Fled ong
Este 8 de septiembre de 2025, Día Internacional del Periodista, encuentra a la prensa independiente de Nicaragua ejerciendo su labor en un contexto marcado por la hostilidad, la persecución y la precariedad. A pesar de estas condiciones adversas, medios y periodistas reafirman su compromiso con la calidad informativa y con el derecho de la ciudadanía a estar informada.
En Nicaragua, las múltiples restricciones impuestas por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo han provocado el cierre de medios de comunicación y el exilio forzado de decenas de periodistas. A ello se suma un fenómeno cada vez más alarmante: la intensificación de los ataques digitales.
Durante los últimos meses, las redes sociales se han consolidado como uno de los principales escenarios de agresión contra las libertades fundamentales. Plataformas que en otros contextos facilitan el libre intercambio de ideas y la participación ciudadana, en Nicaragua son utilizadas como herramientas de hostigamiento digital.
Mediante cuentas falsas y páginas abiertamente vinculadas al partido sandinista, se promueven campañas coordinadas, ciberataques y mensajes de odio, en un intento de desacreditar, intimidar y silenciar a quienes ejercen la labor periodística.
Este hostigamiento digital no es un hecho aislado ni espontáneo, sino parte de un patrón sistemático cada vez más visible en la región, y que en Nicaragua se ha generalizado de manera preocupante en los últimos años. Estas agresiones en línea se suman a la persecución judicial, al retiro de personerías jurídicas de organizaciones de la sociedad civil y al despojo arbitrario de la nacionalidad a decenas de ciudadanos, incluyendo periodistas.
En conjunto, configuran un entorno en el que ejercer el periodismo implica un riesgo permanente y extremo.
Quienes permanecen en el país enfrentan además vigilancia constante, restricciones en el acceso a la información pública y amenazas reiteradas contra sus familias.
Diversas organizaciones nacionales e internacionales hemos alertado que este tipo de ataques forman parte de un ecosistema de represión cada vez más sofisticado. El incremento de la hostilidad en redes sociales contra periodistas nicaragüenses constituye una estrategia deliberada de criminalización y una grave violación a los derechos humanos. Al trasladar la represión al entorno digital, las amenazas y campañas de desprestigio funcionan como una extensión del control más allá de las fronteras físicas.
El impacto de estas acciones trasciende a los periodistas y alcanza a la sociedad en su conjunto. Cuando un periodista es objeto de acoso digital, campañas de odio o difamación masiva, no se pretende únicamente intimidarlo, sino también generar miedo colectivo. Como consecuencia, la autocensura emerge como mecanismo de supervivencia, limitando directamente el ejercicio de las libertades fundamentales.
En este contexto, el periodismo independiente en Nicaragua adquiere una relevancia aún mayor. A pesar de la violencia y los intentos de censura, los y las profesionales de la comunicación mantienen su compromiso con la investigación, la verificación y la documentación de las violaciones a los derechos humanos que ocurren dentro y fuera del país.
Desde la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) reconocemos y valoramos profundamente esta labor, así como la resiliencia con la que se sostiene. El esfuerzo de mantener informadas a las audiencias, aun en condiciones de exilio y bajo hostigamiento constante, resulta esencial para visibilizar los abusos de poder e impedir la instauración de la censura. Sin este trabajo valiente, gran parte de las violaciones a los derechos humanos, actos de corrupción y hechos de interés público permanecerían en la oscuridad.
En este Día Internacional del Periodista, reiteramos nuestra exigencia al Estado de Nicaragua de garantizar el pleno respeto a la libertad de prensa, de expresión y de información. De igual manera, demandamos la liberación inmediata de los periodistas detenidos y la creación de condiciones que permitan el ejercicio del periodismo en un entorno libre, seguro y sin temor a represalias.