Doctor HORACIO ULISES BARRIOS SOLANO, Premio Nacional de Ciencia “JOSÉ CECILIO DEL VALLE”

Hace muchos años siendo estudiante de pregrado en la UNAH reitero, que tuve la bendición de tener de Maestra a la conspicua Economista MARIA ISABEL MARTEL(+) quien me sirvió magistralmente las asignaturas de Moneda-Banca, Finanzas Públicas y Economía de la Empresa aprendimos todo lo tocante a la inflación y connotados economistas del patio como lo es el coordinador general del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), [1]MAURICIO DÍAZ BURDETT indicó el 20 junio 2022 a la 1:45 pm. que la [2]inflación de la verdadera canasta básica hace tiempo superó el 10 por ciento y actualmente está en “niveles preocupantes”

[3]Stephanie Kelton en su libro [4]“EL MITO DEL DEFICT” expone que el déficit importa, pero no de la manera en que nos han enseñado a pensar. Sostener la sanidad pública, crear puestos de trabajo, dotarnos de infraestructuras modernas, luchar contra la desigualdad, prevenir el apocalipsis climático, cualquier objetivo ambicioso inevitablemente se topa con la queja de cómo encontrar el dinero para financiar esos proyectos, enraizada en una serie de mitos sobre el déficit que nos obstaculizan de manera sistemática. Basándose en las ideas de la teoría monetaria moderna (TMM), un nuevo enfoque de la economía que ha tomado al mundo por sorpresa, Stephanie Kelton, una de las principales voces de esta corriente, articula una argumentación rigurosa, accesible y convincente en contra de la visión ortodoxa de las finanzas públicas, que asume erróneamente que los gobiernos deben elaborar sus presupuestos como quien administra un hogar, que el déficit perjudicará a las siguientes generaciones y desplazará la inversión privada, o que los subsidios llevarán a una grave crisis fiscal. Frente a eso, Kelton propone una forma novedosa de entender el dinero, los impuestos y el papel crucial del déficit presupuestario, así como el modo en que podemos usar los recursos de manera responsable para maximizar nuestro potencial.

[5]“Los bancos centrales ejecutan su política monetaria a través de ajustes de la masa monetaria, en general en operaciones de mercado abierto. Por ejemplo, pueden reducir el volumen de dinero vendiendo títulos públicos mediante un acuerdo de “venta y recompra”, tomando así dinero de bancos comerciales.

El Banco de Canadá aumentó el miércoles su tipo de interés oficial (conocido como tipo objetivo a un día) del 1,0% al 1,5%. Se trata de la segunda subida de cincuenta puntos básicos desde abril y el tercer aumento del tipo objetivo desde marzo de este año. El tipo de interés objetivo de Canadá se ha mantenido estable en el 0,25% durante veintitrés meses, después de que el banco redujera el tipo objetivo a partir de marzo de 2020.

Al igual que en Estados Unidos y en Europa, las tasas de inflación de los precios en Canadá están en máximos de varias décadas, y la presión política sobre el banco central para que se vea que “hace algo con la inflación” va en aumento.

El banco sigue prácticamente el mismo manual que la Reserva Federal cuando se trata de permitir que el tipo objetivo suba en respuesta a la inflación de los precios. La posición oficial del banco es que podría recurrir a subidas de tipos muy agresivas en el futuro para alcanzar el objetivo de inflación del 2%. Al igual que en EEUU, es importante que los banqueros centrales parezcan agresivos, aunque su política real sea extremadamente suave.

Los bancos centrales del mundo siguen apostando por la inflación monetario: Sin embargo, a pesar de su falta de acción real, los banqueros centrales canadienses son comparativamente más agresivos si observamos los principales bancos centrales del mundo. Con un tipo de interés objetivo todavía muy bajo, del 1,5%, el banco central de Canadá ha fijado un tipo más alto que los bancos centrales de Estados Unidos, el Reino Unido, la zona del euro y Japón. De hecho, en el caso del Banco Central Europeo y del Banco de Japón, el aumento de la inflación todavía no ha provocado un incremento del tipo objetivo por encima de cero.

  • Reserva Federal: 1,0 por ciento
  • Banco Central Europeo: -0,5 por ciento
  • Banco de Inglaterra: 1,0 por ciento
  • Banco de Japón: -0,1%.

Además, el BCE y el Banco de Japón no se han movido de sus tipos objetivo por debajo de cero en muchos años. El tipo de Japón es negativo desde 2016, y el de la UE lo es desde 2014.

[6]El Banco de Inglaterra ha aumentado recientemente su tipo de interés objetivo hasta el 1%, que es el tipo más alto del BoE desde 2009. En los EEUU, la Reserva Federal ha aumentado el tipo de interés objetivo hasta el 1%, el más alto desde marzo de 2020.

Sin embargo, está claro que ninguno de estos bancos centrales está dispuesto a apartarse de las políticas de los últimos doce años aproximadamente, durante los cuales la política de tipos de interés ultra bajos y la relajación cuantitativa se convirtieron en una política perenne.

La Reserva Federal ha hablado con dureza sobre la inflación, pero hasta ahora sólo se ha atrevido a subir el tipo de interés objetivo al 1 por ciento, mientras la inflación está cerca de un máximo de cuarenta años. Al parecer, el Banco de Inglaterra padece el mismo problema, como señalaba esta semana Andrew Sentence, del diario británico The Times:

Existe un grave desajuste entre la inflación y el nivel de los tipos de interés en Gran Bretaña. La tasa de inflación de los precios al consumo medida por el IPC es ahora del 9%, cuatro veces y media el objetivo oficial del 2%. El Banco de Inglaterra prevé que la inflación del IPC alcance niveles de dos dígitos a finales de año…. La medida más antigua, el Índice de Precios al por Menor (IPR), que todavía se utiliza ampliamente, ya muestra una tasa de inflación de dos dígitos (más del 11%). Sin embargo, el tipo de interés oficial del Banco se ha elevado a sólo el 1%, lo que supone un aumento de apenas 0,9 puntos porcentuales con respecto al tipo casi nulo durante la pandemia.

Este desajuste no se limita al Reino Unido. En Estados Unidos, donde la inflación es actualmente del 8,3%, el tipo oficial de los fondos de la Reserva Federal es también de sólo el 1%. Y en la eurozona, donde la inflación es del 8,1%, el Banco Central Europeo no ha subido los tipos de interés.

En otras palabras, incluso con estas pequeñas subidas de tipos que estamos viendo en EEUU y el Reino Unido, la Fed y el BoE no están tan atrasados como el BCE, que a finales de mayo sugirió que ha empezado a considerar la posibilidad de frenar sus políticas de dinero fácil. Pero en el lenguaje típico de los bancos centrales, esto significa poner en marcha algunos pequeños cambios a muchos meses vista.

En concreto, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, declaró que “según las perspectivas actuales, es probable que estemos en condiciones de abandonar los tipos de interés negativos a finales del tercer trimestre”.

Traducción: “Podríamos hacer algo en cinco meses”.

Anticipándose a la respuesta obvia a esta falta de acción, Lagarde también insistió: “Estamos en una situación muy diferente a la de Estados Unidos y, de hecho, estamos perfectamente a tiempo y no estamos detrás de la curva”.

Mientras tanto, el Banco de Japón no da señales de ceder en su política de flexibilización. A pesar de que el yen se encuentra en medio de una caída histórica en comparación con el dólar y el euro, el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, ha dejado claro que no tiene previsto ningún cambio.

Un dólar fuerte por defecto: Todo esto es bueno para el dólar, y como hemos visto en las últimas semanas, se ha vuelto a hablar de un “dólar fuerte” mientras otros grandes bancos centrales hacen que sus propias monedas fiduciarias parezcan aún peores que el dólar. El dólar, por supuesto, se está devaluando rápidamente, pero no tanto como el yen o el euro.

Desgraciadamente, esto da a la Reserva Federal de EEUU aún más margen de maniobra para salirse con la suya en su política monetaria inflacionista. Es más, incluso hemos empezado a oír quejas sobre este “dólar fuerte”, ya que a menudo oímos a exportadores, economistas de la época y banqueros centrales que piensan que un dólar débil ayuda a la economía.

Tal vez el mayor peligro sea la adopción de una versión actualizada de los Acuerdos del Plaza de finales de los años ochenta, diseñada para debilitar el dólar. Si los defensores del dólar débil ganan esa lucha, estaremos ante una continua espiral descendente del poder adquisitivo del dólar, todo ello justificado por el “problema” de un dólar demasiado fuerte en comparación con otras monedas. Los defensores del dólar débil ya están trabajando en ello.

A corto plazo, sin embargo, es muy poco probable que el dólar sea la primera ficha de dominó en caer si el mundo se encamina hacia una crisis de deuda soberana o de divisas. De hecho, una crisis podría desencadenar una huida hacia el dólar y hacia las monedas de la competencia. Sin embargo, los ciudadanos de a pie seguirán enfrentándose sólo a malas opciones: la continuación de una alta inflación de precios con sólo moderados aumentos salariales —lo que significa una disminución de los salarios reales— o una recesión que reduzca la inflación (tanto la de precios como la monetaria) pero que haga aumentar el desempleo. O podría haber [7]estanflación, con una economía en desaceleración y una fuerte inflación de precios. Ninguna de las opciones probables es una buena noticia.

Índices clave


[1] https://hondudiario.com/economia/inflacion-de-la-canasta-basica-supero-el-10-y-esta-en-niveles-preocupantes-fosdeh/.

[2] Además la variable externa de la inflación amerita un esquema de control del gasto suntuario público y privado, por no hacerlo ya tenemos 24 días de exceso de divisas.

[3] Stephanie Kelton es una economista y académica estadounidense. Es profesora en la Universidad de Stony Brook y miembro principal del Centro Schwartz de Análisis de Políticas Económicas de la New School for Social Research. Anteriormente fue profesora en la Universidad de Missouri-Kansas City. Wikipedia.

[4] Publicado el 11 de marzo de 2021

[5] Ryan McMaken (2 de junio de 2022).

[6] Es la quinta vez que el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) sube los costes de endeudamiento desde diciembre, cuando se convirtió en el primer gran banco central en endurecer su política monetaria tras el inicio de la pandemia del COVID-19. Sin embargo, algunos críticos afirman que está actuando con demasiada lentitud para evitar que el aumento de la inflación se afiance en los acuerdos salariales y en las expectativas de precios, perjudicando a la economía a largo plazo.

[7] La estanflación es un concepto económico que implica la aceleración de la inflación coexistiendo con tasas de desempleo elevadas. El termino fue acuñado en 1965 por el entonces ministro de Finanzas británico, Ian McLeod como fusión de los vocablos estancamiento e inflación en un discurso en la Cámara de los comunes. (Diccionario Económico)

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