Por Eduardo Vallecillo
Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales prácticamente dictan la pauta de pensamiento y terminan dirigiendo la vida de millones de personas que se han vuelto adictas a la información.
Muchas de las necesidades que tenemos realmente son inventadas por el ego y patrocinadas por la industria del entretenimiento, lo que va desde qué comemos, cómo nos vestimos, hasta con quién nos relacionamos.
En la actualidad Honduras está entrando en un ciclo típico de conducta social previo a un proceso de elecciones primarias y luego elecciones generales para elegir nuevas autoridades de gobierno y ha sido histórico el caos informativo que se desarrolla en ese período que inicia en marzo del 2025 pero que ya desde ahora está impactando la mente de todos.
El periodismo en sus bases conceptuales tiene tres funciones importantes, a saber: informar, entretener y educar. La primera función está totalmente trastornada porque no estamos informando sino más bien desinformando con el tratamiento que le damos a los hechos acontecidos, partiendo de la premisa que todos los hechos son neutrales y somos nosotros con el significado que les damos quienes los interpretamos de manera balanceada o extrema según los hemos percibido.
La segunda función, el entretenimiento, también ha sido trastocada pues todo entretenimiento sano y verdadero provoca sensaciones de paz, alegría y gozo, encontrando todo lo contrario en la industria que actualmente pretende entretener a la población.
La educación, como tercera función del periodismo, considero es la más ausente en todos los medios tradicionales y redes sociales y sobre esto hay que llamar la atención para retomar el rumbo si queremos tener una Honduras mejor.
“Estar el día “ o “estar bien informado” no es una verdadera necesidad humana que haya que satisfacer a diario, sino todo lo contrario, es una necesidad del ego en su afán de control y de querer siempre tener la razón.
Sin entrar en polémica, para quienes sus mentes programadas les sigan haciendo creer en la necesidad de estar “bien informados”, les propongo un breve período de abstención, haciendo una dieta informativa, dejando de consumir en su totalidad información noticiosa y/o de entretenimiento durante siete días, luego de lo cual comprobarán varias cosas, entre ellas el que “ no ha pasado absolutamente nada trascendental en sus vidas por no estar informados ” , y por otra parte tendrán más calma y paz interior, o sea, no pasó nada y estamos más sanos!.
El impacto de la información está debidamente documentado científicamente con estudios que verifican que el cerebro no puede diferenciar entre un hecho real acontecido y presenciado y un hecho visto en televisión o en redes sociales, estimulándose por igual todos los procesos neuronales y la misma producción de hormonas en ambos casos.
Para ponerlo de manera más sencilla, si voy por la calle y me toca ver una colisión entre dos vehículos y por el susto siento un poco de miedo ya que estuve cerca de ser alcanzado por uno de los vehículos, mi cerebro produce inmediatamente cortisol y adrenalina porque entró en modo alerta al percibir un peligro ó amenaza con la colisión presenciada.
Lo anterior también aplica a mirar el video resumen de la noticia en redes sociales ó en el noticiero de televisión, es decir, mi cerebro produce exactamente lo mismo en ambos casos y mi cuerpo sufre una transformación que se va a traducir en un síntoma o enfermedad en el corto o mediano plazo, sobre todo si no aprendo a gestionar mis emociones y a reprocesar sanamente el recuerdo de lo acontecido.
Por todo lo anterior, hago dos recomendaciones puntuales, la primera a las personas en general en el sentido de dosificar el consumo de información mientras no se entrenen y eduquen emocionalmente para no ser afectados por la información de manera inconsciente.
La segunda recomendación es para todos los colegas periodistas y personal que informa y entretiene a la población, en el sentido de dar un tratamiento más sano a los hechos para que la información no se convierta en un virus inconsciente que termine impactando fuertemente en la mente y contribuyendo a las enfermedades que en este momento engrosan la estadística de la secretaria de salud, donde los trastornos nerviosos ya están ocupando los primeros lugares de consulta externa todos los días.
Quienes tengan a bien hacer una consulta o sugerencia, pueden escribirme al correo evallecillo193@gmail.com o al WhatsApp 504-93355265, que con mucho gusto les responderé. Gracias. Bendición Eterna.