Por: SEGISFREDO INFANTE
No es nada fácil este tema, pues “de todo hay en la viña del Señor”. Justamente por eso me limitaré a mencionar nombres de economistas hondureños y extranjeros que he conocido en el discurrir de los años. Y a otros autores que he leído. No a todos. Sino a los indispensables para los fines de este artículo específico.
Quiero subrayar, en primer lugar, el nombre del ya decano de los economistas hondureños: Manlio Martínez Cantor, mismo que me era familiar desde hacía muchos años; pero a quien traté personalmente, a mediados de la primera década del presente siglo, en el contexto de la llamada “Comisión de la Cuarta Reforma Universitaria”, que debió bautizarse “Tercera Reforma”, por cuestiones lógicas y cronológicas. De todos los integrantes de la mencionada “Comisión”, Martínez Cantor era uno de los poquísimos que poseía una visión de país, casi completa, desde las estructuras de la UNAH para el año “2030”. (Le auxiliaba en estos menesteres el ya fallecido don Luis Flores). También lo recuerdo intercambiando opiniones, muy sutiles, con representantes hemisféricos del acontecer económico y financiero internacional. A Manlio Martínez le publicamos dos textos en la vieja Editorial Universitaria: el primero relacionado con la visión de país desde la “Universidad Autónoma”, y el segundo un formidable volumen sintético sobre la experiencia de los militares reformistas, acompañados por los trabajadores, durante la primera mitad de la década del setenta en Honduras. He oído decir que el “Plan Nacional de Desarrollo” era una colección de más de diez volúmenes en los que Manlio fue uno de los principales redactores y protagonistas. De hecho, pude visualizar esos infolios cuando estaban como abandonados y desperdigados en una especie de contenedor en los predios de las oficinas de “SEPLAN”. Me hubiese encantado hojearlos y rescatarlos.
No recuerdo la fecha precisa. Pero en una ocasión escuché a un gurú de la economía mundial llamado Jeffrey Sachs. Habló durante cuatro horas seguidas, en Tegucigalpa, sobre el tema del funcionamiento empresarial “microeconómico”, basado en la teoría de los “Clústeres” que él mismo había desarrollado (*). Sachs me pareció un economista respetable, alejado de las jerigonzas repetitivas de aquel momento histórico.
Pero el economista y politólogo más completo que he conocido personalmente en mi vida, se llamaba Dieter W. Benecke (QEPD), un alemán radicado creo que en Irlanda. Estuve en varias reuniones en donde él era el principal disertante, y luego conversábamos con mucha simpatía en el plano personal. Nadie lo podía engañar. Pues manejaba a la perfección las teorías, prácticas y fuertes limitaciones del neomonetarismo, conocido popularmente como “neoliberalismo”. También conocía el marxismo y la ideología de V.I. Lenin. Pero debo aclarar, con honradez, que se trataba de un socialcristiano convencido, partidario de la “Economía social de mercado”, y que incluso se daba el lujo de aproximarle consejos, directa o indirectamente, a los dirigentes “comunistas” de China Popular, en lo que concierne a la liberación de los activos adormecidos y de los mercados abiertos en donde se respetara la dignidad de la persona humana. Por cierto, China Popular es el único país de orientación socialista, marxista-leninista, que logró sacar de la pobreza y de la miseria extrema a más de quinientos millones de obreros y campesinos, convirtiéndolos, en los últimos cuarenta años, en la clase media más numerosa y compacta del planeta. Después del gigantesco fracaso estruendoso del “Gran salto hacia adelante”, escenificado a finales de la década del cincuenta y comienzos de los años sesenta, los actuales dirigentes chinos, a partir de la jefatura de Den Xiaoping, han cristalizado un milagro económico único en toda la “Historia” humana, con el auxilio mayoritario de la inversión, la industria y la tecnología del “Mundo Occidental”. Algo análogo sólo había ocurrido en Estados Unidos a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte. Y más o menos similar en Alemania y en Japón después de la “Segunda Guerra Mundial”. (Así es la verdad histórica imparcial, tal como la esbozaba Antonio R. Vallejo).
Regresando al tema de los economistas hondureños prestigiosos, o conocidos de manera personal, cabe agregar a Pedro Morazán, Marco Virgilio Carías (QEPD), Guillermo Matamoros, Hugo Noé Pino, Feliciano Herrera, Mauricio Díaz Burdeth, Sergio Membreño, “Vicky” Asfura, “Malena” Mondragón, Miguel Ángel Funes (QEPD), “Manuelito” Rodríguez Escoto, Roldán Duarte, “Julito” Raudales y otros de diversa estatura. Igualmente han exhibido un desempeño financiero personajes como Jorge Bueso Arias, Jaime Chávez Almendares (QEPD), Fausto Medina, Guillermo Bueso (QEPD), Luis Cosenza Jiménez, Edwin Araque, Marlon Tábora y Wilfredo Cerrato. Todos ellos muy diferenciados entre sí. Empero, economistas y técnicos variados de este quilataje, debieran ser los asesores del Estado, en cualquier gobierno de “derecha”, de “centro” o de “izquierda”, por el bienestar económico real de todos los hondureños.