Es que nuestros políticos, nunca han tenido sentido de patria. No señalo a ninguno, sino a todos.
Suyapa Medios
Juan Ángel López Padilla
Sacerdote
Créanmelo, cuando les confieso que quisiera no estar escribiendo estas líneas. Lo mío, como sacerdote es anunciar el evangelio, llevar esperanza. Pero, la conciencia me obliga a no quedarme callado, a expresar lo que siento, a denunciar lo que pasa.
Hay muchos que consideran a nuestro pueblo indiferente. Yo mismo lo he hecho. También he creído que nuestra actitud en muchas ocasiones respondía a ese individualismo egoísta que nos ha llevado a desentendernos de la realidad mientras no nos toquen nuestra zona de confort.
Pero hay dos cosas que los últimos días me han hecho reflexionar. No es que seamos indiferentes o ciegos. Es que algunos estamos cansados y otros, sencillamente, se acostumbraron a esto de vivir en medio de tomas de carreteras, marchas paralelas que demuestran poco amor por Honduras, pero sí amor a su propio partido o ideología. Pienso en todos los nacidos en la primera década de este siglo, que han crecido creyendo que los gases lacrimógenos lanzados a una multitud o cobardemente dentro de un autobús, encapucharse y lanzar piedras, es la manera de “dialogar” en nuestra patria.
Es que lamentablemente nuestra conciencia de los valores propios de una sociedad que busca desarrollarse y que entiende que solos, no se puede, es realmente nula. Van pasando los años, y la situación en nuestro país parece ser irreversible. La frase muy propia de nuestro ambiente de “no hay por donde pasar”, define muy bien lo que está en el corazón, en la mente, en la vida de cada uno de los que habitamos esta tierra.
En el 2009, por un momento pareció que tocábamos fondo. Pero ninguno de nosotros podría sospechar que 10 años después la situación fuese incluso más grave, porque no hemos sido capaces de aprender de las lecciones que la historia ha colocado frente a nuestras narices.
Es cierto, que vemos el despertar de algún tipo de conciencia ciudadana, del deseo de una mayor participación por parte de algunos que anteriormente no se sentían motivados a ello.
Es verdad, que más allá de la infiltración de algunos violentos que se desacreditan a sí mismos, se está dando un movimiento que crece. Desorganizado, sin líderes visibles y muchas veces, reducido a un solo objetivo, pero, al fin y al cabo, un movimiento que indica que hay algo de vida.
Vuelvo a lo de los valores. Muchas veces escuchamos hablar que en Honduras se han perdido los valores, pero, uno pierde lo que tiene.
Después de leer esos informes venidos de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, me doy cuenta que no hemos perdido nada. Es que nuestros políticos, nunca han tenido sentido de patria. No señalo a ninguno, sino a todos. La nefasta politiquería barata en la que nos han metido, es porque lo único que han considerado de valor, era su afán de tener. Son demasiado pobres para darse cuenta que todo lo que acumulan, poder, dinero y todo lo que eso conlleva, no les enriquece, sino que les degrada. Han perdido su sentido de humanidad. Honduras merece y necesita cambiar: ¡ya!