** Más de 85,000 personas han sido deportadas entre mayo y agosto, desde la entrada en vigencia del Título 8
** Unos 30,000 hondureños, más de la mitad grupos familiares, han llegado a la frontera estadounidense en los últimos dos meses
Rubén Escobar
En los últimos meses las leyes migratorias de Estados Unidos han incrementado las barreras legales y tecnológicas con el propósito de bloquear la migración irregular, pero también están abriendo nuevas vías legales para permitir a las personas llegar a ese país (o en el futuro cercano a países aliados como Canadá y España), sin exponer sus vidas en manos de criminales traficantes de humanos.
Desde marzo de 2020 y hasta el 11 de mayo de 2023 -a causa de la epidemia de COVID-19-, estuvo en vigencia el Título 42, una sección de la Ley de Servicio Público de Salud que permitía a las autoridades migratorias estadounidenses expulsar con celeridad, sin demasiados protocolos, a las personas que ingresaban sin documentos a ese país. En mayo entró nuevamente en aplicación el Título 8 del Código de Regulaciones Federales, el cual es administrado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para regular una diversidad de temas, entre ellos la admisión de extranjeros, el estatus migratorio, la deportación, la naturalización y los derechos civiles de los inmigrantes.
Desde ese momento y hasta la primera quincena de agosto, bajo el Título 8, Estados Unidos ha deportado a más de 85,000 personas de unos 115 países que intentaron cruzar las fronteras sin cumplir los requisitos legales mínimos. Luis Miranda, subsecretario adjunto principal de Comunicaciones del Departamento de Seguridad Nacional, explicó que bajo el Título 42 las personas eran retornadas a sus países bajo procesos administrativos muy básicos, con el propósito de hacerlo rápidamente; mientras que bajo el Título 8 se ha retornado a los procedimientos habituales, que conllevan consecuencias legales para las personas que violentan la ley y registros minuciosos de su presencia en territorio estadounidense.
Entre las consecuencias está la pérdida de oportunidades, como el acceso a visas de trabajo; quedar vetado para ingresar, de cualquier manera, por cinco años o más; y penas de cárcel, especialmente para aquellos que son reincidentes.
Oportunidades que se pierden al migrar irregularmente
En una conferencia virtual -en la que “En Voz Alta” participó-, Miranda indicó que su gobierno está consciente que debe ampliar las vías legales para ayudar a “aliviar las necesidades” de quienes buscan oportunidades. Bajo ese enfoque se designaron 65,000 visas H-2B para trabajadores temporales no agrícolas, de las cuales 20,000 son específicamente para ciudadanos de Honduras, El Salvador, Guatemala y Haití. Pero además, Estados Unidos estaría buscando alianzas con otros países para abrir oportunidades de trabajo.
“Parte de lo que se busca es crear vías no sólo para Estados Unidos, sino también para países como Canadá y España, que van a permitir mayores oportunidades y alternativas”, confirmó Miranda.
Otra de las posibilidades abiertas es el Proceso de Reunificación Familiar para ciudadanos de Honduras, Guatemala, El Salvador y Colombia. Este aplica únicamente para personas que ya estaban en trámites de residencia por solicitud de un familiar en Estados Unidos, y que ya han sido aprobadas pero por la demora en la emisión de sus documentos, el trámite ha caído en espera indefinida.
Estos casos funcionan únicamente mediante cartas de invitación enviadas por el Departamento de Estado a las personas involucradas. Una vez recibida la invitación, el ciudadano aplica y recibe autorización para viajar, permanecer y trabajar en Estados Unidos hasta por tres años, mientras recibe su visa de residencia.
Esas invitaciones empezaron a ser enviadas los primeros días de agosto, “pero no es un proceso en el que se puede aplicar afirmativamente, es por invitación a las personas que ya están encarriladas”, confirmó Miranda.
Miles de personas que ahora mismo tienen oportunidades de trabajos temporales en Estados Unidos, y próximamente en otros países, las perderán al tratar de migrar de forma irregular, enfatizó el funcionario.
Mitos y mentiras de los traficantes
El DHS ha registrado un importante aumento de la migración irregular, especialmente de guatemaltecos y hondureños, en los últimos dos meses. Esto en parte debido a una serie de mentiras difundidas por los carteles que operan el “negocio” ilícito del tráfico humano. “Una de las mentiras es que si las personas llegan en familias, no van a ser deportados. Eso no es cierto, las leyes de Estados Unidos están en vigor y las leyes se aplican a personas individuales o a familias que no tengan base legal para estar en Estados Unidos”, reseñó Miranda.
El DHS ha registrado la llegada de unos 30,000 hondureños en los últimos meses, de los cuales más de la mitad serían grupos familiares. Muchas de estas personas hipotecan propiedades o asumen grandes deudas para poder viajar, y al final son deportadas.
Otro de los mitos difundidos por estas bandas, es que pretenden “ayudar” a cruzar la frontera a las personas, cuando en realidad su único propósito es lucrarse mediante la violencia, extorsión, secuestros, asesinatos de migrantes e incluso abandonándolos en medio del desierto.
De igual forma se ha difundido la idea de que las personas solo deben cruzar la frontera, entregarse a las autoridades estadounidenses y esperar a que un familiar residente allá “lo reclame” para así quedarse a vivir. “Es mentira que un familiar simplemente los puede recoger en la frontera. La realidad es que quedan en un proceso donde lo más probable es que reciban una deportación expedita, pero también hay consecuencias para los que están reincidiendo, quienes se pueden exponer a un encausamiento criminal”, dijo Miranda.
Reiteró que la realidad en el camino es mucho más dura que eso. Por ejemplo, los coyotes encierran a los migrantes en casas bajo temperaturas extremas, sin aire acondicionado ni servicios sanitarios, desde donde llaman a los familiares para extorsionarlos bajo amenazas de muerte. En otros casos los abandonan a su suerte para que mueran en el desierto.
A los que llegan hasta la línea fronteriza, les ponen unas escaleras de cuerda y los hacen subir al muro, el cual en algunos lugares tiene hasta 30 pies de alto (unos 9 metros, el equivalente a una casa de tres pisos), y como consecuencia han habido heridos y muertos al caer, pues la gran mayoría no están acostumbrados a esas acrobacias, además de que van afectados por el cansancio, escasez de alimentos y de agua.
“Los coyotes no tienen respeto por la vida de la gente, por su dignidad. Los tratan como un producto que tienen que mover, simplemente por la ganancia. Si la persona no sobrevive, como ya les han pagado, no les importa”, dijo Miranda.
El funcionario enfatizó que su país está incrementando los esfuerzos por controlar la migración irregular, al grado de contar con más de 24,000 agentes y oficiales en la frontera, con “más tecnología que nunca”, con cámaras de visión nocturna, supervisión aérea y “una habilidad para detectar las entradas irregulares de una manera que no era posible hace 20 o 25 años”, por lo que sugirió a las personas buscar las vías legales para migrar y no exponerse a los peligros en manos de los coyotes o a ser encarcelados por las autoridades estadounidenses.
“En este momento lo más probable es que si alguien trata de cruzar la frontera lo estamos viendo, aunque ellos no nos vean a nosotros, y vamos a hacer cumplir la ley (…) Las personas que no tienen base legal para estar, son deportadas. (…) No se expongan a ser estafados (por los coyotes) o a ponerse en peligro”, concluyó.