Raúl Vela
Registró caídas significativas en tres de los cuatro pilares evaluados: eficiencia de gobierno, eficiencia de negocios y eficiencia de infraestructura. Solo avanzó en desarrollo económico. También retrocedió en ocho ODS.
De mal en peor. De acuerdo con el último Ranking de Competitividad Mundial 2022 elaborado por el Institute of Management Development de Suiza y el Centrum PUCP, el Perú se ubicó en el puesto 54 de 63 países con 49.6 puntos sobre 100, siendo el puntaje más bajo alcanzado en el periodo 2008-2021.
De acuerdo con este ranking, el Perú registró caídas significativas en tres de los cuatro pilares evaluados: eficiencia de gobierno, eficiencia de negocios y eficiencia de infraestructura. Y solo avanzó en desarrollo económico producto de un rebote en el PBI, exportaciones y precios como consecuencia de la pandemia.
En el pilar de infraestructura, donde la caída fue más significativa al punto de ubicarnos casi al final de la tabla (59 de 63 países), esta se presentó por los retrocesos en infraestructura básica, tecnológica y científica, lo cual se evidenció en la capacidad limitada del país para enfrentar situaciones complicadas como la crisis sanitaria por efectos de la COVID-19.
Respecto a la eficiencia de gobierno, el ranking reveló que las debilidades de este pilar se encuentran dentro de los marcos institucionales, legislación de negocios y marco social.
Así tenemos que entre los criterios con peor desempeño se encuentran el número de días necesario para iniciar un negocio (puesto 58), soborno y corrupción (puesto 60), spread bancario, que es la diferencia de tipos de interés (puesto 59), entre otros más.
En cuanto a la eficiencia de negocios, que es el pilar donde se estudian las condiciones para promover que las empresas se desempeñen de manera innovadora, rentable y responsable, hubo una tendencia negativa dentro de los factores de productividad y eficiencia, mercado laboral, finanzas, y actitudes y valores al evaluar las posiciones obtenido por el Perú desde el 2008 al 2022.
Entre los criterios que presentan un peor desempeño se encuentran atraer y retener talentos (puesto 63), pequeñas y medianas empresas (puesto 58), productividad laboral (puesto 59), uso de herramientas y tecnologías digitales (puesto 59) y prácticas de auditoría y contabilidad (puesto 60).
Perú retrocedió también en los ODS
Si bien la pandemia de la COVID-19 en el 2020 y 2021, y luego la guerra en Ucrania desde febrero de este año, afectó la prosperidad y competitividad de los países del mundo, en el caso peruano se suma la crisis política en la que está sumido desde el 2016, y que se ha profundizado desde julio del 2021.
Esta profunda crisis no solo ha originado que el Perú retroceda en el Ranking de Competitividad Mundial 2022 sino también retroceda en casi la mitad de los 17 objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
De acuerdo con el Gráfico de Progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2022 elaborado por la Naciones Unidas, el Perú retrocedió en 8 ODS: ODS 1 (eliminación de la pobreza), ODS 2 (eliminación del hambre), ODS 3 (salud y bienestar) ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), ODS 9 (infraestructura), ODS 12 (garantizar consumo y producción sostenible), ODS 13 (medidas para el cambio climático), y ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas); y apenas tenga una mejora en 4 ODS: ODS 4 (acceso a la educación), ODS 5 (igualdad de género), ODS 6 (acceso al agua y saneamiento), y ODS 7 (acceso a la energía).
El gobierno de Pedro Castillo lejos de atender el tema social, económico y ambiental lo que ha hecho es agudizar la crisis, poniendo en riesgo inminente el perder los fundamentos de la estabilidad económica del que goza el país desde hace 27 años.
Un estudio económico de la Cepal de agosto de este año titulado Dinámica y Desafíos de la Inversión para Impulsar una Recuperación Sostenible e Inclusiva reveló que la pobreza extrema en el Perú creció 0.3 % con respecto al 2021, y que la inflación hasta junio de este año aumentó en 5.5 % con relación al mismo mes del año pasado, empujados básicamente por el incremento de los precios de la canasta de alimentos y de energía.
Estabilidad y participación de las empresas
Con un gobierno que en 13 meses de gestión ha tenido 4 gabinetes y 67 ministros es difícil tener estabilidad, y sin estabilidad no es posible alcanzar un crecimiento económico sostenible, sostiene el doctor Luciano Barcellos de Paula, docente del Centrum PUCP.
El mejor desempeño económico del país en el 2021 fue una respuesta al rebote en el PBI, exportaciones y precios como consecuencia de la pandemia, pero no fue por un buen manejo de las finanzas.
De acuerdo con el Ranking de Competitividad Mundial 2022, el Perúen los componentes de economía doméstica, comercio internacional, inversión internacional, empleo y precios cayó 15.3 puntos, lo que significó un descenso de 9 posiciones con relación al 2021.
La caída de las cifras de estos cinco componentes ha afectado nuestra competitividad, y la tendencia negativa de los factores de productividad y eficiencia en el pilar de negocios es el reflejo de esa realidad.
“Si no somos más productivos difícilmente seremos más competitivos en el mercado mundial”, afirma Barcellos.
Salir de esta situación implica alcanzar estabilidad entre los poderes para poder gobernar y así dotar de más recursos económicos para cerrar la brecha de infraestructura en el país.
Asimismo, implica dejar a las empresas invertir en economía digital, en economía circular, investigación y desarrollo. “Sin el apoyo de las empresas no será posible alcanzar los ODS”, asegura el docente del Centrum PUCP.
Virgilio Chávez, director de la Alianza Cr3ce de Cedro, sostiene que la sociedad civil organizada a través de los movimientos sociales y organizaciones tales como voluntariados, pueblos indígenas, asociaciones comunitarias y ONG, deben realizar una labor de difusión de los ODS para que sectores estratégicos de la población los hagan propios, especialmente en las dimensiones económica, social y ambiental.
Del mismo modo, agrega, es necesario articular esfuerzos con organizaciones de otros sectores para implementar proyectos de desarrollo sostenible que mejoren la calidad de vida de los grupos más vulnerables del país.
Un ejemplo de este trabajo lo viene desarrollando Cedro en la promoción del desarrollo sostenible mediante programas y proyectos de manera articulada con el sector público, privado y la cooperación internacional. En esta línea, sostiene, en los últimos años, viene trabajando en la reducción de las brechas digitales y financieras, principalmente, en la Amazonia peruana, donde ha contribuido a generar oportunidades para una mejor calidad de vida.
Asimismo, ha propiciado acciones relacionadas a la recuperación económica y salud mental de la población afectada por la COVID-19. Así como ha promovido la integración de las poblaciones desplazadas extranjeras en situación de vulnerabilidad.
“La propuesta de Cedro responde principalmente a 4 ODS: ODS 1 (fin de la pobreza), ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico), ODS 9 (industria, innovación e infraestructura) y ODS 10 (reducción de las desigualdades)”, afirma Virgilio Chávez.
Los resultados del Ranking de Competitividad Mundial 2022 en América Latina aún no son los esperados. Se observan los efectos de la pandemia que todavía perduran, evidenciando los puntos débiles en temas de competitividad dentro de los cuatro pilares evaluados: eficiencia de gobierno, eficiencia de negocios, eficiencia de infraestructura y desarrollo económico.
En el ranking general, se observan resultados mixtos en los países latinoamericanos: Chile desciende al puesto 45; seguido por Perú en el puesto 54, que escala cuatro posiciones dado el efecto estadístico del pilar de desempeño económico; luego continúan México en el puesto 55, Colombia en el 57, Brasil en el 59, Argentina en el 62; y Venezuela en la última posición del ranking.
En el mundo, los primeros lugares del ranking son ocupados por Dinamarca, Suiza, Singapur, Suecia y Hong Kong, cuyos resultados en los cuatro pilares evaluados marcan el camino a seguir y destaca la importancia de adoptar sus buenas prácticas.