Las detenciones por la labor humanitaria de la UNPACU son una violación flagrante de los derechos de reunión y asociación

El régimen realiza cientos de detenciones indiscriminadas entre las casi 2.000 personas vulnerables a las que José Daniel dio servicios de labor humanitaria en su comedor social en menos de un mes. En una violación flagrante de la libertad y derechos de reunión y asociación pacífica y con fines de labor humanitaria, el régimen de Cuba ha realizado más de 350 detenciones (335 detenciones de personas vulnerables, 11 detenciones de colaboradores y 5 detenciones de activistas) tan sólo en las últimas 4 semanas para impedir la labor humanitaria de José Daniel Ferrer y su mujer, la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo, que realizan con su comedor y centro médico social en Santiago de Cuba. Para ello, la Seguridad del Estado está atacando con una indiscriminada y cruel represión a los más vulnerables, las personas que acuden a recibir ayuda. En tan sólo 3 meses, y desde el primer día que José Daniel Ferrer salió de prisión, el 16 de enero de 2025, la UNPACU ha distribuido 30.503 servicios de ayuda humanitaria (entre desayunos, comidas, cenas y atención médica), alcanzando un ritmo creciente de casi 1.300 personas diarias, hasta que la inhumana represión del régimen y las detenciones sobre los beneficiarios hiciera disminuir el ritmo de afluencia de personas vulnerables hasta los 500 al día en los últimos días.

En este vídeo pueden verse los orígenes y objetivos de dicha labor humanitaria.

1. Acciones represivas sufridas del 17 de marzo al 11 de abril de 2025

Prisoners Defenders y la UNPACU han registrado acciones represivas y detenciones todos y cada uno de los días de este período, junto a un cerco policial de decenas de agentes, y cuyo objetivo han sido, fundamentalmente, las personas vulnerables que acuden a recibir ayuda proveniente de la labor humanitaria.

PeríodoDetenciones con fines represivos confirmadas
Del 17 al 21 de marzoMás de 30 personas vulnerables
Del 22 al 28 de marzo105 personas vulnerables y 2 activistas
Del 29 de marzo al 11 de abrilMás de 200 personas vulnerables, 11 colaboradores y 3 activistas
TOTALES350 DETENCIONES

En la semana del 17 al 21 de marzo fueron detenidas por la Seguridad del Estado más de 30 personas vulnerables entre las que acudían en búsqueda de comida y atención médica. La represión se concreta en casi todos los casos con la detención, su traslado a las instalaciones de la Seguridad del Estado cerca de la sede de la UNPACU, o la Segunda Unidad de la Policía en Santiago de Cuba (“El Palacete”), y la advertencia de amenazas de llevarlos a prisión a cada uno de ellos si siguen acudiendo al comedor social de la UNPACU en busca de ayuda humanitaria.

El 21 de marzo, la Seguridad del Estado realizó lo que se llama en Cuba un “Acto de reafirmación revolucionaria” (actos también llamados “de repudio”) frente a la sede de la UNPACU. Los individuos participantes, miembros y allegados del partido comunista en el poder, al pasar por delante de dicha sede, vertieron gestos indecentes contra la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo.

Del 22 al 28 de marzo, igualmente, las detenciones y acosos sobre las personas vulnerables que acuden al comedor social continuó sin descanso sumando en dichos días 105 detenciones arbitrarias de corta duración contra personas vulnerables contra esta labor humanitaria, con una media de 15 detenciones y actos represivos cada día sobre este colectivo vulnerable.

El 22 de marzo, el activista de la UNPACU Fernando González Vaillant fue detenido por fuerzas represivas del régimen. La arbitraria detención tuvo una duración de 14 horas. Fue amenazado con ir a prisión y fue ofendido y maltratado por el represor de la policía política Mario Raciel Soularis Garcés. Antes de que acabara el día, fue también detenido arbitrariamente el activista de la UNPACU Carlos Oliva Riverí. Estuvo 12 horas detenido, hasta el día siguiente, durante las cuales recibió constantes amenazas de ir a prisión si continuaba colaborando con el comedor social de la UNPACU.

El 28 de marzo, 3 individuos en estado ebrio irrumpieron por orientación de la policía política en la sede de la UNPACU. Allí, ofendieron y empujaron a muchos ancianos del comedor social. Uno de los individuos, además, encontró a su mujer en la cola del comedor social, a la cual abofeteó cruelmente delante de todas las personas vulnerables, ancianos y niños que allí esperaban. A pesar de que la policía política tiene cámaras dirigidas hacia dicha cola de gente y la entrada de la sede de la UNPACU, el individuo pudo ejercer dicha violencia contra esta mujer de forma impune, sin consecuencia alguna y sin que las autoridades detuvieran al individuo a pesar de los hechos, amparando institucionalmente el régimen por tanto dicha agresión contra la indefensa mujer.

El 31 de marzo, los principales jefes de la policía política de la provincia, un teniente coronel que se hace llamar Lázaro y un Mayor nombrado Julio Fonseca, estuvieron dirigiendo un operativo represivo en el que detenían e interrogaban a las personas que salían con alimentos del comedor social de la UNPACU.

Pero el día 1 de abril se realizó un cruel cerco policial alrededor de la sede de la UNPACU con 32 agentes, entre los de la policía política y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), autos patrulla, policías de tránsito en motocicleta y hasta un carro jaula de la policía con capacidad para realizar detenciones masivas, bajo cuyo mando estaban el Mayor Julio Fonseca y un Teniente Coronel que se hace llamar “Bruno”. Dicho día se detuvo a más de 40 personas vulnerables, arrojando al suelo los alimentos que llevaban, conduciéndolos a un local cercano en el que la Seguridad del Estado está operando la represión. En dicho operativo detuvieron al colaborador voluntario Daniel Ferrer Jiménez, padre del preso político del 11 de julio Enrique Ferrer Hechavarría, por tercera ocasión en 40 días. Estuvo detenido 4 horas. Se le hizo una tercera acta de advertencia con amenazas de prisión inminente en caso de continuar ayudando en el comedor social de la UNPACU. También fue detenido el mismo 1 de abril el colaborador voluntario, Jorge Luis Colá Montané, de 60 años, a quien la policía política le robó 200 pesos cubanos que eran de su propiedad, con la excusa de que se los habría dado la UNPACU, algo falso. Esta persona vulnerable recibe comida en el comedor social y, en agradecimiento, colabora con el transporte de insumos para éste. Igualmente, fueron detenidos el mismo día los hermanos Agustín Estrada Rodríguez y Víctor Manuel Estrada Rodríguez, colaboradores voluntarios que ayudan con el transporte de la leña que se necesita para cocinar los alimentos.

Otra de las acciones represivas de la Seguridad del Estado de Cuba va encaminada a infiltrar agentes informantes entre los colaboradores voluntarios del comedor social. Las amenazas afectan a las familias enteras de estos colaboradores, como en el caso de la colaboradora voluntaria Josefina Reyes Londres, quien manifestaba su hartazgo por dicha represión en este vídeo. A Josefina, las autoridades han llegado a decirle que, si no colabora como agente en el comedor social, le quitarían la titularidad de su vivienda familiar. La Seguridad del Estado también le ha pedido a Josefina que envenene la comida del comedor social de la UNPACU, como ha denunciado en este otro vídeo.

El día 2 de abril el cerco policial se recrudeció. Además de realizar detenciones a decenas de personas vulnerables, beneficiarios de la ayuda humanitaria, la policía política a cargo del represor Mario Raciel Soularis Garcés, detuvo a Roilán Zárraga Ferrer, activista de la UNPACU dos veces preso político y que ha sufrido numerosas detenciones por esta misma labor humanitaria. También por el mismo motivo fue multado con 24 mil pesos. Fue detenido cuando trataba de comprar carbón para el comedor social y fue amenazado con ir a prisión.

Las fuerzas represivas también detuvieron violentamente a la colaboradora Marilyn Thalía Álvarez Pérez, tirando al suelo los alimentos que llevaba para sus dos hijos. Con violencia, la metieron en un coche patrulla y la condujeron hasta la Segunda Unidad Policial de Santiago de Cuba, conocida por “El Palacete”. Marilyn Thalía, según su propio testimonio, fue llevada a una sala con otros 30 detenidos presuntamente por delitos comunes. Posteriormente fue amenazada con ir a prisión y con acabar con la vida de su marido, el prisionero político Anibal Ribiaux Figueredo, si ella no trabaja como informante para la policía política en el comedor social de la UNPACU.

Al ver la negativa de Marilyn Thalía, le ofrecieron otra salida: que venda su casa y con el dinero pagar el pasaje a Brasil. La policía política se ocuparía de darle la salida del país (en Cuba está penada con la cárcel la salida del país sin autorización, art. 283 del Código penal, en violación del artículo 13 de la DUDH) y, si le restaba algo de dinero para el pasaje, también le prometían pagarle ese restante. Este tipo de proceder lo verificó Naciones Unidas en su carta acusatoria AL CUB 5/2019, cuando múltiples relatores de derechos humanos formalmente acusaron a Cuba en 2019 por la sistemática expatriación forzada de más de 70 activistas de derechos humanos a diversos países, predominando entonces el destino de Guyana. Esta sistemática de sacar activistas de Cuba, ahora hacia Brasil, denuncia José Daniel Ferrer, es actualmente apoyada desde Miami por agentes de contrainteligencia del régimen que se infiltran en el exilio como opositores de híper ultraderecha y, en la sombra y bajo una supuesta labor humanitaria, le hacen el trabajo al régimen, mientras este prepara el terreno con detenciones, para expatriar con guante blanco a activistas de su interés.

El mismo día día 2 de abril las fuerzas represivas también detuvieron a Adisnubia Rondón Román, colaboradora voluntaria del comedor social, y a su hijo menor -de 17 años de edad-, Alexander Fonseca Rondón, al que amenazaron con llevarlo a prisión “con el delito que les de la gana si Adisnubia sigue colaborando voluntariamente con el comedor social. También ella fue amenazada con ir a prisión por la misma causa.

Durante el miércoles día 2, las fuerzas de la Seguridad del Estado también detuvieron y realizaron actos represivos a otras más de 50 personas vulnerables en un local que la policía política ha instalado a dos calles de la UNPACU. La policía política tiró a la basura todos los alimentos que estas personas vulnerables -hombres, mujeres, ancianos y niños- llevaban consigo tras salir del comedor social de la UNPACU. Debido a esta situación, faltos de combustible, leña y comida para repartir, el comedor social de la UNPACU sólo pudo atender el miércoles día 2 a 495 personas vulnerables, y ello a pesar de toda la represión.

El jueves día 3 de abril las fuerzas represivas del régimen, además de a otras personas vulnerables, detuvieron a Santiago Hechavarria Williams, un colaborador voluntario del comedor social con graves padecimientos de salud. Junto a él, detuvieron a un vecino que caminaba con él por mera casualidad, Francisco Robinson Blanco. De nuevo, ese mismo día también las fuerzas represivas detuvieron al joven de 17 años de edad, Alexander Fonseca Rondón, para presionar a la madre. Fue liberado horas después en la tarde.

Ese mismo día fueron detenidos violentamente Roilán Zárraga Ferrer y Fernando González Vaillant cuando compraban alimentos y fueron retenidos hasta altas horas de la noche. Durante la detención, el agente represor Mario Raciel Soularis Garcés agredió con el puño y también con el respaldo de una silla a Fernando González Vaillant. También fue detenido en paralelo el joven colaborador voluntario Dayán Manuel Ferrer.

Fueron amenazados por la policía política el 4 de abril los colaboradores voluntarios Kevin Alfredo Games y su mujer Yailín Cala Laurencio y, a la madre de ésta, Dayli Laurencio, por prestar colaboración voluntaria con el comedor social de la UNPACU.

Desde el día 1, martes, al viernes 4 de abril las detenciones y actos represivos sobre personas vulnerables beneficiarias del comedor social de la UNPACU oscilaron entre las 40 y las 50 personas al día, por lo que en dicha semana hubo más de 200 detenciones de personas vulnerables por parte de la policía política para sabotear la labor humanitaria de la UNPACU. De entre los detenidos, la policía política ha internado al menos a 3 personas vulnerables en asilos de ancianos. Esta represión y detenciones han supuesto un grave decrecimiento del ritmo de personas necesitadas que acudieron a recibir ayuda de la labor humanitaria los días posteriores, que oscilaron entre las 444 personas del día 7 de abril, a las 510 personas el día 11 de abril, viernes.

Las fuerzas represivas también detuvieron a multitud de personas vulnerables, como el caso de José Hechavarria Illa y un compañero suyo el día 5 de abril, como él mismo denunció. Ambos son personas que tienen una extrema vulnerabilidad y son beneficiarios del comedor social y colaboran voluntariamente llevando leña.

Fue detenida igualmente el 8 de abril la prima política de la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo, Margiolis Ramírez del Pino, y llevada a la Segunda Unidad de la Policía de Santiago de Cuba, tal y como ella ha denunciado, donde la policía política le robó su teléfono móvil y, además, fue amenazada por estar acogida en la sede de la UNPACU debido a su situación de vulnerabilidad por tener afectaciones cognitivas.

La hija menor de Yesmi Barbán DespaigneYeisimí Zapata Barbán, de 10 años, que viven en condiciones extremas, denunció ella misma el día 9 de abril que fue amenazada por la subdirectora con suspenderle las asignaturas en la escuela Santiago Calleja de Santiago de Cuba por ir a beneficiarse de los servicios médicos del comedor social de la UNPACU, y le dijo a la niña de 10 años que a su madre la iban a meter presa. También le dijo esta subdirectora de la Escuela Santiago Calleja, de Santiago de Cuba, que si seguía yendo al comedor social de la UNPACU la iban a llevar a un centro correccional de menores.

A pesar de todo lo narrado, las personas siguen atravesando el cerco policial para poder alimentarse, y 2.428 personas vulnerables distintas lograron tener acceso desayuno, almuerzo y/o cena en la sede de la UNPACU desde el día 17 de marzo al 11 de abril, y otras 727 personas, además, recibieron atención médica por dolencias diversas.

La comunidad internacional debe reaccionar ante esta situación de represión inhumana, ante este bloqueo genocida y criminal de la policía política contra las personas vulnerables en Cuba y debe exigir al régimen un cambio radical en esta materia, pues la hambruna y la necesidad en Cuba son exacerbados, y el Estado está completamente desbordado en sus capacidades para atender a la población.

2. Datos de labor humanitaria (del 17 de marzo al 11 de abril de 2025)

El total de beneficiarios únicos desde el 17 de marzo al 11 de abril ha alcanzado la cifra de 1.978 beneficiarios distintos, los cuales han recibido un total de 16.458 servicios de ayuda humanitaria (en alimentación, atención médica y medicinas), llegando a dar servicio a casi 1.300 personas en un solo día, hasta que se produjeron el cerco y las detenciones masivas a partir del día 1 de abril.

En la sede la UNPACU se suceden las escenas que enternecen el corazón de los que en dicha sede trabajan por los necesitados. Agradecimientos y aplausos espontáneos, llantos de alegría, de cariño, de puro agradecimiento, son momentos todos ellos habituales en la sede. Para ilustrar algunos de esos momentos, hemos elaborado este vídeo que se comunica con este informe de forma paralela:

2.1. Comedor Social

El servicio de comedor social no sólo se presta a los que acuden a la sede. Personas postradas en la cama, enfermas, también envían familiares y allegados que les llevan los alimentos que recogen en la sede de la UNPACU. Desde madres solteras con varios hijos que viven en condiciones extremas de necesidad a personas enfermas, ancianos, adictos al alcohol que no superan su enfermedad y corren peligro de muerte por la falta de alimentación adecuada, el abanico de personas que acuden a la sede es muy diverso, y siempre se atiende a todos los que lleguen.

En ocasiones llegan también personas en perfecto estado de salud, pero que encuentran la necesidad de pedir una ayuda humanitaria. En dichos casos no se les niega la ayuda, pero sí se les solicita, tanto buscando leña como cargando provisiones o haciendo labores de logística, que contribuyan a la labor humanitaria, ya que su salud se lo permite y, viendo el panorama de necesidad, todos comprenden perfectamente la necesidad de ayudar.

2.1.1. Desayunos (del 17 de marzo al 11 de abril de 2025)

A pesar de las detenciones, el incremento del servicios de desayunos recibidos en esta labor humanitaria es notable y se ha consolidado con el servicio de desayunos a 1.934 beneficiados en un período de 4 semanas, comprendidos entre el lunes 17 de marzo de 2025 hasta el viernes día 11 de abril de 2025. El promedio de desayunos servidos diariamente ha alcanzado la cifra de 108 personas diarias.

2.1.2. Almuerzos (del 17 de marzo al 11 de abril de 2025)

El almuerzo es la comida del día que más afluencia tiene. Debido a ello, el crecimiento masivo de la cantidad de personas beneficiadas con el servicio de almuerzo ha sido destacable, pasando de unas decenas de beneficiarios los días inmediatamente después de la tercera excarcelación de José Daniel Ferrer, hasta muchos días en los que se ha suministrado este servicio de comida a más de 1.000 personas. En concreto, en la sede de la UNPACU, en el período comprendido entre el lunes 17 de marzo de 2025 hasta el viernes día 11 de abril de 2025, se ha suministrado el almuerzo a un total de 12.714 personas, distribuidas de la siguiente manera:

Como se puede evidenciar el crecimiento es destacable, llegando a dar servicios de comedor social a casi 1.300 personas vulnerables, hasta que las detenciones masivas de la Seguridad del Estado provocaron un descenso de la afluencia de personas.

2.1.3. Cenas (del 17 de marzo al 11 de abril de 2025)

El comedor social de cenas ha alcanzado a un total de 843 beneficiarios en el período comprendido entre el lunes 17 de marzo de 2025 hasta el viernes día 11 de abril de 2025,  con la siguiente distribución:

2.2. Atención Sanitaria

La atención sanitaria es clave para la población cubana, que adolecen del personal médico que es llevado, en la mayoría de los casos, más del 75%, de forma obligatoria o mediante coacciones al extranjero para producir, mediante esclavitud, [1] miles de millones de dólares al año en divisas que son destinadas fundamentalmente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) para potenciar la represión y el control social, debido a que sólo el 1% de los beneficios se destinan a la salud pública en Cuba. En estas misiones, Cuba también exporta los medicamentos que produce, alejándolos de su población, lo que ha exacerbado la carencia de medicamentos en la isla a niveles jamás vistos anteriormente.

Este uso de los médicos de Cuba, como mecanismo de trabajo forzado para generar ingresos, y de los medicamentos producidos en Cuba, todo ello para la obtención de ingresos multimillonarios para el régimen, ha dejado a los ciudadanos en Cuba sin servicios de salud, en muchos casos, o con servicios extremadamente insuficientes.

2.2.1. Servicios de atención médica

Las carencias que sufre la población de Cuba en sus servicios básicos (electricidad, gas, agua, comida, alojamiento de calidad y otros) es paupérrimo al más alto nivel que se haya documentado en la isla en siglos. Esta situación produce en la población una desnutrición severa y prolongada, con graves carencias de vitaminas, carbohidratos, proteínas y aminoácidos esenciales derivados de la baja ingesta de carne o sustitutos válidos de ésta. La falta de agua corriente y de calidad, unida a las bajas defensas de los organismos por la falta de alimentación, es causa conjunta de la proliferación de enfermedades infecciosas que antaño habían sido erradicadas o que estaban bajo mínimos en toda la región, como la tuberculosis, el dengue, la fiebre de Sica, la fiebre de Oropouche, y muchas otras. Ello, unido a la carencia de médicos que son extraídos forzosamente para producir dólares para el régimen en el exterior, ha devenido en una crisis humanitaria de salud de proporciones inmensas.

En todos los casos en los que en la UNPACU se detecta la necesidad de tratamiento clínico urgente en una institución hospitalaria, se le dan las indicaciones oportunas para que acudan e informen al centro hospitalario sobre la consulta realizada en la UNPACU y el informe médico resultante, y si la persona no cuenta con los medios, la UNPACU le ayuda con el transporte hasta el hospital, bien por medio de un activista o, en algunos casos, pagando el transporte al centro hospitalario.

La UNPACU, consciente de la situación de necesidad y demanda de servicios médicos, dispone de una médico de guardia permanente en su sede de Altamira, Dña. Nelva Ismarays García Tamayo. Su labor humanitaria de servicios médicos, a pesar de las detenciones, en el período comprendido entre el lunes 17 de marzo de 2025 hasta el viernes día 11 de abril de 2025 han sido disfrutados por 727 pacientes, con la siguiente distribución:

2.2.2. Medicinas

La carestía de medicamentos en las clínicas y hospitales destinados a la población (no así con las clínicas privadas para la atención de extranjeros y miembros del buró político del régimen) es alarmante.

Las farmacias no tienen apenas medicamento alguno y mantienen sus estanterías desde hace años completamente vacías. La población tiene que acudir a sus familiares en el exterior y la compra de medicinas en el mercado informal, cuando los hay, que además multiplican su precio haciéndose inaccesibles para la mayoría del pueblo.

Una causa troncal de la carestía de medicamentos en Cuba son las llamadas misiones médicas en el exterior, ya que en el año 2000 el embargo americano fue eliminado para los productos agroalimentarios y medicinas.[2] Cuba produce multitud de medicamentos, pero saca del país lo que produce para exportarlo a los países contratantes de estos esquemas de esclavitud,[3]  alejando a su población de la provisión de los medicamentos que produce, lo que ha exacerbado la carencia de medicamentos en la isla a niveles jamás vistos anteriormente. Aunque las misiones médicas en el exterior, y otras, son el 50% de la balanza comercial de Cuba, y suponen unos ingresos de entre 6 y 8 mil millones de dólares anuales, Cuba sólo invierte apenas un 1% de estos ingresos en su propia sanidad pública.

La UNPACU y su dirección médica suministran habitualmente todo tipo de medicamentos y complejos farmacéuticos de uso cotidiano en países desarrollados, donde destacan complejos vitamínicos, analgésicos, antinflamatorios, antipiréticos y antibióticos.

3. Llamamiento para colaborar con esta labor

Si quiere colaborar con esta labor, puede ponerse en contacto con nosotros en los siguientes emails y teléfonos:

4. Antecedentes de esta labor de José Daniel Ferrer desde 1991

4.1. Inicios de la labor humanitaria de José Daniel Ferrer (1991)

José Daniel Ferrer inició su activismo en la labor humanitaria en el llamado “Período Especial”, cuando contaba con 20 años de edad. En mayo de 1991, era evidente que Cuba estaba inmersa de lleno en un período de colapso económico y la población ya estaba sufriendo situaciones de hambruna como resultado de la deriva político-económica que hacía irremediable el agravamiento de la crisis tras la caída de la Unión Soviética. Cuba no tenía una economía diseñada para incentivar la creatividad, la diversidad y la producción y la competitividad nacional y, más bien al contrario, había sido estructurada política y económicamente como un satélite de la Unión Soviética. La caída de la URSS sumió súbitamente a la población en una crisis sin precedentes.

En 1991 José Daniel Ferrer vivía en una zona rural, Manganeso, cerca del poblado de Palmarito de Cauto, una población muy humilde colindante con el Embalse Canasta, después rebautizado como “Protesta de Baraguá”, cuando ideó una manera de dar de comer a sus familiares y creó, junto a Luis y Ana Belkis Ferrer una iniciativa de pesca en el Embalse. Pronto empezaron a ver resultados, y de disponer de un pequeño bote de remos pasaron a disponer de hasta 10 botes y un promedio de 35 pescadores que disponían de muchos centenares de metros lineales de redes con las que constantemente salían a faenar.

José Daniel, viendo la cantidad de pesca disponible, con apenas 20 años se marcó el objetivo de alimentar al máximo de familias de la zona. La iniciativa suministraba el sustento de las 35 familias de los pescadores, y el superávit tras esta primera labor social, en torno al 30% de total, lo destinaban a suministrar alimentos a miles de personas en situación de vulnerabilidad de la zona, hasta abril de 1997, cuando la cooperativa de pesca sufrió el vandalismo y la persecución de la Seguridad del Estado debido al impacto positivo en los miles de beneficiarios en toda la zona (Palmarito de Cauto, Palma Soriano y Santiago de Cuba). El régimen monopolizaba entonces el suministro de alimentos de la población, y convertirse en una alternativa al régimen se percibió como una amenaza de tipo político.

En paralelo a la cofradía de pesca, el joven José Daniel y su hermano Luis Enrique desarrollaron una iniciativa agraria en la que involucraron a algunos miembros de la cooperativa de pesca, y contrataban a varios trabajadores para que les ayudaran a cosechar en diferentes parecelas de la zona en las que cosechaban quintales de viandas y hortalizas diversas (plátanos, yuca, calabazas, habichuelas, quimbombó, berenjenas y pimientos, tomates, entre otros) que, igualmente, servían tanto para alimentar a las familias que colaboraban con esta iniciativa como a otras muchas a las que suministraban alimentos de forma gratuita. Igualmente, iniciaron la crianza de cerdos, tanto para la alimentación propia de los miembros de la cooperativa de pesca como para repartir gratuitamente entre la población, aunque esta producción era más limitada.

El impacto fue enorme y José Daniel generó un vínculo de agradecimiento y admiración en la zona que le convirtió en una persona muy querida y respetada por la población. Con estos productos del agro y la pesca lograban alimentar de forma caritativa, además de a todas las familias de la cooperativa, a un promedio de entre 150 y 300 personas vulnerables cada mes, tanto con los vegetales, carne y pescados sin elaborar, como con los productos que elaboraban con éstos y que distribuían gratuitamente entre la población, generando un impacto en decenas de miles de personas en la zona entre mayo de 1991 y abril de 1997.

Aunque toda esta actividad comunal se realizaba de forma clandestina, José Daniel y su familia aún no eran conscientes, en toda su magnitud, de la afrenta que suponía para la dictadura dar de comer a miles de personas de la zona sin su participación.

Además, aunque intentaban realizarlo de la forma más clandestina posible, en paralelo los hermanos Ferrer también compraban cintas de audio para distribuir las noticias del mundo libre entre la población, realizaban grafitis libertarios, y compraron máquinas de escribir con las que realizaban pasquines de concienciación para la población que lanzaban y regalaban en los caminos y carreteras. Por algunas de esas actividades, los hermanos eran detenidos de forma rutinaria como sospechosos, aunque el cerco se agravó con el paso del tiempo.

En 1995, José Daniel fue detenido e interrogado por la policía política para amenazarle sobre las actividades de pesca en directa relación con su postura ideológica, que el régimen ya conocía. Si quería mantener la subsistencia de su familia, la condición que le impusieron las autoridades es que José Daniel Ferrer no manifestara crítica alguna a la llamada “revolución”, una amenaza a la que el aún muy joven José Daniel no dio importancia y que no logró alterar su accionar humanitario y político.

En la noche del 26 de marzo de 1997, la Seguridad del Estado emboscó y disparó con escopetas de cartuchos y sin aviso previo a los pescadores que en ese momento faenaban en varios botes de pesca, entre los que estaba el hermano de José Daniel, Luis Enrique Ferrer, que resultó ileso, pero se enfrentó verbalmente a los represores por la atrocidad cometida. Varios de los miembros de la cooperativa de pesca fueron heridos en aquella noche y, ante esto, José Daniel Ferrer y su hermano Luis Enrique decidieron regalar todos los botes y artes de pesca (fundamentalmente centenares de metros lineales redes de pesca) y dejar en manos de las familias de los pescadores toda la actividad pesquera para evitar que la policía política afectara aún más a dichas familias. A partir de ese momento la policía política siguió persiguiendo a los pescadores y sus familias hasta que apenas sólo 5 de ellos pudieron seguir con la actividad. Una de las familias que siguieron con la actividad, la familia de Ana Belkis Ferrer García, hermana de José Daniel, siguió alimentando con los productos de la pesca y otros alimentos a decenas de personas al mes. La labor humanitaria de la UNPACU a partir de dicho momento recayó, por tanto, a partir del desmantelamiento de la iniciativa de pesca por parte de la policía política, sobre esta hermana de José Daniel Ferrer.

En 1998, la situación económica de José Daniel Ferrer y su hermano Luis Enrique era paupérrima, pero la continuidad de la actividad pesquera y agro de su hermana Ana Belkis Ferrer les permitió también mantenerse y enfocarse únicamente en la actividad de derechos humanos. Es en dicha época en la que, tras años de labor humanitaria, José Daniel se centra en dedicarse al activismo de derechos humanos en un terreno más político.

4.2. El Proyecto Varela

Una vez teniendo que renunciar a toda actividad económica, debido a la atención y represión que el régimen ejercía contra José Daniel y Luis Enrique Ferrer, e inmersos en la actividad de derechos humanos recabando firmas para el Proyecto Varela, ambos sobrevivían del sustento que su hermana Ana Belkis, aún con una modesta actividad agro y pesquera, podía suministrarles.

Viajando incansablemente de localidad en localidad, creando redes de activismo y recogiendo firmas por todas las 5 provincias orientales, el efecto de la hambruna en los hermanos era notable en sus cuerpos, indistinguibles de los de aquellos muchachos altos y fuertes, bien alimentados, que antaño crearan la cooperativa de pesca. Sin embargo, no les faltaba alojamiento en toda la zona.

La labor humanitaria de años había traspasado las fronteras de su localidad, y en numerosas localidades de Santiago de Cuba había quien se prestaba gustosamente a alojar a los hermanos mientras estos realizaban sus actividades de derechos humanos. Aún así, los hermanos pasaban semanas enteras a base de pan, agua y maní para no cargar a las familias que los alojaban con cargas que en dicho período especial eran complejas de asumir, y apenas podían cambiarse de ropa. Sus zapatos se convirtieron un martirio permanente para sus pies, y dormían muy a menudo en los laterales de las carreteras, en estaciones de tren y autobuses, y lugares inhóspitos diversos mientras viajaban para ilustrar a la población sobre los derechos humanos, la necesidad de un cambio en Cuba, y fomentar el Proyecto Varela, recabando firmas por doquier y sin descanso. Todo ello, mientras se organizaban en parejas de activistas para enfrentar las consecuencias de la también incansable persecución y detenciones del régimen, de forma que siempre uno de ellos pudiera mantener a salvo el trabajo realizado.

La actividad de derechos humanos de José Daniel Ferrer, gracias también a los vínculos con la población arraigados por los años de labor humanitaria, tuvo un éxito sin precedentes. Esa actividad caritativa durante años, y la arbitraria e inhumana represión del régimen en contra de ésta y contra los hermanos Ferrer García, crearon hacia José Daniel y su hermano un arraigo extremadamente fuerte e indeleble en buena parte de la población en Santiago de Cuba. Tanto fue así que, con el apoyo de las redes de activistas dependientes de ellos, y que ellos creaban y fortalecían viajando por todas las 5 provincias orientales de Cuba, y el apoyo de adicional de muchos católicos y masones de todas las 5 provincias orientales que tuvieron un comportamiento solidario y desinteresado destacable, José Daniel y Luis Enrique fueron los colectores del 45% de todas las 11.020 firmas recogidas por el Proyecto Varela en toda la isla. La solidaridad de muchas personas en las localidades que visitaban permitió que los hermanos pudieran potenciar sus desplazamientos y su activismo, además de crear una red de protección para evitar los intentos de detención constante de la policía política, que los perseguía ávidamente por toda la región. No obstante, lo logrado se realizó también enfrentando el enorme miedo en la población y el control de personas relacionadas con el régimen que saboteaban muchos de los esfuerzos de los hermanos por, en última instancia, democratizar el país con el activismo pacífico que abrazaron desde que comenzaron con estas tareas.

4.3. Primera estancia en prisión (2003- 2011)

En los días 18, 19 y 20 de marzo de 2003, decenas de activistas en toda la isla fueron detenidos por haber participado en la recolecta de firmas para el Proyecto Varela. Es un momento tristemente histórico de Cuba que se denominó la “Primavera Negra”. Los afectados por esta razzia pasaron a denominarse “El Grupo de los 75”. José Daniel estaba entre los principales detenidos el día 18 de marzo, y primeramente la fiscalía solicitaba su ejecución por recabar firmas. José Daniel Ferrer fue trasladado al tenebroso centro medieval de torturas conocido como el Centro de Detención de Versalles, en Santiago de Cuba, donde por 40 días de presión y amenazas para que dejara el país, a lo que se negó aún con la amenaza del fusilamiento, se le trasladó definitivamente a prisión. Antes de terminar con las torturas en Versalles, a José Daniel se le ofreció trasladarlo a una prisión cercana a su domicilio donde tendría visitas, pero tendría que comprometerse a “ver y callar” todo cuanto sucediera en prisión y a no realizar activismo prodemocrático en ella. José Daniel no aceptó el trato y fue remitido a otra prisión de máxima seguridad, la más alejada posible de su hogar, la de Pinar del Río, a mil kilómetros de distancia de Santiago Cuba.

Tras cambiar la fiscalía su petición de pena de muerte por una condena de cadena perpetua, un tribunal represor del régimen finalmente le impuso una condena de 25 años de privación de libertad, sin duda por la enorme presión internacional, donde incluso la Amnistía Internacional de antaño declaró a decenas de personas como Prisioneros de Conciencia. Hoy en día, de los miles de detenidos el 11J (“entre 5.000 y 8.000 personas en todo el país”, según Naciones Unidas) y los procesados por dichas manifestaciones, en torno a 2.000 según nuestros propios registros en Prisoners Defenders, apenas una decena han sido objeto de dicha atención.

4.3.1. Labor humanitaria en prisión

En la Prisión Provincial de Pinar del Río, José Daniel continuó con su labor humanitaria dentro de prisión, lo que era propiciado porque las prisiones del occidente de Cuba, aún claramente tenebrosas, no llegan al nivel de control, miseria inhumana y torturas que se sufren en las prisiones del Oriente de Cuba, donde los intentos de suicidio se suceden uno tras otro mediante todo tipo de fórmulas, como la auto inyección de petróleo o excrementos, y los ahorcamientos, entre otras.

En esta prisión, José Daniel Ferrer descubrió las enormes carencias de medicamentos, de alimentos y vitaminas entre los presos, y decidió emplear su apoyo social de personas solidarias por todas las provincias orientales, el creciente apoyo de los cubanos solidarios dentro y fuera de Cuba, y el apoyo del Movimiento Cristiano Liberación, canalizadas a través de su familia, para realizar repartos de medicinas y vitaminas a los presos en peores condiciones. Hasta los carceleros le solicitaban ayuda a José Daniel con estos insumos que él logró llegaran en cantidades suficientes gracias, de nuevo, al poso de la labor humanitaria realizada desde 1991 en todas las provincias orientales, unido a la atención y apoyo de más y más personas en todo el mundo conscientes de la necesidad de apoyo a los presos políticos y, también, a José Daniel Ferrer.

Comenzar a realizar la labor humanitaria en prisión también le costó la salud. A pesar de que la triste subsistencia de los presos se debe a los alimentos que reciben de los familiares, la denominada “jaba” o bolsa de alimentos, las autoridades del penal limitaron la cantidad de alimentos que los presos podrían recibir a un máximo de 45 libras cada cuatro meses, el equivalente aproximado de 5 kilogramos al mes.

La intención de José Daniel era introducir en prisión alimentos para decenas de presos, por lo que comenzó una larga huelga de hambre en noviembre de 2003 con el fin de aumentar el límite de dicha medida y, así, poder contribuir para mejorar la salud de los reclusos en condiciones extremas. Como represalia, fue internado 46 días en completo aislamiento, en una celda de castigo pestilente llena de gusanos y en casi absoluta oscuridad, donde apenas podía verse sus propias manos, y donde sólo tuvo acceso al agua corriente para ducharse en 6 ocasiones. La protesta, que fue acompañada por otros presos, dio efecto gracias al apoyo y la valentía no sólo de José Daniel y los reclusos que lo acompañaron, sino al firme apoyo de su familia, que no dejaron de presionar de todas las formas posibles a las autoridades, tanto en los medios como en las puertas del penal. Sin embargo, y a pesar de la victoria parcial, a José Daniel le castigaron durante los 6 meses siguientes sin visitas debido a su firme liderazgo en dicha movilización.

Gracias al resultado de la ampliación de la cantidad de alimentos que cada preso podía recibir en el penal, y a los insumos que su familia y el colectivo solidario diverso que le apoyaba fuera de prisión, José Daniel Ferrer pudo introducir en el penal muchos más alimentos y medicinas para repartir éstos entre varias decenas de presos mes a mes de manera recurrente. En dichos meses en la Prisión Provincial de Pinar del Río, José Daniel repartió entre los reclusos más necesitados todo tipo de alimentos diversos, medicinas y vitaminas. Incluso algunos guardias en la prisión, los más humanos y sensibles con la situación generalizada de pobreza, se acercaban a José Daniel en la madrugada -cuando no eran escuchados por terceros- para solicitarle algunas medicinas y alimentos para ellos e incluso para sus familias.

A José Daniel, tras un año y tres meses, debido a una protesta y huelga de hambre a la que se unieron Leonel Grave de PeraltaDiosdado González Marrero y José Ubaldo Izquierdo en apoyo al preso político Normando Hernández González, y que derivó en el confinamiento en solitario de José Daniel por 84 días, le trasladan a la prisión de Camagüey, la llamada prisión Kilo 8, que también se conoce por su nombre “Prisión de máxima seguridad La 26” y por el apelativo Prisión “Se me perdió la llave”, que le otorgaban los propios carceleros, en alusión que al encerramiento absoluto habitual destinado a los presos, donde la situación se presentó mucho más compleja en inicio, y la capacidad de realizar acciones humanitarias estaba más restringida que en la prisión de Pinar del Río.

Ante las palabras de “bienvenida” del Jefe de Logística de la prisión Kilo 8, junto a dos funcionarios, tratando de intimidar a José Daniel sobre las condiciones de la prisión, José Daniel reaccionó con firmeza: “A mí o se me respeta, o se me mata. Si me vas a matar, procedan ya. Si no, me tienen que respetar. A mí no me interesan ni sus advertencias ni sus consideraciones”. El punto de partida establecido por José Daniel sentó las bases de la distancia con los represores en dicha prisión. En numerosas ocasiones, José Daniel Ferrer fue testigo en dicha prisión de su severidad extrema, como cuando los carceleros aterrorizaron y provocaron el ahorcamiento de un recluso de Cienfuegos, José Hernández, y de la muerte a palos en un solo día, con bates de béisbol, palos de madera y de metal, reventando las masas encefálicas de los presos y pisoteando éstas por los pasillos del penal, a los presos comunes Amaury Medina Puig, de 28 años, natural de Palmira (Cienfuegos), y Carlos Rodríguez Labrada, de 24 años, residente en Cienfuegos. Los hechos ocurrieron el 29 de julio de 2007 en torno a las 7 de la tarde, y se provocaron por una pelea entre 4 presos, 3 de Cienfuegos y uno de Holguín. Los de Cienfuegos apuñalaron al holguinero, que se recuperó posteriormente, tras esa acción lanzaron sus cuchillos caseros al patio y se entregaron a las autoridades del penal en clara sumisión. Los guardias de la prisión acabaron de la manera descrita con la vida de los presos Amaury y Carlos.

Esta prisión, la Kilo 8, tenía un sistema de medidas que hacían muy complejo, en principio, iniciar la labor con la misma intensidad. Sin embargo, de nuevo José Daniel Ferrer lideró la resistencia y protestas dentro de la prisión, otra vez más a costa de su cada vez más mermada salud, pero que ampliaron las posibilidades de ayudar a otros presos. De esta manera, pudo retomar su labor humanitaria, si bien en menor escala que en Pinar del Río. Destaca la labor en aquellos tiempos de activistas como el preso de conciencia Juan Carlos Herrera Acosta dentro de prisión.

Para lograr tener acceso a medicamentos y alimentos adicionales de las familias en esta prisión que en realidad iban destinadas a los presos más necesitados, José Daniel Ferrer recurrió a demandar con insistencia medicinas y medicamentos para dolencias propias, y así logró continuar con su labor humanitaria dentro del penal para los más vulnerables y necesitados.

Tras 3 años y un día en la prisión Kilo 8 de Camagüey, de los cuales uno estuvo en aislamiento, José Daniel fue trasladado a la Prisión Provincial de Guantánamo durante 9 meses. En ese corto espacio de tiempo, José Daniel pudo dar atención humanitaria a numerosos presos con mayor facilidad que en Camagüey, logrando atender a decenas de ellos.

Posteriormente fue trasladado a la Prisión Provincial de Las Tunas. Sin bien esta prisión tenía unas condiciones represivas similares a la Kilo 8 de Camagüey, gracias a 3 presos comunes que escalaban paredes y techos cuando estaban en el patio, José Daniel podía comunicarse con otros destacamentos del penal enviando y recibiendo mensajes para coordinar los servicios de ayuda y labor humanitaria para a los presos, tanto políticos como comunes.

Tanto en las prisiones de Pinar del Río, como en Camagüey, como en Guantánamo, José Daniel también daba asistencia psicológica a los presos, especialmente en aquellos casos de depresivos suicidas que sobrevivían a intentos de consumar el suicidio. Incluso en la prisión de Camagüey, cuando estuvo confinado en un destacamento con 80 reclusos y una celda compartida con 8 de ellos, los guardias recurrían a él para que calmara a los suicidas en crisis, labor que desarrolló fuertemente en este período. Incluso llegaron a llevar a su celda a los presos en estas condiciones para que él desarrollase su labor de terapia psicológica.

El último período de confinamiento antes de su liberación, 4 meses, José Daniel Ferrer fue trasladado a la prisión de Aguadores, en Santiago de Cuba. Allí pudo ayudar con alimentos y medicinas a un centenar de presos a pesar de que estuvo en aislamiento buena parte del tiempo.

El efecto de todas estas intervenciones, como relató a Prisoners Defenders antes de su fallecimiento Juan Carlos Herrera Acosta, admirado y apreciado amigo de esta organización, fue de simpatía, acercamiento, solidaridad y acompañamiento de los presos políticos por parte de los reos comunes, muy dados en circunstancias normales a venderse por prebendas a la policía política dentro de prisión, incluso realizando habitualmente acciones represivas a través de éstos.

La labor humanitaria en prisión, una vocación inherentemente ligada a la persona de José Daniel Ferrer, al igual que la labor humanitaria fuera de prisión, tenía unos efectos muy positivos en la población, en este caso la población penal, hacia el activismo de derechos humanos gracias a una toma de conciencia que, como insiste José Daniel Ferrer, sólo el ejemplo puede infundir. Por el contrario, los presos políticos que no tienen un comportamiento solidario en prisión con los problemas comunes o ajenos, por defecto son mirados con recelo y repudio por parte de la población penal.

La labor humanitaria de José Daniel Ferrer tanto desde 1991 como hasta la actualidad, siempre ha contado con un gran pilar de sostén, el apoyo de su hermana, Ana Belkis Ferrer García, que hasta la actualidad ha seguido siendo el pilar más firme y solidario que ha servido de sostén al activismo de la UNPACU y de su hermano José Daniel en la isla.

En este período de 2.003 a 2.011 fueron clave para el sostén de la labor humanitaria de José Daniel Ferrer, además de Ana Belkis, la madre de José Daniel Ferrer, Amelia García Vega, la ex esposa de José Daniel, Belkis Cantillo Ramírez, y la ex esposa de Luis Enrique Ferrer, Milka María Peña Martínez. Cuatro destacadas mujeres activistas sin las cuales, reconoce José Daniel, poco de lo logrado, hasta al menos 2.011, pudiera haber sido posible.

4.4. Primer período de excarcelación (2011- 2019)

En 2.010, el presidente español Rodríguez Zapatero negocia gracias al apoyo del Cardenal cubano Jaime Ortega Alamino, que era en esos momentos objeto de chantaje por parte de la dictadura por ciertos errores de índole personal, el lavado de cara de la dictadura cubana en Europa gracias a la comercialización de la expulsión forzada de los presos de la Primavera Negra de Cuba a cambio de prebendas políticas para el régimen. Rodríguez Zapatero, actualmente conocido por trabajar con el régimen criminal de Maduro en el lavado de su imagen internacional, dio su primera muestra de falta de escrúpulos y falta de respeto a los presos políticos con este acuerdo en 2010. El resultado, como se demuestra con cifras en este apartado, no pudo ser más beneficioso para el régimen de Cuba ni más negativo para la evolución de la represión en Cuba.

Al estar siendo chantajeado, el Cardenal Ortega, forzado a seguir las directrices del régimen presentó a cada preso en cada prisión, a veces personalmente y a veces a través de terceros, sin preaviso ni información alguna, un escrito denigrante en el que se les instaba a firmar la expulsión forzada de Cuba de por vida, a cambio de su “liberación”. Era la primera vez que la Iglesia Católica legitimaba la prisión política en Cuba, aunque se debió a una situación personal muy relacionada con el propio Cardenal y al empuje del expresidente español Zapatero.

En paralelo, las fuerzas políticas de izquierda en el Parlamento Europeo buscaban con este lavado de cara la eliminación de la Posición Común impulsada por el presidente Aznar en Europa, dando paso a la mayor época represiva del régimen cubano en este siglo (2016-2025). Cuando Mariano Rajoy asumió el poder en España, continuó con esta política diseñada por Zapatero hasta consumar la dádiva de los mayores beneficios políticos y económicos de las últimas décadas que el régimen ha obtenido por intercambiar la expatriación forzada y denigrante de personas inocentes y torturadas en prisión: el Acuerdo de Diálogo Político entre la UE y Cuba, y la restauración de relaciones y eliminación de sanciones por parte de los Estados Unidos a Cuba, impulsada por el Presidente Obama y consolidada por la liberación adicional de 55 nuevos presos políticos en 2015 que, además, habían sido encarcelados tras la expulsión de Cuba de los presos de la Primavera Negra y el lavado de cara de estos regímenes que ya es una marca bien conocida del expresidente Zapatero.

Como resultado, a primeros de 2011 y tras la expatriación forzosa, la sociedad civil cubana publicó las 2.074 detenciones por motivos políticos en Cuba en 2010 y la encarcelación de decenas de nuevos presos políticos. Es decir, tras la “expulsión” de Cuba de los inocentes presos políticos torturados de la Primavera Negra, el régimen volvió a completar la lista de 100 presos políticos rápidamente. Informes históricos dan una muestra de ello: 87 en 2013114 en 201493 en 2016120 en 2018, y más de 130 en los años posteriores, hasta llegar a los más de 1.150 en la actualidad. Los registros de detenciones arbitrarias de corta duración reflejan la actividad represiva del régimen entre 2010 y 2016:

Detenciones arbitrarias 2010 - 2016

Fuente: Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional

No obstante, 12 prisioneros políticos de la Primavera Negra, previendo que nada se conseguía con dicha comercialización denigrante de su “liberación”, como demuestran las cifras y datos que ya hoy día conocemos, se negaron a salir de Cuba y prefirieron permanecer en prisión. José Daniel Ferrer y Félix Navarro fueron los últimos de todos ellos que, negándose a ser expulsados de Cuba, fueron excarcelados el 23 de marzo de 2011 bajo un régimen carcelario-domiciliar en el que fueron víctimas de decenas de citaciones, detenciones, torturas y maltratos hasta su nuevo encierro carcelario en 2019 y 2021, respectivamente.

4.4.1. La labor humanitaria de José Daniel Ferrer tras su excarcelación

Desde los primeros días tras su llegada a la sede de la UNPACU, José Daniel Ferrer retomó su labor humanitaria distribuyendo alimentos y medicinas, empezando por la distribución en su sede y ampliando sus operaciones a nivel nacional.

A principios de 2012 las labores se ampliaron con apoyo del exilio realizando actividades para los niños más desfavorecidos en Santiago de Cuba (repartos de Altamira, Vista Hermosa, Antonio Maceo y Mariana de la Torre), Palma Soriano, Palmarito de Cauto y Municipio San Luis. Durante las navidades, UNPACU recogía y distribuía juguetes y regalos entre los niños más desfavorecidos de la sociedad. Las actividades humanitarias de la UNPACU se impulsaron enormemente en este período y de sus multitudinarios efectos quedan pruebas en el canal de YouTube de la UNPACU y en numerosos comunicados de la organización, centrada en el activismo social y de derechos humanos, por entonces con presencia en todas las provincias de la isla de Cuba y miles de activistas. José Daniel Ferrer fija en 2014 su residencia en Santiago de Cuba, donde implantó 5 comedores sociales sólo en la ciudad de Santiago de Cuba, y donde se alimentaba y daban servicios sociales diversos diariamente a más de 1.000 personas en estado de vulnerabilidad.

Además de estas acciones, los activistas de la UNPACU se involucraban en la reparación de viviendas en mal estado; servicios de limpieza en patios y hogares de personas necesitadas; servicios de ambulancia gratuita durante años (de 2011 a 2018) llevando tanto pacientes a los hospitales como médicos a las casas de los pacientes, donde los propios médicos -poco a poco y de forma creciente- iban solicitando de forma clandestina la ayuda de la UNPACU ante la inacción del estado; servicios de ayuda cotidiana a ancianos sin familiares; construcción de pequeñas casas de madera o de hormigón; y servicios de limpieza e higienizado de zonas, calles y parte de la bahía de Santiago, recogiendo escombros, plásticos y contaminantes. La UNPACU también puso en marcha un servicio de barbería para los indigentes y necesitados que no tenían cómo poder pagar a un barbero. Dos células de UNPACU incluso levantaron puentes para acercar zonas con barreras naturales que obligaban a dar largas caminatas para pasar de unas a otras. UNPACU creó una lavandería comunal en distintos puntos de Santiago de Cuba para atender a familias y personas que no podían disponer de la adecuada limpieza de sus ropas y textiles.

En 2016, el primer y único viaje internacional de José Daniel Ferrer, realizado en tiempos de la Administración Obama, le permitió conseguir nuevas aportaciones particulares de financiación para la labor humanitaria en toda la isla, que facilitó el crecimiento de la labor humanitaria que se repartió entre cientos de personas necesitadas por toda la isla.

A partir de 2018 la UNPACU, gracias a la incorporación de la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo, abrió un consultorio médico permanente que estuvo activo sin descanso desde 2018 hasta 2021, incluso mientras estuvo José Daniel en prisión en 2019. El éxito del consultorio fue muy notable, al ser la doctora Ortega Tamayo la misma que anteriormente pasaba consulta en un consultorio médico estatal, y por ello la población tenía plena confianza en su profesionalidad en algo tan delicado. La doctora, tras pasar por la violencia policial y frecuentes detenciones por su labor en la sede de la UNPACU, renunció a trabajar en la salud pública para dedicarse exclusivamente al consultorio de UNPACU.

La reacción de la policía política a la labor humanitaria desarrollada por la UNPACU, además de detener y encarcelar a numerosos activistas, fue asaltar las sedes y robar alimentos, ollas, fogones, neveras, dinero en metálico, sillas, mesas, vajilla, cristalería y cubiertos, entre otros. En otras sedes, la policía política desmanteló las lavanderías comunales allanando las sedes y robando las lavadoras con las que prestaban este servicio, como en la sede de Santa Bárbara, en Santiago de Cuba. En muchas ocasiones, le quedaron por robar sólo las paredes y los suelos del inmueble. Como, con cada robo, la solidaridad con la labor humanitaria de José Daniel Ferrer en Cuba y fuera de Cuba crecía aún más, la policía política le fabricó a José Daniel Ferrer una serie de delitos absurdos con el que encarcelarlo de nuevo desde octubre de 2019 hasta marzo de 2020.

Tras temer por su vida a primeros de noviembre de 2019, destruido físicamente mediante torturas y maltratos de todo tipo y un aislamiento extremo, Ferrer fue excarcelado en régimen carcelario-domiciliar en marzo de 2020 de nuevo por la enorme presión que recibió el régimen de Cuba y el propio Canciller europeo Josep Borrell por parte del Parlamento Europeo y otros actores diversos.

4.5. Segundo período de excarcelación (2020 – 2021)

Cuando José Daniel Ferrer fue excarcelado en marzo de 2020, la Covid estaba en plena expansión y se puso énfasis en los servicios médicos. Además de la Covid, numerosas personas tenían enfermedades en la piel, como la escabiosis. Debían conseguir medicamentos adecuados para estas afecciones. En la sede de la UNPACU se atendía clínicamente a hasta 50 personas de forma diaria. La Seguridad del Estado cercó la sede, golpeaba a los activistas, los multaba y detenía de forma arbitraria cuando se dirigían o salían de la sede, y detenía también a los beneficiarios que se acercaban para recibir servicios de todo tipo. A alguna de las personas que acudían a la sede los amenazaban con internarlos en el Hospital Psiquiátrico Gustavo Machín, San Luis de Jagua, como forma de amenaza que llegaron a ejecutar contra numerosos indigentes y personas vulnerables que se acercaban a la sede. A tal punto llegó la policía política que raptó y llevó a la muerte en dicho hospital tenebroso a un indigente con problemas mentales, indefenso, y que no causaba problema alguno, llamado Francisco Rodríguez Correoso, por negarse a dejar de acudir a la UNPACU.

Para evitar esta represión, la UNPACU realizó una huelga de hambre en la primavera de 2021 protestando por el cerco policial contra la labor humanitaria de la UNPACU. Esta tensión creciente llevó a la policía política a encarcelar de nuevo a José Daniel Ferrer cuando se dirigía para intentar participar en las protestas del 11 de julio de 2021. Tras el encarcelamiento de José Daniel Ferrer, la doctora Nelva Ismarays Ortega Tamayo y diversos activistas continuaron con la labor humanitaria hasta que el régimen fue deteniendo y encarcelando activistas, consiguiendo que las operaciones de labor humanitaria fueran insostenibles.

La prisión sufrida por José Daniel Ferrer en el período entre el 11 de julio de 2021 y el 16 de enero de 2025 fue la más inhumana sufrida por éste hasta la fecha. José Daniel Ferrer sufrió de las condiciones continuadas más adversas de las que se tienen noticia sobre cualquier preso de conciencia en el hemisferio occidental en muchos años. Sobre dichas condiciones, en Prisoners Defenders hemos emitido numerosos informes y llamados a la acción, y en numerosas ocasiones se ha temido por la vida de José Daniel Ferrer. Naciones Unidas llegó a emitir 2 Acciones Urgentes de Desaparición Forzada por la ausencia, durante meses, de pruebas de vida de José Daniel.

Mientras éste se encontraba en estas condiciones, luchando por sobrevivir física y psíquicamente, todos los activistas de la UNPACU fueron implacablemente perseguidos y no pocos de éstos se vieron obligados a dejar el país. Otros tuvieron que dejar el activismo por temor por sus vidas, llevando a la UNPACU a un cierto grado de inactividad que tuvo sin embargo el apoyo constante, como siempre en las peores épocas, de Ana Belkis Ferrer García que, desde Texas, coordinó las acciones humanitarias en favor de los presos, mientras la doctora Ortega Tamayo, ya esposa de José Daniel Ferrer, luchaba incansablemente por la vida de José Daniel desde Santiago de Cuba, enfrentando a los represores y denunciando a nivel internacional todas las barbaries que su marido sufría.


[1] Acusaciones de esclavitud de las misiones médicas cubanas más relevantes: 3 acusaciones explícitas de esclavitud en Naciones Unidas (AL CUB 6/2019CRC/C/CUB/CO/3-6 párr. 34c y 35c, AL CUB 6/2023), 4 resoluciones aprobadas por mayoría absoluta sobre la esclavitud de las misiones cubanas en el Parlamento Europeo (P9_TA(2021)0292P9_TA(2021)0389P9_TA(2023)0280 y P9_TA(2024)0122), informe sobre la esclavitud de las misiones médicas cubanas de Human Rights Watch, resolución aprobada por mayoría absoluta por el Congreso de España sobre las “Evidencias de trata de seres humanos y esclavitud moderna en las misiones de colaboración exterior de Cuba”.

[2] Trade Sanctions Reform and Export Enhancement Act of 2000 (TSRA; P.L. 106-387, Title IX)

[3] Acusaciones de esclavitud de las misiones médicas cubanas más relevantes: 3 acusaciones explícitas de esclavitud en Naciones Unidas (AL CUB 6/2019CRC/C/CUB/CO/3-6 párr. 34c y 35c, AL CUB 6/2023), 4 resoluciones aprobadas por mayoría absoluta sobre la esclavitud de las misiones cubanas en el Parlamento Europeo (P9_TA(2021)0292P9_TA(2021)0389P9_TA(2023)0280 y P9_TA(2024)0122), informe sobre la esclavitud de las misiones médicas cubanas de Human Rights Watch, resolución aprobada por mayoría absoluta por el Congreso de España sobre las “Evidencias de trata de seres humanos y esclavitud moderna en las misiones de colaboración exterior de Cuba”.

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