Elia Castellón
Pen Honduras y Pen International con la moderación de Dina Meza, llevaron a cabo este día un conversatorio virtual a través de zoom titulado: “Formas de violencia contra las mujeres que defienden territorios”, contó con la presencia de Massay Crisanto, Betty Vásquez y Giselle Rodas como invitadas representantes de los distintos puntos del país y la de la abogada Kenia Oliva.
Honduras se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo para los defensores de la tierra y el medio ambiente, según una investigación de la organización no gubernamental, Global Witness, que trabaja para romper los vínculos entre la explotación de los recursos naturales, los conflictos, la pobreza, la corrupción y los abusos de los derechos humanos en todo el mundo.
Massay Crisanto, expuso que desde el año pasado comenzó como defensora de los derechos del pueblo garífuna por “un secuestro a unos compañeros del Triunfo de la Cruz”, hecho que el Estado de Honduras no ha iniciado un proceso de investigación, al respecto añadió que: “La empresa privada y el Estado están explotando y están creando sedes dentro de los territorios que son tradicionales para la comunidad y que por herencia se nos heredaron”.
“Durante este proceso lo que he vivido primero es, una violencia simbólica por los estereotipos, la desigualdad y por el hecho de ser mujer, también el hecho de recibir amenazas “sutiles” de Entes del Estado y también de la Empresa Privada porque quieren callar nuestras voces y les ha incomodado es la visibilización a estos hechos y que las personas no se dan cuenta que personas de la policía nacional y militares están sacando a las personas de sus hogares de una forma violenta, queman sus casas y nos obligan a migar”. ¿Has sentido miedo? Le han preguntado contantemente a Massay y afirmó: “No siento miedo por mí, sino miedo por lo que le puedan seguir haciendo a mi comunidad”.
Betty Vásquez, mencionó que las amenazas de muertes tienen que ver con activismo en pro el medio ambiente y que existe un mal desempeño por parte de Ministerio Público y de la DPI en la recepción de denuncias, fomentando así la impunidad ante los crímenes en contra de ambientalistas en Honduras, afirmó una relación en: “Cómo la institucionalidad del Estado afecta el acceso a la justicia, a recuperar la cultura de la denuncia desde los territorios, eso me parece parte de la lógica del sistema de que perdamos la esperanza de la búsqueda de la justicia y que desde ahí podamos ir perdiendo territorios”.
Según María José Peláez, los gobiernos y las empresas recurren constantemente a los tribunales y a los sistemas judiciales para intimidar a quienes amenazan sus intereses económicos y lo hacen normalmente en zonas apartadas, rurales y selváticas en donde el foco mediático es mínimo. La paradoja, precisamente, es que para estas empresas es muy fácil acusar a los activistas de criminales, pero para los activistas es una tarea titánica recibir protección del Estado, incluso cuando hay pruebas de que sus vidas corren peligro constantemente.
Giselle Rodas, compartió que su motivación de comenzar con la defensa de los recursos naturales en su comunidad de Reitoca, fue: “El amor a nuestro pueblo, lo que vamos a dejarle a nuestros hijos y la solidaridad con nuestro río que tanto nos ha dado”. La defensa del río las ha hecho “mujeres más fuertes, porque estas luchas son difíciles y sin las mujeres no se ganan estas luchas”, argumentó Giselle.
Asimismo expuso el caso de judicialización contra su esposo y hermano y señaló que: “Quienes deberían de estar haciendo esto (judicializados) son los de esta empresa, porque a nosotros nos vienen a criminalizar y somos los afectados de todo lo que vienen a hacer a nuestro pueblo y de querer quitarnos nuestras riquezas”, añadió que ser mujer y ambientalista en Honduras es una tarea muy difícil, comenzando por el machismo marcado que existe en la sociedad hondureña, inclusive en otras mujeres que intentan desacreditar las luchas de las defensoras de los recursos naturales de la comunidad.
Betty Vásquez argumentó que, la estigmatización, los estereotipos y los roles marcados han afectado a que otras mujeres se integren a la lucha, porque crean miedo colectivo en ellas al mencionar los riesgos de la defensa de derechos, asimismo, “las campañas de desprestigio” por parte de los medios de comunicación, funcionarios públicos, diputados de todos los partidos políticos, campañas que hacen mención de intereses erróneos de estas luchas ambientales, utilización de la imagen de los líderes ambientales sin autorización, infiltrados y racismo que debilitan los esfuerzos por defensa de derechos ambientalistas.
La abogada, Kenia Oliva, enfatizó que: “Quienes legislan la mayoría son hombres, así que las leyes están para los hombres, para defender a los hombres y discriminar a las mujeres”, señaló que: “Necesitamos una institucionalidad que funcione, una institucionalidad que realmente represente, en el caso del Ministerio Público; los intereses de la sociedad, unos legisladores que estén pensando en que están viviendo los hombre y mujeres en los territorios y que no se sigan concesionando”. También hizo mención que las mujeres que representan los grupos étnicos de Honduras y son defensoras de los territorios, de la vida y de los derechos humanos, son “muestras de valentía para el país”.
Pese a la situación del Covid-19, las represiones contra los ambientalistas no cesan, incluso ha aumentado el riesgo de continuar con las agendas establecidas, ha dificultado la operación inmediata de los entes de justicia y sus procesos se han alargado mucho más, se ha dificultado la comunicación interna de la comunidad y la suspensión de actividades que se realizaban anteriormente. También, el hecho suscitado en el Triunfo de la Cruz, pasó durante el confinamiento de año pasado, compartieron Betty y Massay.
Las invitadas hicieron mención que su fuerza para seguir luchando se basa en preservar la cultura, el arte, las costumbres y tradiciones de cada grupo étnico para no permitir que se borre la memoria histórica con el sistema actual y buscar fortalece los lazos entre mujeres desde las abuelas hasta las hijas.