Elsa de Ramírez

En mi quinta obra literaria “El orgullo de ser mujer” destaqué la presencia de una gran cantidad de mujeres que, por sus múltiples atributos intelectuales, artísticos, culturales, ambientalistas, empresariales, políticos, militares, gremialistas, obreras, campesinas, deportistas, etc., pasaron a formar parte de una enorme galería de sobresalientes mujeres que durante 200 años dejaron huella a su paso por la vida, como un nuevo aporte a la historia de nuestra querida Honduras y que servirá como punto de apoyo para que otras mujeres con excelencia académica, sigan esculcando en anaqueles, bibliotecas y librerías para que enriquezcan con sus investigaciones este primer ensayo que coloqué a consideración  de mis compañeras de lucha, sino también de los caballeros del buen gusto que encontrarán en El orgullo de ser mujer los deslumbrantes nombres que antes de ahora eran totalmente desconocidos; tarea que no fue nada fácil, pues el machismo siempre ha pretendido mantener su hegemonía, situación que ha provocado en más de una oportunidad violentos choques entre las parejas, porque la mujer quiérase que sí, quiérase que no, poco a poco, mediante su organización en diferentes gremios han hecho sentir su presencia y valor incalculable dentro de la sociedad hondureña. Y así las vemos hoy día figurando con renombrado éxito en la administración pública, empresa privada y demás ocupaciones que antiguamente estaban asignadas exclusivamente a los hombres, verbigracia instituciones militares y de otra naturaleza.

En este escrito vamos a resaltar las tres ex primeras damas que considero fueron ejemplares durante los últimos sesenta años:

Alejandrina Bermúdez de Villeda Morales. Maestra. Técnica en bioquímica graduada en Múnich, Alemania; ex primera dama de la nación; fundó y presidió la Junta Nacional de Bienestar Social, creando una serie de programas de asistencia a las niñas en riesgo social, ubicando el primer centro en lo que hoy es el inmueble del Colegio Jesús Aguilar Paz en Comayagüela, de donde egresaron rehabilitadas excelentes costureras, reposteras, cultoras de belleza, cocineras y otra gran cantidad de tareas afines. De 1957 a 1963 fundó el Patronato Nacional de Rehabilitación al Inválido que después se convirtió en el instituto del mismo nombre. Recibió muchos reconocimientos, entre los que se destaca la declaración de Mujer del Año 1982-83 por el Grupo Femenino Ideas; su candidatura por Honduras para el Premio Internacional Saint Vincent “La Mujer del Mundo” en Roma, Italia, en 1982; el reconocimiento de la Cámara Junior de Tegucigalpa en 1990; la Condecoración de la Orden Civil “José Cecilio del Valle” por el gobierno de Honduras. Medalla de Oro del Comité de Asuntos Femeninos de la FESITRANH entre otros. Dignísima esposa del recordado expresidente doctor Ramón Villeda Morales.

Mary Carol Flake de Flores. De origen estadounidense, contrajo nupcias con el ingeniero Carlos Roberto Flores Facussé, ciudadano de relevantes méritos que además de haber sido Ministro de la Presidencia y Presidente del Congreso Nacional llegó a ocupar también la presidencia de la república, oportunidad que aprovechó doña Mary para darle rienda suelta a su elevado espíritu de solidaridad, habiendo desarrollado como primera dama (1999-2002) una sobresaliente labor social hasta lograr con el apoyo de organismos nacionales e internacionales y otras personas de su misma estirpe, la fundación del Hospital María, institución que en el mejor momento desarrolla una extraordinaria labor en beneficio de la salud de los capitalinos, lo que fue factor determinante para que en el período de la indeseable pandemia, este centro hospitalario pasará a posicionarse en primera línea. Doña Mary es además la amantísima progenitora de la no menos influyente mujer hondureña Mary Elizabeth Flores desde hace varios años representando con notable éxito a nuestro país en el foro mundial de las Naciones Unidas.

Aguas Santas Ocaña Navarro. Española–Hondureña. Fue la esposa del expresidente Ricardo Maduro Goest. En el 2003, Aguas Santas visitó El Hogar de Niños Emmanuel en San Pedro Sula con varios ejecutivos de corporaciones españolas que operan fábricas en esa ciudad, esperando crear conciencia sobre los niños que vivían en condición de huérfanos.

Aguas Ocaña también adoptó legalmente a varios niños connacionales y nicaragüenses y fue conocida por su trabajo con los menores en la calle y sus visitas a los privados de libertad, en las diferentes cárceles de Honduras. Creó un programa denominado “Cero niños en las calles”, orientado a eliminar a los infantes que deambulan sin brújula por las calles de esta nación en busca del sustento diario para sobrevivir.

Ocaña Navarro continúa luchando por los derechos del niño en su patria donde reside actualmente; teniendo bajo su responsabilidad la crianza y educación de aproximadamente 13 hondureñitos de ambos sexos y de otros países, hoy día preparados puntualmente para hacerle frente a los retos que presenta la vida.

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