Miembros de una academia de San Pedro Sula sostienen las banderas de Centroamérica el domingo 15 de septiembre de 2024 | Fotografía de Coyuntura

En imágenes, COYUNTURA ilustra la conmemoración de San Pedro Sula, Honduras, por los 203 años de Independencia de Centroamérica.

Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Fotografías por Juan Daniel Treminio y Jairo Videa | @CoyunturaNic

Galería y ciudadanía

San Pedro Sula, Honduras

Hoy, domingo 15 de septiembre de 2024, el bullicio de la independencia resonó en el centro de San Pedro Sula, Honduras, Centroamérica, mientras las calles de la ciudad se llenaron de algarabía, calor y ritmos vibrantes de las bandas de guerra que conmemoraron los 203 años de independencia de Centroamérica.

Desde temprano en la mañana, familias enteras salieron a las calles para participar en un día histórico marcado por desfiles patrióticos, presentaciones artísticas y un profundo sentido de orgullo por la soberanía alcanzada con la firma del Acta de Independencia el sábado 15 de septiembre de 1821.

San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande de Honduras, la sexta urbe más grande de los países centroamericanos -según profesionales consultados por COYUNTURA– y un centro económico clave del país y la región, jugó un papel significativo en estas festividades.

Aunque no fue una ciudad protagonista en el proceso de independencia en 1821, su relevancia en la actualidad la convierte en un punto neurálgico para la conmemoración.

Ubicada en el fértil valle de Sula, a pocos kilómetros de la costa caribeña y cerca de Puerto Cortés, la ciudad se ha convertido en el motor económico, industrial y en infraestructura de Honduras, atrayendo a miles de personas a sus actividades deportivas, empresariales, turísticas y culturales.

A medida que el Sol subía sobre el cielo de San Pedro Sula, el calor no detuvo el entusiasmo de las y los ciudadanos que se agolparon a lo largo del Bulevar Morazán para ver el desfile de las bandas de guerra de escuelas e instituciones.

El sonido de los tambores y trompetas resonaba entre los edificios y los toldos de la Policía, la Alcaldía, marcas comerciales y COPECO (Secretaría de Estado en los Despachos de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales de Honduras), mientras jóvenes, niños y adultos marchaban en perfecta sincronización, mostrando con orgullo los colores patrios, y los mejores pasos.

Las banderas ondeaban en lo alto, y los espectadores, entre gritos y vítores, celebraban la historia y la cultura de su tierra. Pero al menos 30 personas se desmayaron a las 12 p.m. en punto, según verificación de este medio. Nada grave, pero las autoridades tuvieron que atender a muchos, duchar con bolsas de aguas a varios y levantar del suelo a algunos, con instrumento encima.

Aunque San Pedro Sula no fue un punto clave en la independencia de Centroamérica, su importancia en el contexto de Honduras ha crecido exponencialmente desde aquellos días. Hoy, es una ciudad moderna y en constante expansión, que simboliza algo del paulatino y torpe desarrollo económico del país.

Con más de 1,5 millones de habitantes en su área metropolitana, sigue siendo un eje de comercio e industria que conecta a Honduras con el resto del mundo. Con aeropuerto, montañas y ríos. Pero también gentrificación, contaminación, basura, desempleo, pobreza, delincuencia y violencia.

A lo largo de la región centroamericana, las ciudades más pobladas también celebraron con fervor. Desde la Ciudad de Guatemala, la urbe más grande de Centroamérica, hasta Managua, San Salvador, Tegucigalpa y San José, el espíritu de independencia se sintió en cada esquina. Estas ciudades, que han crecido y evolucionado en los últimos 203 años, reflejan la diversidad y la historia compartida de la región.

Mientras San Pedro Sula celebró junto al resto de la región, como un recordatorio de cómo la historia sigue viva en los corazones de los hondureños y centroamericanos, por poco interés que parezca mostrar la ciudadanía, incluso la más joven. Los 203 años de independencia no solo marcan un momento clave del pasado, sino que también reflejan el presente vibrante y el futuro esperanzador de una región que sigue luchando por su progreso y libertad.

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