(Por Filiberto Guevara Juárez) El título del presente artículo, corresponde exactamente al ensayo publicado por el escritor estadounidense, Henry David Thoreau, en 1849, quien se atrevió a desafiar al gobierno de Estados Unidos de América (EE.UU), por dos motivos: por su desacuerdo con la esclavitud de los seres humanos de raza negra en su país y, por la guerra injusta que el naciente imperio de EE.UU, libraba contra el hermano pueblo y gobierno mejicano, con el innoble propósito de arrebatarle casi la mitad de su territorio. Lo cual desafortunadamente para Méjico sucedió.

En el contexto histórico en el cual Henry David Thoreau se atrevió a desafiar al gobierno estadounidense; debe llamarnos a la más profunda reflexión a nosotros los hondureños,- debido a la actual crisis política que vivimos-, a no continuar siendo pusilánimes y por lo tanto, armarnos de valor cívico para desafiar al Partido Nacional, con su actual gobernante Juan Orlando Hernández Alvarado, debido a que se atrevió a cometer delito de traición a la patria, al violar flagrantemente nuestra Constitución de la República e imponernos ilegal y arbitrariamente, su reelección.

Peor aún, con esto destruyó práctica y funcionalmente nuestra forma republicana de Gobierno, garantizada en nuestra Constitución de la República, como derecho inalienable. Lo cual ha llevado a cabo mediante el control despótico de todas las instituciones republicanas del Estado de Honduras; que es quizá, el más grave pecado político, que puede cometer un gobernante en un país que se precia de ser democrático en el origen de su gobierno. Al respecto, el escritor guatemalteco Ricardo Manuel Rojas, en su libro, “Resistencia no violenta a regímenes autoritarios de base democrática”, afirma que, “Una sociedad libre está organizada, prioritariamente, alrededor de la noción de república, no de democracia.

La idea de república está directamente vinculada con la creación de instituciones y procedimientos que garanticen la limitación del poder y el reconocimiento y protección de los derechos de los ciudadanos, que son anteriores y superiores a la propia existencia del gobierno”. Esto es así, porque sólo la forma republicana de gobierno, garantiza el equilibrio de poderes dentro del marco de un Estado de Derecho, que evite consecuentemente, la concentración de poder en un gobernante, con el nefasto daño a la república. Esto no lo debemos permitir los buenos hondureños, porque si lo permitimos, vamos camino directo hacia una dictadura.

Recordemos que, el gran escritor de la época de la Revolución Francesa, el barón de Montesquieu, dijo: “Para que no pueda abusarse del poder es necesario que, por la misma disposición de las cosas, el poder limite al poder”. Eso sólo es posible bajo la forma republicana de gobierno. Pero, ¿Cuál es ese poder que debe limitar al poder?: Ese poder, es el PODER CONSTITUYENTE, que reside en el único soberano político, que es el Pueblo. Se debe entender, que el Poder Constituyente –que dicho sea de paso lo puede todo en materia política- es la suma de las voluntades cívicas de todos los ciudadanos de un país.

Es por eso, que urge hoy más que nunca, en este momento histórico en el cual se encuentra casi herida de muerte nuestra República; la unidad de toda la oposición política –incluyendo al Glorioso Partido Liberal de Honduras- para vencer al actual gobernante de carácter absolutista, en esta triste circunstancia por la que atraviesa nuestra patria. Si la oposición política se une bajo el más noble proyecto de rescatar la república, el actual gobernante autoritario y despótico, caerá irremediablemente por añadidura.

Para concluir, preguntémonos junto al auténtico republicano Henry David Thoreau ¿Es la democracia que conocemos la última mejora posible de gobierno? ¿No es posible adelantar un paso en el reconocimiento en la organización de los derechos del hombre (ser humano)? La respuesta categórica, a la luz del conocimiento actual en lo político, es la siguiente: Sólo la forma republicana de gobierno, garantiza la plenitud de los derechos de todo ser humano. ¡hondureños(as), unámonos todos los de la oposición política, para salvar nuestra forma republicana de gobierno!

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