“Ningún país está en camino de lograr la igualdad de género para el año 2030. Si las tendencias actuales continúan, la igualdad de género a nivel mundial no se alcanzará hasta el siglo XXII.”

 “Una niña que nazca hoy tendrá que esperar hasta su 97 cumpleaños, más allá de su esperanza de vida, para celebrar una sociedad igualitaria.”

“Entre 2019 y 2022, el 40% de los países, que en 2022 eran hogar de más de 1,100 millones de mujeres y niñas, se estancaron o retrocedieron en términos de igualdad de género.”

Daisy Bonilla – En Alta Voz

La igualdad de género está intrínsecamente ligada a la democracia. Sin embargo, las bases democráticas en todo el mundo están en riesgo debido al aumento de la desigualdad económica, la polarización social y política, y la reducción del espacio público. La crisis de seguridad y protección a menudo se aborda desde la perspectiva de los conflictos violentos y la militarización, y ambas están en aumento. Para las mujeres y las niñas, estas realidades afectan primero a sus cuerpos, decisiones y seguridad personal.

Lejos de alcanzar la meta para 2030, ambos escenarios dejan a miles de millones de mujeres, niñas y sociedades atrapadas en la desigualdad, menos capaces de soportar adversidades futuras o de trazar un camino hacia un futuro con mayor igualdad de género.

El progreso en los derechos de las mujeres ha sido impulsado en gran medida por la presión colectiva y la defensa feminista. Se necesitan mejores recursos y espacios seguros donde puedan operar y abogar. La evidencia es clara: cuando se respetan los derechos de las niñas, la sociedad prospera. Las experiencias y oportunidades en esta etapa de vida pueden marcar una diferencia futura en la calidad de vida de las niñas.

La percepción de las mujeres sobre el costo de los alimentos en relación con los ingresos del hogar se deterioró considerablemente entre 2019 y 2022, con puntajes en retroceso en el 63% de los países para ambos indicadores.

La participación de las mujeres y niñas en la vida pública, no solo es un derecho humano fundamental, sino que también es esencial para la salud social y económica de los países. Sin embargo, las normas de género sobre el liderazgo, la pobreza, la carga de las tareas de cuidado y la violencia contra las figuras públicas femeninas a menudo excluyen a mujeres y niñas de los espacios de toma de decisiones.

Promover el feminismo de datos y cerrar las brechas de datos sensibles al género, es crucial para monitorear políticas y orientar las decisiones de los formuladores de políticas. Sin embargo, se debe ir más allá y promover el feminismo de datos, reconociendo los desequilibrios de poder y los legados coloniales arraigados en los sistemas y prácticas de las instituciones estadísticas.

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