Al Ciudadano D. José Manuel Zelaya Rosales,
Coordinador General de LIBRE
Urgencia de reforzar el Norte Ético: el Tribunal de Honor de LIBRE
En julio de 2012, la primera Asamblea de LIBRE institucionalizó, mediante su Estatuto, el Tribunal de Honor (TH), con la función de vigilar y asegurar el cumplimiento de las obligaciones éticas de los miembros. ¡Para cambiar la política, nos honró confiándonos las magistraturas! Esta nota es para notificar la gravísima situación que atraviesa el TH.
La magistrada Sonia M. Dubón renunció para aceptar un cargo público y fue reemplazada por Patricia Murillo Gutiérrez. Julio Escoto renunció en febrero de 2022, tras la crisis en el Congreso Nacional que dio lugar al fallo contra el diputado J. Cálix y otros; también lo hizo Hellen Umaña, en solidaridad. En septiembre de 2024, Rodolfo Pastor F. dimitió tras haber sido nombrado embajador, mientras su hijo iniciaba su campaña electoral, situación que adujo comprometía su imparcialidad.
Con el compromiso de mantener la trinchera, el Tribunal siguió funcionando mientras se notificaban estas renuncias a la Asamblea, la cual debe aceptarlas antes de proceder a los reemplazos. Pero hasta hoy no hemos recibido comunicación al respecto.
Continuamos hasta 2024 emitiendo fallos, gracias a la voluntad de sostener el mandato ético del Partido, en contra de diputados, alcaldes, regidores y funcionarios que lo traicionaron. Ningún tribunal como este fue antes tan valiente y beligerante. Nos preocupó, sobre todo, la congruencia del discurso con el ideario del Partido y del comportamiento con el respeto a los estatutos. No nos autoelogiaremos: haremos la historia. Enfrentamos incluso a coordinadores nacionales de movimientos cuando cuestionamos a líderes espurios integrados en sus maquinarias.
Y los fallos prevalecieron por el apoyo de las bases, apoyo que debió darles también la institucionalidad completa del Partido. Sin embargo, las vacantes prolongadas han mermado el funcionamiento de la institución, que solo cuenta con la autoridad moral de sus miembros, y se debilita en el marginamiento y el silencio de otras autoridades.
Con la renuncia hoy de la magistrada Murillo Gutiérrez, el Tribunal queda reducido, en la práctica, a un solo miembro activo: el inclaudicable compañero Galel Cárdenas, incorporado en 2022. Así, justo cuando una crisis moral se manifiesta cada vez más grave, con publicaciones que cuestionan incluso a altos dignatarios. LIBRE urge de un norte ético, y necesita del TH, que ya no puede cumplir el papel de referente.
Algunos imputados escapan de nuestra jurisdicción renunciando a su membresía, y pese a nuestros esfuerzos por cumplir la misión, reconocemos que hoy el Tribunal le falla al Partido —e incluso al país—, ante los cuales pedimos sinceras disculpas. No podemos ya denunciar ni recomendar resoluciones. No podemos pronunciarnos más. Sin quórum ni apoyo, aislados. Esta situación debe enmendarse. Urge recuperar la función del TH, cuya falla es parte de la crisis.
Sobre la crisis nacional y el sistema de partidos
Esta crisis refleja el estado general de nuestra clase política y de las instituciones públicas del país. Se habla mucho de elecciones y de los mecanismos para garantizar su confiabilidad, y muchos confiamos en que volveremos a ganarlas y en la candidata.
Se debate quién es más corrupto, como si el problema no fuera la corrupción en sí. No se reflexiona sobre el sentido y el compromiso de gobernar. No se analiza la gestión, ni el servicio público, ni se sopesan las políticas que podrían representar nuestras opciones más eficaces y las consecuencias de los errores. No hay plan. Preocupados por su reelección, nuestros representantes parecen entretenidos, inocentes de toda propuesta o idea útil. Para reconectar la política y a los políticos con los ciudadanos, hace falta más política: encuentros, consultas, diálogos sinceros, debate.
En el TH, sabemos que no hay salida que no sea política, pero también que el poder democrático es algo más. Muchos confunden la política con el acarreo de votos —convencidos o coaccionados— a las urnas brujas, como si de allí brotara el poder por arte de magia. Pero no se trata solo de ganar elecciones. Fallamos porque, como postula nuestro propio Ideario, la política democrática moderna es algo más. Es:
La construcción y el ejercicio legítimo y colectivo del poder compartido, mediante procesos institucionales que garanticen la participación igualitaria, la deliberación pública y el respeto al pluralismo, bajo un orden legal que se legitima al limitar el poder burocrático y proteger los derechos y libertades de individuos y comunidades, asegurando las condiciones para que el pueblo ejerza realmente el poder.
Debe ser patrimonio de todos. Una política donde el liderazgo se funde en la autoridad moral, el pensamiento crítico y la empatía —y no en la fresca sombra —por cercanía al poder— del padrino. Cuyos programas expresen compromisos concertados, no meras promesas retóricas. Donde los partidos sean instrumentos del ciudadano, no medios para manipularlo. Y donde todos participemos en igualdad de derechos y condiciones.
La hondureña, en cambio, sigue siendo esa politiquería con que los corrillos procuran sinecuras y beneficios del poder, mientras las argollas fraguan impunidad sin fisuras. No es aceptable. No debe continuar. Hay que avanzar en una política democrática.
Porque el otro detonante de esta crisis es la creciente conciencia del pueblo, que usted ayudó a despertar, señor Coordinador, y que otros hoy desestiman, así como el malestar ante la disfunción de una administración que no puede dar resultados, porque responde a monopolios de poder y a la polarización, que se pretende resolver con componendas e insultos, en lugar de con deliberación transparente, respetuosa y plural de las opiniones diversas.
Sabemos que se ha hecho mucho; lastimosamente, está a la vista que se han desviado recursos, de modo que ¡no alcanzó para lo esencial! El bienestar general. La mejora del rendimiento, de los servicios y los desempeños. Sin eso, Honduras se desliza sin luz, ni una visión inspirada que la conduzca firmemente e inspire confianza en todos los sectores, ante las turbulencias que se avecinan —adentro y afuera.
Llamado a la renovación de la ética revolucionaria: la que cumple a cabalidad, no la que se excusa de cumplir invocándose a sí misma
Tal vez nuestra clase política no percibe aún la profundidad de esta crisis, la imposibilidad de continuidad o salida, que podría quedar al descubierto en noviembre. No lo ven muchos analistas. Enfrentamos algo más que la disfunción del sistema electoral o la estructuración de partidos desconectados de la gente. Se trata de algo más temible y profundo que la repetición del fracaso cíclico de la gestión o la elección: Honduras arrastra un rezago estructural que amaga el colapso de la legitimidad, que nos conduce a la ruina del poco orden en que subsisten nuestros derechos más elementales: al trabajo, a la participación, a la seguridad, al buen servicio. Y hay queue recuperar de otros —acaso menos sinceros— la bandera de la democracia. Los autoritarios, los golpistas son otros. Demócratas, ¡nosotros!
Fundamos a LIBRE como partido democrático, del pueblo y con aspiración socialista, consagrado a satisfacer las urgencias sociales, comprometido con la autocrítica y la lucha contra la corrupción. El que no haya ya alternativa no demuestra que hayamos cumplido esos propósitos. El Partido no se justifica por la desaparición temporal —por venales o vacías— de otras opciones, sino solo por el cumplimiento de su promesa al pueblo y al país: renovar y refundar el pacto social, para lo cual necesita este Norte ético.
Nuestras renuncias son irrevocables, señor Coordinador. Solicitamos que la Asamblea restituya urgentemente el Tribunal de Honor de LIBRE. Que se respete su mandato. Que se le dote del reconocimiento institucional y los apoyos necesarios para cumplir su papel. Es una deuda ética con el Partido y con Honduras.
1 de agosto de 2025
Un antecedente de este texto fue compartido con el señor Coordinador hace una semana.
1 de agosto de 2025
Un antecedente de este texto fue compartido con el señor Coordinador hace una semana.