Por Rafael Delgado Elvir
Economista. Catedrático universitario

Honduras es sumamente frágil para abordar los problemas más importantes que lo agobian. Claramente sus gobernantes distribuidos en los diferentes poderes del Estado, han fallado y lo siguen haciendo. Y lo peor: cada vez el rezago en el cumplimiento de las expectativas básicas que alberga el ciudadano es mayor. Pero además es un fracaso de una buena parte de sus líderes empresariales, políticos y sociales, quienes no han sabido servir como portavoces auténticos que oportunamente se pronuncien, influyan y ejerzan presión sobre todo aquello fuera del contexto legal y democrático. Esa es la dura realidad de nuestro país que sin embargo es abundante en recursos naturales y está dotado de muchas características envidiables en su población y su geografía.

Debido a esa evidente realidad nos hemos convertido en objeto de estudio en el resto del mundo que desde lejos ven lo que ocurre y se mueven entre la risa y la decepción. Entender cómo en Nicaragua, Ortega es el presidente y su esposa es su vicepresidente no es fácil en el contexto de un mundo que cada vez más avanza, aún con dificultades, hacia más transparencia. Comprender cómo en Honduras, se extraditan políticos ligados al partido gobernante e incluso a un hermano de JOH acusados por narcotráfico, sin que aquí en el país nunca, ni en el pasado ni en el presente, se haya hecho judicialmente nada, provoca para cualquier persona acostumbrada a condiciones normales de vida, asombro y rechazo. Las preguntas de cualquier observador externo es ¿qué hacen las autoridades judiciales?, ¿para qué sirven las leyes? ¿Por qué siguen gobernando?

Recientemente llegó al país la señora Alicia Bárcena de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y entregó a los que gobiernan la iniciativa de un plan de desarrollo que prescribe lo que se debe hacer para supuestamente ponerle fin a los graves problemas del país. Definitivamente que esto es una evidencia más de esa fragilidad de los que gobiernan y del fracaso de la clase política que nunca ha querido, con total desprendimiento de otras cosas, hacer algo por su gente. Al igual que en otros casos cuando se encuentran con líderes de organismos internacionales, se trata de un recordatorio a los políticos, y en este caso a JOH, sobre su incapacidad en gobernar y en la necesidad de indicarles qué es lo que deben hacer.

Debería darles vergüenza el hecho que se sepa mundialmente sobre su total fracaso; que sepan sobre sus ilegalidades y que tengan que venir desde afuera a indicarles cómo y hacia dónde andar. Pero para los que gobiernan esto nuevamente lo publican para autocomplacerse, más que cualquier otra cosa, para demostrar un supuesto reconocimiento internacional del que todavía gozan. Por eso sonríen frente a las cámaras cuando de hecho les están indicando en esas cumbres y encuentros sobre su brutal desenfoque para solucionar los problemas del hambre y la migración.

La CEPAL les explicó claramente por qué han fracasado y las razones de la enorme emigración hacia los Estados Unidos. Según su análisis, es el resultado de un crecimiento económico insuficiente, pobreza y desigualdad, el alto crecimiento demográfico, el cambio climático y la violencia. Pretenden por ello lanzar un programa regional con los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica para lidiar con esos problemas que no han mostrado indicios de un mejoramiento. Evidentemente se trata de algo que debe abordarse con rapidez. Pero tanto desde afuera como aquí adentro sabemos que difícilmente podrá dar resultados en el contexto de un país con líderes que han fracasado enredados en problemas muy importantes para ellos, pero sin ningún impacto en el mejoramiento de la vida de los hondureños.

delgadoelvir@yahoo.com

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