Por Aracelly Díaz Vargas

El universo  es de personas  que  descubren  su gran  talento haciendo de su propia  vida el   arte de la más excelsa   historia,  con cimientos de palabras, pensamientos  y acción.  Cabe recordar  que  nuestro  desarrollo humano  va en conjunto  con la personalidad   que  vamos  construyendo a    cada instante,  al   despertar  con  inmensa alegría  por la gracia de vivir, nos  proponemos  metas  por   que  hay una pasión  que  arde en nuestro  corazón, sin perder el horizonte cuando  la luz del día  es feneciente,  esto  es  un  largo viaje para  el cual  nos  debemos  preparar, y  por  ende  nos orienta  a adquirir  nuevos  hábitos   en cada etapa  de nuestra  existencia que  son  de suma importancia para el crecimiento, siendo   la lectura   uno de esos principales manantiales  que  dan    grandiosos como  sublimes  conocimientos  a las personas    que   logran  hacer  de los  libros  su   perpetua  habitación.

Es  necesario entender  que  si perdemos   este estupendo hábito, nos hundimos  en el fango  de la  ignorancia  donde se oscurece  el gran tesoro  llamado intelecto  como la noche  tenebrosa, la cual  es una  jaula  que  atrapa  a  la mayoría de  personas. Sin embargo, hay personas   con  un conocimiento  extraordinario que iluminan a la  humanidad, por  que  su alma está  formada  con cimientos  de  sabiduría, hoy les quiero hablar de una persona   verdaderamente  maravillosa por  su humanidad  e integridad, ella  es  la apreciable  poeta, abogada, doctora  en  jurisprudencia y cuentista  ecuatoriana Elsy  Santillán  Flor.

Cabe destacar que desde  su infancia  estuvo  rodeada  de numerosos libros lo cual   influyó  muchísimo  en su encuentro  de    alma y poesía  por  una hermosa  biblioteca  que  era herencia  de su abuelo  materno, también   el ejemplo  de  su madre  es  la prueba  más grande  del amor  por  el constante  aprendizaje; desde los  siete  años  de  edad  descubrió  las perlas preciosas  que  contenían cada una de las   palabras  impregnadas  en aquellas delicadas hojas  con olor  a  historias, metáforas  y rimas; así mismo  con el  paso de  los  días su corazón empezó  a  encender  esa chispa  de la pasión y enamoramiento, que  fue  motivo  de  inspiración  para  describir   lo que  ella  llamó  “un imposible  amor”, esto fue  el   inicio sin fin  de una  historia  infinita que    le  dio  alas para  volar  sobre el océano  de  la  libertad  literaria, actualmente  tiene  más de  20  obras  publicadas  en: narrativa, poesía, narrativa  infantil  y teatro.

Es grato expresar mis felicitaciones a través de este medio por  la presentación  de sus   últimos  4 libros el pasado  jueves    22  de junio  de manera presencial, de los  cuales  dos son de poesía y  los demás de cuentos.  Elsy provoca gran  admiración  por  su amabilidad, empatía y confianza  que  genera al escuchar su tonalidad  de  voz  como la misma   gracia  comunicativa  que  es característica  de  su personalidad.

Entrevista:

 Cada  historia  personal  está  marcada por  la  influencia  del entorno que  crecimos ¿podría compartirnos  lo que  usted  logró percibir  en  dicha  etapa de  su  crecimiento?

Mi entorno estuvo lleno de situaciones hermosas.  Nací y viví hasta los doce años y medio en el Centro Histórico de Quito, un Centro que hasta la presente fecha es el mejor conservado de Latinoamérica. La gente era muy amable, nos conocíamos entre vecinos, la empatía y la solidaridad estaban presentes.   En ese escenario, mi madre poseía una biblioteca muy grande, heredada de su padre.  Provengo de un hogar disfuncional, pues mis padres se divorciaron cuando tenía un año de edad, fui hija única y crecí en medio del silencio y de las lecturas.  Recuerdo que mi madre María Elena Flor Vásconez, siempre estaba leyendo, se interesaba por todo lo que había en la biblioteca, en especial novelas y poesía, además era una poeta intimista, que escribía para si misma, en una mesita de jardín que estaba en el patio principal de la casa, rodeada de macetas con las más hermosas flores y tras su espalda una pared repleta de buganvillas. Cuando era muy pequeña, y en ese mismo sitio, me leía cuentos de los hermanos Grimm y de Calleja, a más de los clásicos de todos los tiempos.  Yo los memorizaba, pues aún no sabía leer, recuerdo que me encantaban sus ilustraciones a color o a blanco y negro.  Cuando aprendí a leer empecé a devorar más cuentos, pero en pocos años los cambié por las famosas novelas de Agatha Christie, a mis doce años las había leído casi todas.  Y con el correr del tiempo fui conociendo y amando a tantos autores extranjeros como nacionales, que dejaron momentos dulces, asombrosos, terroríficos y tristes con sus lecturas. Cuando descubrí a Poe, el extrañamiento que produce el miedo, fue indescriptible. Por las casualidades que tiene la vida, desde niña estuve en reuniones familiares o de amistades que terminaban conversando sobre historias de miedo, o recordaban las leyendas y tradiciones ecuatorianas que son sobrecogedoras.  En medio de este escenario y cuando tenía catorce años, escribí algo en una aburrida clase de matemáticas, el resultado fue un soneto y desde ahí no paré en muchos años.  Hice un alto cuando nació mi primer hijo, pero luego retomé con verdadera seriedad en el oficio de escribir.   

¿Cree que  el ejemplo  de su madre marcó  para  siempre  su vida, antes  que  sus  palabras?  ¿Por qué?

Definitivamente sí. La lectura era demasiado normal para todos en casa. El ambiente era culto, las amistades de mi madre eran lectoras, en las reuniones se comentaba sobre alguna novela, sobre un autor o autores, a más de hablar sobre los últimos acontecimientos de la política nacional o mundial. 

Tuve un tío que fue candidato a la presidencia del Ecuador mucho antes de que yo naciera, y la gente se acordaba de eso, siempre hablaban al respecto.

Por todo esto, lo que mi madre hacía también lo hice y lo sigo haciendo yo, aunque en diferentes contextos. Conforme avanzo en años descubro que actúo y hablo parecido a ella en todo.  Es como que sus palabras han quedado en lo profundo de mi existencia, y me siento demasiado orgullosa por esto.

¿Cuál  era   su lugar  favorito  para  adentrarse en  el  mundo  de la lectura?

Empezó siendo la mesita cerca de la buganvilla, luego fue un escritorio pequeño donde hacía mis deberes escolares o haciendo fila en algún sitio;  ahora pueden ser una cómoda silla y mesa, sean del comedor o escritorio, el interior del auto mientras espero a un familiar. 

 ¿Qué  emociones  experimenta  al conectar  con  los demás tanto de manera virtual como presencial? 

Son variadas y siempre logran que me sienta complacida.  Me encanta cuando voy a conversatorios en colegios secundarios o universidades de Quito para hablar sobre algunos de mis libros, porque es bueno contar anécdotas vividas o compartir alguna experiencia enriquecedora, es magnífico contar como fue el proceso creativo del libro. Los alumnos tienden a preguntar y a repreguntar y eso es muy bueno, porque a veces vuelven recuerdos que han pasado olvidados, y es una manera positiva de darse cuenta que mientras pensabas que escribías algo nuevo, ya lo viviste -no exactamente como en el libro- pero si en una realidad cercana experimentada, y te das cuenta que nada es casual en la escritura.

Cuando me reúno con amigos escritores, es muy grato compartir anécdotas y experiencias.  Cada conversación enriquece y siempre se aprende algo, porque el mundo literario es un territorio que siempre ofrece una nueva sorpresa. 

Con la pandemia apareció lo virtual y empezamos con los Recitales poético, las presentaciones de libros, las conferencias y conversatorios, cada quien, en su casa, sin que importe el país donde nos encontráramos, ni la hora en la que estuviéramos.  Puedo decir que esta experiencia para mi fue interesante, pues era algo nuevo, y aunque estuviéramos separados por inconmensurables distancias, nos veíamos y escuchábamos, y para mí era suficiente.

Mis amistades me hacían falta, pero el solo verlas a través de la pantalla me tranquilizaba.  Nunca lo he dicho, pero así fue.  Obviamente que no solo nos conectábamos por asuntos culturales, para mí fue maravilloso tomar un café con amistades que nada tenían que ver con la literatura, y enfrascarnos en largas conversaciones donde sabíamos como estaban, si se estaban cuidando, si tenían algún familiar enfermo o si lamentablemente tenían a alguna persona cercana fallecida.

En lo personal, mi mejor amiga murió en la pandemia.  La veía a través del cristal montón de ocasione, pero no podía verla en forma física.  Eso fue muy duro ,pero me consuela saber que está en algún lugar infinitamente mejor.

¿Qué  ha significado  que sus dos  hijos y usted sean  parte  del extraordinario  proyecto Canto Planetario?

Cuando conocí al poeta, gestor cultural, columnista y antologador nicaragüense Carlos Javier Jarquín, descubrí que estaba frente a un hombre joven, talentoso, a un poeta lleno de proyectos ambiciosos.  Cuando me propuso ser parte de CANTO PLANETARIO (Hermandad en la Tierra) me invadió una profunda emoción, y cuando mi hijo el poeta David Sánchez Santillán, y el propio Carlos me comunicaron que también estaría en ella, mi felicidad fue mayor.  Mi hijo Francisco José que tiene estudios de tecnología en multimedia, a pedido de Carlos hizo unas fotografías sobre los monumentos de la Mitad del Mundo y entró también con su nombre en el proyecto, mi alegría fue infinita.  

Estoy segura que Canto planetario es un libro antológico que dará muchas horas de conversaciones y escritos en cientos de países,  pues es una obra monumental de largo aliento que servirá de estudio a miles de personas, interesadas en la literatura.

¿Podría  mencionar el nombre de  cada una de sus  obras  publicadas?

Por supuesto, se dividen en narrativa adulta, poesía, teatro, novela y narrativa infantil.

En narrativa adulta:

  • De mariposas, espejos y sueños”  Cuentos.  1987
  • De espantos y minucias”.  Cuentos.  1992
  • Furtivas vibraciones olvidadas”.  Cuentos.  1993
  • Gotas de cera en la ceniza”.  Cuentos.  1998
  • Los miedos Juntos.  124 Cuentos.
  • Las ficciones de la soledad, Cuentos, 2010
  • Algaradas, Cuentos, 2017.

En novela:

  • Fantasmagórica aventura del “Grupo21”, 2021.

En Poesía:

  • En las cuevas ajenas de la noche”.  Poesía.  1997
  • Aristas en el tiempo nuevo. Poesía.  2013
  • Canción de lo injusto, Poesía, 2017
  • Proscritas nimiedades, Poesía. 2023

En Teatro:

  • Danza imperfecta. Teatro, 2010
  • Cena para estúpidos. Teatro, 2010

En colectivo:

  • DESEABULOS 1.  Quito, 1993
  • DESEABUIOS 2.   Ibiza, España, 2000
  • La certeza de los presagios.  Cinco narradoras ecuatorianas.  2011
  • Sinfonía de Sal, E. Santillán/Raquel Lanseros. Poesía.  Colección Dos alas, 2015

En narrativa infantil

  • Las doce habitaciones de la magia”, Novela juvenil. 2000. Libro electrónico. Libro físico, 2019, Segunda edición.
  • Maravilloso Agustín, libro álbum, 2000.  Libro electrónico. 2019, Segunda edición, Libro físico 2019
  • Felicidad, Poesía infantil, 2023
  • Santuario de Ángeles, Poesía infantil, 2023
  • Llegados con el viento, doce cuentos infantiles, 2023
  • Cinco miedosos, cinco cuentos infantiles, 2023, Libros electrónicos:
  • Tiniebla trece, Cuentos, 2014. Amazon
  • Espacios de pesadilla, siete cuentos de terror, El Ángel Editor, colección Ángel eléctrico.
  • La entrevistadora es escritora, poeta y columnista nicaragüense

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