Por Pedro Alfonso Morales

            Hay poemas que valen todo un libro o, mejor dicho, hay poemas que son como libros totales y completos, que encierran las circunstancias y las palabras de la obra y construyen la experiencia y la vida misma de su autora, convirtiendo al texto y a su creadora en un solo ser.

            La breve historia… El 20 de enero de 2023, Carlos Javier Jarquín, el poeta nicaragüense en San José, Costa Rica, me regaló dos libros para la Biblioteca Artelica «Javier Argeñal Báez». Me entregó otros tres para enviar a la Biblioteca Alemana Nicaragüense de Managua.

            Uno de los libros se titula «LLUEVE» (Ediciones Kuelap, Perú, septiembre de 2021, 122p), cuya autora es la puertorriqueña Tania Anaid Ramos González, poeta y columnista internacional con doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de Puerto Rico.

El poemario «Llueve» ostenta una portada del artista nicaragüense Mauricio Rizo Centeno, además de un magistral prólogo del escritor, poeta y catedrático jubilado puertorriqueño  Félix Córdova Iturregui.  En la contratapa, Carlos Javier Jarquín destaca que «el tiempo transcurre sin pausa y es inevitable vivir sin sentir dolor, llanto o nostalgia, aunque hubiese pequeños espacios para el placer, la risa y la alegría».

            Tania Anaid (Anaid es palíndroma de Diana) ha publicado «Azula» (2011), «Invisibilidades» (2020), y otros dos libros de poesía y cuentos aún inéditos. Ella misma se llama «Azula», como uno de los títulos de sus libros. Entonces… si uno no tiene de dónde agarrarse, se agarra de sus ojos.

            Así que, antes de enviar el libro para Managua, lo ojeé y aproveché su paso y estancia conmigo por algunos días, pues muy pronto lo mandaré… En esa vista rápida, descubrí el poema que siempre busco en los libros… El poema total que representa a los demás y habla por ellos con colores…

MI CASA

Mi casa…

ese cuerpo vacío

de puertas sin tiempo,

ese dormitorio ajado

en las cercanías del pecho,

esa ventana herida

de versos y cielo callado,

de ruinas y algas gimiendo.

Mi casa…

celosía de una instancia,

de una ocurrencia sin verbos,

heurística de un diluvio

que fue bastión del silencio.

Mi casa…

mi solar azul,

esta osadía techada,

este camino umbroso…

mi morada, mi templo.

            El poema contiene algunas voces desconocidas que es necesario desentrañar para comprender mejor su sentido poético. Por ejemplo, «ajado» se refiere a marchito, deslucido, viejo, usado, arrugas o cicatrices; «celosía» es un enrejado de madera o hierro para ver sin ser visto.

            «Heurística» puede entenderse como hallar o inventar o considerarse como método para indagar, descubrir o principios para hallar ideas de solución. Las reglas heurísticas ofrecen decisiones más rápidas que los métodos tradicionales para resolver problemas…

            La «osadía» o la osada se refiere a quien se atreve a enfrentar situaciones, hechos o eventos peligrosos con determinación y valentía. Y, por último, lo umbroso es el adjetivo que se refiere a que tienen o da sombra, cuyos sinónimos, destacan: sombreado, sombrío, umbrío…

            El poema «Mi casa» ocupa el lugar 77 del libro de cien poemas. El poema consta de tres estrofas de 8, 5 y 5 versos breves y libres que oscilan entre 3, 7, 8 y 9 sílabas métricas. El poema alude a la casa o al hogar y habitación para realizar una analogía con la construcción del ser.

            El poema puede dividirse en dos apartados:

Apartado 1: versos 1 al 13: La casa es ser con puertas, ventanas, dormitorios y decorados

            En la primera estrofa, el sujeto lírico, desde una actitud carmínica como si fuera una actitud apelativa, describe cómo se hallan las diferentes partes de la casa. Me sugiere que el cuerpo está vacío, porque sus puertas están abiertas. Esto es: entran y salen las cosas y los seres todo el tiempo.

            Eso significa que el cuerpo no siempre está vacío, porque si entran y salen cosas, algunas veces estará lleno de melodías y cosas de la vida. El hecho de abrir las puertas sin tiempo, nos sugiere un gran sentido de libertad y seguridad de las cosas para entrar, salir o vivir la vida en el cuerpo.

            El sujeto lírico, se refiere a otra parte de la casa o al ser que es lo mismo, como «dormitorio ajado en las cercanías del pecho». Esto es: los sufrimientos alojados en el lugar más especial del ser: allí están las cicatrices y las verrugas, los dolores y las penas, y las tristezas que son parte de la vida.

            El hablante lírico también, describe la «ventana herida de versos y cielo callado» del ser para exponer lo difícil que es la palabra, la poesía, la literatura y su lenguaje. A pesar de esas ruinas algo gime y tiene vida: la naturaleza de las cosas, subsisten con esperanza de vida.

            En la segunda estrofa, el sujeto lírico, de nuevo, en actitud carmínica y apelativa, expone que la casa, tiene partes que son adornos o decorados, pero funcionan más allá de tales, puesto que son «celosía», «ocurrencia de verbos» (la frase mágica del poema), «heurística» y «bastión del silencio».

            Esta estrofa, complementa los versos finales de la primera. De nuevo, recurre a la palabra, la poesía y la literatura; incluso, al método y a la estrategia de trabajo, porque la literatura no es inspiración como se cree, sino, aplicación de mecanismos y autoestudio de trabajo creativo.

Apartado 2: versos 14 al 18: La casa es templo poético, con temple, sueños, sombres y cicatrices

            En la tercera estrofa, el sujeto lírico totaliza hogar, tierra, actitud y aptitud, camino, mar, país y continente: el «solar azul» no es más que el arte como decía Hugo, aunque puede ser de cualquier color, según Valera; puesto que en el atreverse está la calidad y la calidez con que se ha tejido hogar y poesía, palabra y poeta; y, por último, ya queda construido el templo de la poesía.

            En el fondo, el poema constituye un Ars Poético de la autora que resume los valores de la vida y la literatura establecida a partir del hogar y la poesía, la tierra y la poética, el Caribe con sus «algas gimiendo» y el continente latinoamericano que muestra sus valores del arte.

            En fin, es un poema y un libro que, ojalá la literatura y la educación quieran, pueda leerse en las escuelas y las universidades de la tierra de la poeta y más allá de las fronteras de la poesía. Entonces, podremos decir que no solo nos habremos agarrado de sus ojos, sino de su poesía.

Telica, León, Nicaragua, 27-30 de enero de 2023.

Sobre el autor:

  • Pedro Alfonso Morales Ruiz  (Telica, León, Nicaragua: 13 de mayo de 1960): poeta, escritor, compositor y profesor de Lengua y Literatura con estudios en Literatura y Derecho en UNAN-León, Nicaragua. Ejerció la docencia durante 25 años y escribe desde los 15. Ha publicado 41 libros entre poesía, cuentos, novelas, ensayos, antologías, libros de textos y caligrafías.
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