Por Rafael Delgado Elvir
Economista. Catedrático universitario

JOH y su grupo han ejecutado desde el inicio de su gestión una larga cadena de acciones que han causado mucho daño al país. Descuidando los más caros objetivos de conducir el país por el bienestar y la decencia han faltado de manera abierta y constante a la confianza que quizá en un inicio pusieron muchos ciudadanos del país. Hay evidencias suficientes para asegurar que la corrupción, el narcotráfico y el nepotismo han sido claves para llegar al poder, para mantenerse e intentar perpetuarse, mientras los problemas crecen a pasos acelerados. Esos que están salpicados se quedan cortos y resultan ingenuos. Más bien se hundieron ellos mismos en el mal oliente fango del abuso y la ilegalidad para aferrarse al poder cosechando ahora la crítica humillante de todo un país que no escatima en adjetivos para descalificar al que usurpa el poder. Pero no les importa, preferible eso y atrasar cuanto sea posible el final fatal.

Por eso en medio de esta situación tan delicada por la que están pasando, pretenden vender éxitos que no existen, pero que los necesitan para frenar este deterioro acelerado. Afirman que un arreglo con el FMI es el resultado de una buena gestión gubernamental cuando se sabe que este organismo aplica acuerdos de standby y facilidades de crédito ampliado a países con economías débiles, vulnerables y en crisis. Se aplica a países cuya gestión pública no es confiable desde todo punto de vista. Por eso, pasando por alto cualquier consideración sobre la soberanía nacional, se les imponen a las supuestas autoridades en materia económica, plazos e indicadores de cumplimiento para monitorearlos diariamente y ver si quizá hacen sus tareas. En medio de una crisis social sin precedentes, hacen creer también que la nueva calificación de Moody´s es un éxito, cuando se sabe que pese a todos los indicadores que las autoridades económicas presentan y divulgan, invertir en deuda pública de Honduras, sigue siendo una inversión riesgosa y especulativa para la calificadora.

Pero además de la crisis económica se trata de una profunda crisis de legitimidad y de confianza por la que cruzan los que detentan el poder. Esto pone sobre la mesa la necesidad de buscar mecanismos que nos lleven por caminos seguros. Los llamados oficiales a diálogos ya están desacreditados y de eso se encargaron los mismos funcionarios del gobierno en todo este pasado reciente. Falla terrible ya que quemaron un mecanismo que debería funcionar en cualquier país en momentos de crisis. Las negociaciones de las mismas élites del país igualmente pasaron al basurero. Se sabe que esto solamente sirve para repartirse el botín y para evitar los verdaderos cambios. Por eso, se trata antes de cualquier cosa de buscar un acuerdo entre los sectores sociales ajenos a la corrupción donde se definan los puntos básicos de un período especial de transición en los que se deberán abordar las reformas judiciales, políticas y económicas que por muchos años se han demandado.

Pese a todos los inconvenientes, la relación de fuerzas, el bloqueo desde el Poder Legislativo y Judicial así como de todos los que se aferran al poder, el camino para solucionar la presente situación está en la Constitución de la República. Para responder a ese clamor generalizado que JOH y su grupo debe marcharse, le toca ahora a los que controlan el poder definir como: si desean alargar la crisis con sus efectos nocivos para todos o proceder pronto como la ley lo establece. La ciudadanía espera que este capítulo se cierre pronto para pasar a una etapa de integración nacional donde se aborden con un espíritu diferente todos los problemas que agobian a nuestro país.

delgadoelvir@yahoo.com

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