Roberto es un joven de 18 años, vive en una zona vulnerable de San Pedro Sula, recientemente terminó el bachillerato en computación, sueña con ir a la Universidad pero sus padres no tienen los recursos para pagar sus estudios, en la Universidad pública, eso significa el pago de transporte, libros y una módica cuota de matrícula por período académico.
Por otra parte, aunque vive en una comunidad considerada violenta, piensa que corre más riesgo durante un asalto en el transporte o en las calles de la ciudad. «aquí en el barrio todos nos conocemos y mientras no nos metamos en problemas podemos vivir tranquilos aún en medio de un ambiente violento», declaró a éste medio.
Roberto tomó unos talleres para trabajar como vendedor, ha acudido a varias entrevistas de trabajo y aunque ha pasado todas las pruebas, siempre se queda esperando esa llamada que nunca llega, Roberto atribuye a qué existe un estigma contra la juventud sólo por vivir en comunidades señaladas como violentas. «si no consigo trabajo está semana, me voy con cinco amigos más en la próxima caravana» me dijo. ¿Cuándo?, le pregunté, «pronto», me dijo.
Aquí en Honduras no tiene nada, sus familiares lucharon para mantenerlo fuera de las pandillas y él se esforzó para terminar la secundaria, pensó que después de eso sería más fácil, hoy se da cuenta que nada ha cambiado y que en Honduras no tienen nada, ni casa, ni trabajo, menos esperanza. Su familia prefiere irse en la caravana junto a Roberto antes de pensar que no sabrán nada de él y que correrá riesgos en la travesía que podría iniciar en unos días. Su padre nos confió que ha visto como otras familias se fueron antes por amenazas y no supieron más de ellos, que en este caso irían en grupo acompañados, eso les da cierta «seguridad».
Ante las consultas sobre las oportunidades que está ofreciendo el gobierno hondureño, aseguró no creer en los políticos porque los han mantenido en abandono, su comunidad se inunda con las lluvias , no tienen servicios básicos mínimos y apenas logra ingresos diarios para un tiempo de comida y su familia es numerosa. Roberto y su padre negaron que la caravana esté motivada por políticos, «se riega la voz entre los vecinos de que están saliendo para México y cada vez nos unimos más tratando de cambiar de vida» nos compartió el padre de Roberto con reservas.
Muchos profesionales Universitarios, no pueden sobrevivir con lo que ganan, los padres, tenemos que subsidiarlos, ellos no pueden cobrar mas por sus honorarios, porque la gente esta sin liquidez.