Cortesía Proceso Digital
Juan Ramón Martínez
Las campañas electorales son ocasiones para presentar propuestas. Oportunidades para el debate. De forma que los electores descubran si lo que proponen los candidatos es cierto. Posible su ejecución: Y, si producirán beneficios colectivos. En esta campaña no ha habido debate. Cada candidato habla solo. Contra el viento, diciendo cosas: sueños de lo que hará, beneficios que producirá. O, en el caso de Rixi – la más altanera – metiendo miedo, acusando al gobierno anterior; y mintiendo repetidamente. Sin que nadie la corrija.
Los candidatos “oficiales” defienden al régimen. Rixi rehúye la tarea. Ataca “al sistema” que le ha dado todo; a los periodistas; a los que han triunfado; a los que no le tienen miedo; y a los empresarios. Incluso a instituciones jurídico–mercantiles como el fideicomiso. Y nadie le ha dicho que miente, que defiende negocios espurios, que sus declaraciones son arengas en favor de la violencia entre los hondureños; y que sus posturas rabiosas comprometen la vida democrática, amenazando incluso el proceso electoral. Como declararse ganadora sin actas electorales, como Maduro en Venezuela.
En la UNAH dijo que el gobierno anterior le había entregado a un banco 14 ríos a perpetuidad. Mentira. Basta leer el PCM que anula el fideicomiso donde se dice que la medida es “para tener recursos y refundar a Honduras”. Nadie le aclaró que el negocio bancario no incluye “vender” ríos. El giro bancario es prestar dinero y servir como fuente de conservación de ahorros.
Rixi mintió descaradamente. Lo que hizo el gobierno anterior fue suscribir un fideicomiso para que en 14 ríos, — con potencialidades — debían ser estudiados para identificar donde represar y controlar las crecidas: y buscar financiamiento. Los lugares prioritarios: Llanitos y Jicatuyo, en el Ulúa y El Tablón en el Chamelecón. El tema es viejo. Se retomó después de las tormentas del 2021. Con estas represas, además de reducir el déficit energético, se regulará el caudal de los ríos, protegiendo las zonas más bajas del Valle de Sula, defendiendo bienes y cuidando las vidas de los ciudadanos.
En abril de 2022, el gobierno de Xiomara, rescindió el contrato de fideicomiso a que hacemos referencia, argumentando que “los ríos y todas las aguas que corren por los cauces naturales, son bienes de dominio público fluvial”. Disimulando la irresponsabilidad del régimen refundidor, que tiene poco interés en proteger el Valle de Sula. Defendiendo intereses misteriosos.
Mintiendo porque el fiduciario nunca recibió propiedad sobre los ríos. Solo tenía la obligación de buscar oportunidades para usar las aguas y controlar el flujo de las mismas para proteger a la población. En la última declaración, en un tono que desmerece mucho a una dama que estudió derecho en la UNAH, habla de mafias, de delincuentes, y cuestionó sin fundamento el papel del sistema bancario en el desarrollo. El “che” Guevara hizó lo mismo y después de arruinar a Cuba, terminó acorralado en Bolivia.
Rixi, daña al gobierno de Xiomara porque pone en evidencia que, en tres años, no ha podido proteger bienes y vidas de la población del Valle de Sula. Pretende engañarnos. Pero la pasividad está allí: en la torpe decisión suya y de la gobernante “refundidora”.
Tiene suerte Rixi compitiendo con candidatos que no la ridiculizan. Asfura desaprovechó la oportunidad para confirmar su preocupación por la vida de la población norteña. Debió obligarla a rendir cuentas, evitándole la cantaleta del pasado, sin responsabilidades por el presente. Nasralla tampoco aprovechó para demostrar que protege a los ciudadanos que más lo respaldan. Nelson Ávila, es “correligionario” suyo. Todo es una pena. Los ciudadanos pagarán el error, –así como se anuncia– un nuevo huracán afecta a Honduras.
La Prensa, San Pedro Sula, 23 de octubre de 2025.
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