Por: SEGISFREDO INFANTE

            Recuerdo que un escritor suizo reafirmó que la filosofía griega comenzaba con la “Teogonía” del poeta Hesíodo, por aquello de la dicotomía del caos y el orden, es decir, el cosmos. Pero aparte de aquella intuición importante el rol de este poeta griego fue el de configurarle una estructura literaria a una cosmogonía mitológica de tipo politeísta, que antes era predominantemente oral, y en la cual se amamantaban otros poetas y autores, incluyendo al pueblo mismo.

            Aunque parece interesante la hipótesis que la filosofía antigua arranca con la obra de Hesíodo, la mayoría de los filósofos y estudiosos coincide en que esta disciplina intrínseca de la sabiduría, comenzó con las especulaciones fisicalistas de Tales de Mileto, en un intento por apartarse de la mitografía heredada de los grandes poetas de la antigüedad, entre ellos el inolvidable Homero. Incluso Aristóteles, el más riguroso sistematizador del saber antiguo, coincide en que “la filosofía primera”, o de “los primeros principios”, comienza con Tales, elevándose poco a poco a niveles de mayor abstracción (según mi juicio) con pensadores como Jenófanes, Parménides y Platón.

            Desde luego que para identificar las raíces del pensar filosófico occidental, de vez en cuando conviene escarbar y penetrar en los conocimientos anteriores a la gran “Filosofía” sistémica. Raíces luminosas que se encuentran en los textos sapienciales y en la prédica de los patriarcas y profetas del “Antiguo Testamento”, configurando el sumun monoteísta del pensamiento oriental. Lo cual incluye a los mesopotámicos, egipcios y persas, y después los discursos cosmogónicos politeístas y naturalistas de los mismos dramaturgos y oradores en los comienzos del experimento democrático ateniense y de otras ciudades afines. Como ejemplo ilustrativo por ahora sólo deseo mencionar cinco rollos con alta calidad especulativa en el terreno teológico-religioso y en el saber humano trascendente, un poco por encima de las exigencias materiales inmediatistas. Me refiero al “Génesis”, el “Libro de Job”, el “Eclesiastés”, los “Salmos” y los “Proverbios”, en cuyos textos también se alimentaron los evangelistas y demás apóstoles, aunque estos últimos también recibieron una dosis de inyección griega, especialmente Juan, “el discípulo amado”; o el escribano al cual le dictó sus conocimientos tempranos y tardíos.

            La “Filosofía” especulativa se desarrolla por causa de una reflexión frente a tres grandes problemas del conocimiento: “Dios, el Hombre y el Mundo”. Dependiendo de la reacción y de la respuesta frente a estas tres nociones o conceptos, cada pensador adoptará un camino diferente. O matizado o entrelazado. Los autores bíblicos se centraron, principalmente, en el tema monoteísta de Dios; pero también estuvieron interesados en despejar el problema del “Hombre”, dejando constancia de tales preocupaciones en unos trabajos poéticos o sapienciales que unificaron las dos tradiciones bíblicas principales, fraguando lo que podría llamarse el “Pensamiento prefilosófico”, según lo afirman por lo menos cuatro autores que se han ocupado de este trilema.

            En cuanto a los primeros filósofos griegos, conocidos como presocráticos o preplatónicos, se puede reiterar que ellos se ocuparon de manera predominante del “Mundo” físico circunvalatorio, alejándose en forma prudencial de la tradición politeísta que habían heredado los poetas y los rapsodas más antiguos. Ese distanciamiento gradual del politeísmo más crudo, marcó los inicios de la alta “Filosofía” sistémica, y de la primera “Teología” europea, sobre todo con Platón y Aristóteles, cada uno de los cuales creó su propio sistema filosófico, coincidiendo y diferenciándose entre ellos. A mi juicio (lo he sostenido varias veces) Platón es el filósofo más creativo de la antigüedad; el más exuberante que el mundo conoció en aquel entonces. Pero su modelo de pensamiento, que sí lo tiene, es bastante disperso y difícil de atrapar en un solo discurso. Mientras que Aristóteles, el más grande sintetizador y sistematizador del pensamiento filosófico griego, convirtió a la lógica en un instrumento de análisis universal riguroso casi infalible, harto difícil de superar por lo menos hasta comienzos del siglo veinte, en que aparece Kurt Gödel, un filósofo, lógico y matemático austriaco que estremeció los cimientos de la lógica universal, con por lo menos tres grandes teoremas.   

            Dos siglos aproximados después de los primeros pensadores fisicalistas, aparece Sócrates centrando sus pensamientos en el problema del “Hombre” y su diario vivir. A tal grado que con este filósofo antropocéntrico la “Filosofía” griega termina por humanizarse, adquiriendo ciudadanía. Sócrates bajó, por así decirlo, la filosofía de las nubes naturalistas e hizo del “Hombre” un problema filosófico fundamental, abstracto y concreto, que todavía interesa a los pensadores de diversas civilizaciones, en tanto que lo medular de su pensamiento conceptual fue adoptado y desarrollado por su fiel discípulo Platón. Es más, Aristóteles retomó el tema de la moral y de la ética socráticas como una de las ramas más importantes de su sistema de pensamiento integral.

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