Carolina Alduvín
En los próximos seis meses, todo hondureño bien nacido tiene el reto de sacar del poder a la caterva de delincuentes, narcos, corruptos y oportunistas que desgobiernan desde 2022, merced al repudio popular hacia los excesos del régimen anterior, deteriorando más la institucionalidad ya dañada por sus predecesores; eso sí, aprovechando y perfeccionando las triquiñuelas que tanto criticaron, pero que muy bien aprendieron. Se han impuesto por las malas o han comprado y politizado las instancias de contrapeso, elevado a todo tipo de incapaces para que les deban hasta el aire que respiran y pervertido todo lo moralmente débil que se mueve en su entorno. A quienes no han podido doblegar, los ignoran, hacen a un lado o intentan destruir a toda costa.
Los más conspicuos, migraron hacia el partido original de uno y donde el otro fue bien recibido, pese al recelo de más de alguno. Compitieron, sacaron a relucir sus desacuerdos y, al final han declarado haber limado asperezas; señal de madurez y de tener los intereses del partido antes que los personales o familiares, comparten el hecho que los impulsó al principio, de no deber ni temer al usurpador, de desafiarlo por las razones que sean y la voluntad de unirse para que hoy día se sienta tan inseguro que, no para sus intentos de dañar el proceso electoral. Si tan bueno fuera, dejaría de lado los golpes bajos con los que trata de anular al último bastión de la democracia, pondría en orden a sus achichincles y se sometería gallardo a la evaluación popular.
Volviendo al candidato, afirmó en una ocasión y con su muy peculiar estilo: “Yo lo puse ahí y yo lo voy a quitar”, refiriéndose al bigote de nuestras pesadillas. Sus partidarios le toman la palabra, lo apoyan a pesar de los pesares y comparten el enorme reto que él debe liberar con miras a la conquista de ese 57% de los votantes que aún no han manifestado sus preferencias. Debe estar consciente de la mentirosa narrativa de los fanáticos de la mona antipática a quien siguen por una chambita y nada más. Que con esos no hay mucho que hacer, que debe enfocarse en esos seguidores de don Ninguno, esos superan en número al voto duro de las 3 fuerzas que compitieron en marzo. Que no se deje engañar con el supuesto primer lugar del oficialismo, sabe que fueron acarreados, obligados y amenazados.
Su deber en estos meses es atraer y convencer a apáticos e independientes que él es nuestra mejor opción, para no volver al pasado cercano y para echar de una vez y para siempre a los gérmenes que, de dejarse prosperar, se van a convertir en el más grande problema sanitario de nuestra historia. El comunismo, su nefasta ideología y sobre todo sus prácticas fascistas y totalitarias, se extienden al igual que los cánceres cuando no se les detecta y combate a tiempo. Todos aquellos que creyeron las vanas promesas, están ya curados de espanto y más que arrepen-tidos, capitalice esas voluntades a su favor, no sólo con su popularidad –esta no se extiende a los sectores pensantes— sino con propuestas viables, concretas y que den respuesta a problemas urgentes para rescatar al país, al Estado de Derecho, a las libertades, a la seguridad jurídica y ciudadana, que frenen el avance de los traficantes con quienes se alió este gobierno.
No se le exige más de lo que sabe hacer, en lo que ha demostrado ser competente hasta ahora, promocionarse, no ensuciarse y cumplir; sobre todo, esa promesa de revertir el daño infringido a toda la población, el atraco descardo a las arcas nacionales para mantener en una esfera de privilegios tanto a familiares como a allegados y a rastreros. Se le ha otorgado el privilegio de construir un nuevo liderazgo a los hombres y mujeres que brindaron los mayores avances sociales en el país, de los que hoy se benefician no sólo quienes encabezaron y libraron los obstáculos para lograrlos, sino hasta los mismos que se opusieron y los combatieron. Tiene que estar consciente de la deuda contraída con todos los habitantes de este país y de su capacidad para honrarla pactando y negociando en favor de todos.
No olvide que Honduras es primero, es más grande que las ambiciones individuales y que las figuraciones partidarias; le acompañan hombres y mujeres que han depositado su confianza y voluntad de servicio en sus habilidades y capacidades para negociar en favor de todos, en sumar, unir y vencer para transformar la amenazante realidad y conjurar de una vez y para siempre el fantasma que sigue recorriendo el subcontinente latinoamericano. Adelante candidato.