Carolina Alduvin

El gobierno, haciendo gala de su inutilidad aun para sus aviesos fines, derrocha recursos e infinita torpeza, desplegando un operativo de captura con patrullas, ambulancias y cientos de efectivos –que deberían orientarse a fines más nobles, necesarios y urgentes— en lo que aparenta ser un camino terciario que atraviesa un bosque de coníferas; cuando el perseguido bien les deja ver que se encuentra en otro tipo de ecosistema. Donde, pese al obvio estado silvestre, tiene acceso indirecto a la señal que CONATEL arbitrariamente e inconstitucionalmente pretende arrebatarnos si nos negamos a entregarle información privilegiada. Obviamente no está solo.

Su formación como estratega y sobreviviente tiene a sus perseguidores civiles y de los otros en jaque, los burla, los increpa, les saca sus trapitos sucios y los exhibe como verdaderos ineptos. Como bien lo saben y lo aplican al pie de la letra, toda causa necesita mártires; por lo mismo, ellos fabricaron el propio, tomando la vida de un ingenuo que a cambio de un simple billete fue a hacer bulto, sin deberla, temerla o, siquiera entender de qué se trataba el alboroto. El gobierno de entonces prohibió el aterrizaje de la aeronave que devolvía al suelo patrio al sujeto provocador de tanto alboroto; pero respetó la libertad de reunión a sus “fanáticos” pagados. Además, las fuerzas del orden fueron instruidas a no caer en las calculadas provocaciones de la chusma. Por tanto, nadie emitió mandatos para disparar, ni siquiera al aire.

Sin embargo, los vídeos –no tan abundantes en aquellos días—muestran sujetos no uniformados disparando con rifles entre la multitud. Alguna de esas balas impactó un blanco quizá no planeado, pero si muy perversamente aprovechado en manchar honras, ejercer una fría e inocultable venganza, tan propia de seres miserables contra quienes les han permitido seguir con vida. Tanta inoperancia confesa, que recurren al obsoleto ofrecimiento de recompensas en moneda local, comenzando con cifras rayanas en lo ridículo y aumentando progresivamente la cotización, en la medida que los desnuda como los hampones que son, tanto el usurpador como su querida candidata. Reta a sus propios colegas de promociones más recientes a demostrar de qué están hechos y ni dilapidando lo que no saben ni producir, logran siquiera aproximarse.

Se dice que partes del expediente en que constan las diligencias y averiguaciones sobre la muerte de su mártir está incompleto; que el informe forense fue sustraído y sigue extraviado, de seguro porque contradice la narrativa oficial con la que inculpan al fugitivo, y para disimular, a un par de sus compañeros en el cumplimiento del deber. Por cierto, a ellos ningún juez natural les ordenó capturar a un supuesto responsable de los delitos contra la forma de gobierno, traición a la patria, abuso de autoridad y usurpación de funciones en perjuicio de la Administración Pública y del Estado de Honduras. De manera que, mantener privados de su libertad a otros oficiales en retiro, aunque se les respeten sus vidas, es absolutamente innecesario, nadie les cree.

A la pregunta sobre cuál es la próxima jugada, responde textualmente: “Nuestro próximo movimiento es unir a todo el pueblo hondureño para que juntos podamos rescatar la patria, mantener la libertad, mantener la democracia, diciendo no a la dictadura, diciendo no a la narcopolítica, diciendo no a la corrupción y diciendo no al crimen organizado interno. Compatriotas, juntos rescataremos Honduras.

De manera que, no esperemos a ser perseguidos políticos o sujetos del hambre de venganza de los títeres locales del FSP, para unirnos en defensa de los valores que nos permiten vivir en paz y libertad para alcanzar nuestra anhelada democracia. Recordemos que democracia no se limita a acudir a elecciones cada cuatro años; democracia es también el uso del espacio cívico, cada día más restringido y abusado por mequetrefes frente a una computadora insultando a diestra y siniestra a todos los que expresan opiniones contrarias a su retorcido discurso dizque progresista. Democracia es también Estado de Derecho, donde exista balance entre poderes y alternabilidad en el ejercicio del Ejecutivo, se cumpla el imperio de la Ley y la justicia sea efectiva.

Democracia debe traducirse también en servicios públicos de calidad, satisfacción de necesidades básicas a la población y un clima de libertad para emprender, producir y generar empleos dignos. Vale la pena unirnos, deponer intereses personales y de grupo para lograrlo.

carolinalduvin46@gmail.com

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