Doctor HORACIO ULISES BARRIOS SOLANO,

Premio Nacional de Ciencia “JOSÉ CECILIO DEL VALLE”

El ex Presidente John F. Kennedy manifestó: en toda organización hay tres tipos de personas: a) Las que hacen que las cosas pasen; b) Las que miran como pasan las cosas c) Las que no entienden como pasaron

Pero el pueblo hondureño tiene la certidumbre que usted Señora Presidenta Castro de Zelaya está en el  inciso a) y por eso rescatará la Cooperativas que en cercano pasado se le endilgó el mote de “El rostro humano de la Economía”, pero lo paradójico es que la institución que tutela la cooperativas forma parte del Gabinete Económico.

En 1844, los Pioneros de Rochdale fundaron el movimiento cooperativo moderno en Lancashire (Inglaterra) para brindar una alternativa asequible a las provisiones y alimentos de mala calidad y adulterados, y utilizaban los excedentes en beneficio de la comunidad. Desde entonces, el movimiento cooperativo ha prosperado y se ha extendido por todo el planeta, y hoy en día abarca todos los sectores de la economía.

El origen del cooperativismo Hondureño se remonta al siglo pasado; las primeras expresiones se manifiestan en el último cuarto del siglo XIX con el surgimiento de un organismo mutualista conocido como Sociedad de Ladinos de Márcala, departamento de La Paz en 1876. Este es el antecedente de mayor antigüedad en la historia del cooperativismo organizado. En 1930, se establecieron en Ocotepeque la Sociedad de Tipo Gerencial y la Mutualista “El Obrero”, igual manifestación se dio en Santa Rosa de Copán con la Sociedad Copaneca de Obreros. Las primeras dos manifestaciones aquí presentadas aún siguen vigentes.

El gobierno del Ingeniero José Azcona del Hoyo, dinamizó el subsector cooperativo al aprobar la nueva Ley de Cooperativas, pero el gobierno del Licenciado Rafael Leonardo Callejas permitió la introducción de paralelas en los organismos de segundo y tercer grado del sector y reformó la Ley de Cooperativas a favor de intereses particulares de los Lideres paralelos. (Artículos 94 y 100)

No obstante el gobierno del Doctor Carlos Roberto Reina devolvió las esperanzas y motivó a las dirigencias hacia una nueva posibilidad, al aprobar el Reglamento de la Ley que completa el marco jurídico después de doce años de vigencia y estableció una Oficina en la Secretaria de Industria y Comercio, exclusiva para atender las demandas del Sector, pero las esperanzas duraron poco porque el gobierno del Licenciado Ricardo Maduro, redujo la Oficina del Sector Social de la Economía, a una dependencia interna de la Secretaria de Industria y Comercio, para atender la demanda de la Micro Empresa Hondureña, que se conceptualiza como economía familiar y no como economía social o solidaria, a contrario sensu, las cooperativas son empresas centradas en las personas,  que pertenecen a sus miembros, que pertenecen a sus miembros, quienes las dirigen de forma democrática para dar respuesta a sus necesidades  y aspiraciones socioeconómicas comunes. Como empresas basadas en valores y principios, dan prioridad a la justicia y la igualdad, y permiten a las personas crear empresas sostenibles que generen empleos y prosperidad a largo plazo. Gestionadas por productores, usuarios o trabajadores, las cooperativas se dirigen según la regla de “un miembro, un voto”, en cambio en la sociedad mercantil entre mayor participación en el capital social posea y el número de acciones así es el número de votos.

La Alianza Cooperativa Internacional es la portavoz de las cooperativas en todo el mundo. Se fundó en 1895 con el fin de promover el modelo cooperativo. A día de hoy, los miembros de las cooperativas representan, al menos, el 12 % de la humanidad. Como empresas basadas en valores y no en los ingresos de capital, los 3 millones de cooperativas  presentes en el planeta trabajan juntas para construir un mundo mejor

La pregunta del millón es ¿por qué el Gobierno no apoya a las Cooperativas? pero ya se ve un luz al final del túnel cuando en el discurso pronunciado en la toma de posesión de la Señora Presidenta giró instrucciones en el numeral 3 del mismo para que se creen los mecanismos legales de mercados para la disminución de los intereses bancarios para la producción, porque en la actualidad el sistema cooperativo compite con los bancos en el pago y cobro de los de intereses activos y pasivos, sin embargo, cuando por medio de un  Convenio Université de Sherbrooke de Canadá, Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras  (UNAH)  cursamos nuestra Maestría en Gestión de Empresas Cooperativas nos enseñaron que ellas eran actores vertebradores de la Economía Social y Solidaria en los más diversos sectores de la economía, con una larga trayectoria de atención a los más diversos problemas sociales, integradas en redes y comprometidas con el desarrollo local; grandes, medianas y pequeñas empresas de este sector son herederas de un capital socialmente acumulado a lo largo de muchas generaciones.

En su acción cotidiana, se preocupan permanentemente no solo por la acción empresarial en

su entorno productivo inmediato, sino atendiendo al desarrollo sustentable de las comunidades donde se insertan, pero hoy por hoy, soy de opinión que lo que se practica vulnera ostensiblemente el Artículo No. 191-94 que se lee: “La persona humana es el e fin supremo de la sociedad y del estado”, pues  el valor imperante es la codicia, obtener el mayor beneficio en la menor cantidad de tiempo posible. Una minoría acumula riquezas inimaginables e increíbles, mientras miles de millones sobreviven penosamente o mueren de hambre y de penuria

No obstante que en el mundo entero no faltan, como efectivamente así lo es, y Honduras no es la excepción, de crear una fachada de cooperativa para engañar a los asociados y el público, asociando el acto cooperativo con actos puramente mercantiles, amparándose en conceptos vacíos y carentes de valor humano, como la competencia, mercado financiero, calidad total y globalización, argumentando que la crisis interna del sistema cooperativo solo se salvará si se hace lo mismo que en el mundo bancario, donde los más grandes se comen a los pequeños amparados en la fusión de capitales monetarios, provocando la desintegración de la calidad humana e incremento de la pobreza en el país.

[1]El hombre no coopera solo para ser mejor o para establecer fines inmediatos, sino como una necesidad propia de su ser, que motiva su conciencia a realizar actos inmersos en la teología y en la axiología de su existencia, que dan como resultado, la presencia de fenómenos como la cooperativa”.


[1] ACI: Dr. Book Ake Sven, Valores para un mundo en cambio, Octubre 1992

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