuente en Honduras, afectando a diversas demografías y poniendo una presión adicional sobre el sistema de salud del país. Según el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), los niños menores de cinco años, los adultos mayores y las personas con enfermedades preexistentes son los más vulnerables. Además, condiciones como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el asma bronquial y la obesidad, especialmente entre los hombres, aumentan significativamente el riesgo y complican el tratamiento.

Los datos del IHSS revelan un panorama preocupante. En la Semana Epidemiológica 21 de 2024, el Hospital de Especialidades reportó 11 fallecidos y el Hospital Regional del Norte 19 fallecidos, acumulando un total anual de 494 defunciones a nivel nacional. Las principales causas de muerte incluyen enfermedades del aparato circulatorio (18.8%), neoplasias (17.4%), enfermedades respiratorias (12.6%), enfermedades genitourinarias (9.3%) y enfermedades endócrinas, nutricionales y metabólicas (8.7%).

Desde 2018, ha habido un notable incremento en las atenciones por golpes de calor. En 2024, el IHSS reportó un aumento significativo de atenciones a partir de la semana epidemiológica 18. Aunque los ingresos y la mortalidad no han mostrado cambios significativos en sus tendencias, el aumento en las consultas refleja la creciente incidencia de estos eventos extremos. Los departamentos de Cortés y Francisco Morazán son los más afectados, representando el 87% de los casos atendidos. Entre 2018 y 2024, Cortés reportó 292 casos, mientras que Francisco Morazán contabilizó 269.

Además, la contaminación ambiental es uno de los desafíos más críticos para la salud pública. En Honduras, los problemas principales incluyen la contaminación del aire y la deforestación. La contaminación del aire, especialmente en áreas urbanas, es causada principalmente por las emisiones de vehículos y la quema de desechos, lo que contribuye a enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Surge la pregunta: ¿Es suficiente el trabajo que se ha realizado hasta ahora? A pesar de estas colaboraciones y esfuerzos, la realidad en el terreno sugiere que los problemas persisten y, en algunos casos, están empeorando. La contaminación del aire y del agua sigue siendo un desafío crítico, y las olas de calor son cada vez más frecuentes y severas.

Aunque existen informes regionales que abordan el impacto general de la contaminación, los estudios específicos sobre el impacto en la salud de los hondureños son limitados.

El gobierno ha implementado varios programas de salud pública para mitigar los efectos de la contaminación del aire. Sin embargo, la efectividad de estos programas es cuestionable. La contaminación del aire y sus impactos en la salud continúan siendo un problema grave, lo que indica que las medidas actuales pueden no ser suficientes. La falta de recursos, la implementación inconsistente y la falta de seguimiento adecuado son factores que limitan el impacto positivo de estas políticas.

El gobierno hondureño ha asignado recursos significativos para abordar estos desafíos, demostrando un compromiso con la mitigación y adaptación al cambio climático. La implementación de planes y estrategias, como la Agenda Climática de Honduras y los esfuerzos de cooperación internacional, son pasos importantes hacia la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación.

Sin embargo, es crucial continuar fortaleciendo las políticas ambientales, mejorar la infraestructura de saneamiento, promover prácticas agrícolas sostenibles y aumentar la sensibilización de la población sobre la importancia de la conservación del medio ambiente. Además, la prevención de incendios forestales y la reforestación son esenciales para la protección de los recursos naturales del país.

Para enfrentar estos desafíos, el país ha implementado diversas políticas y programas de reforestación, así como iniciativas para mejorar la gestión de residuos y promover prácticas agrícolas más sostenibles. No obstante, se requiere una mayor inversión en infraestructura y tecnología, así como una mejor coordinación entre las autoridades y la sociedad civil para lograr avances significativos en la lucha contra la contaminación ambiental.

Loading

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

Promedio de puntuación 5 / 5. Recuento de votos: 3

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here