Por: SEGISFREDO INFANTE

            Rossel Montes me avisó del fallecimiento del escritor George Steiner. Le contesté de inmediato, el tres de febrero del año en curso, que Steiner “estaba muy anciano. Pero que su ausencia habrá de significarse como un vacío de erudición y algo más que erudición en el universo intelectual”. Por cierto que Rossel Montes es un ex–alumno mío y un talentoso integrante del “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”. Y acaba de publicar su primer libro: “Filosofía política, existencialismo y marxismo” (2019), desde una perspectiva crítica bastante erudita. De hecho hay que quemarse las pestañas para leer y digerir comprensivamente el libro de este joven escritor. También Pável Henríquez Zúniga (otro de mis recordados ex–alumnos), acaba de poner en circulación, en San Pedro Sula, su libro histórico “Motines, rebeliones e invasiones de indios en la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa”. Esperemos que algún día este nuevo texto llegue a nuestras manos.

            Volviendo al caso de George Steiner, creo que vale la pena recordar que lo venimos leyendo y comentando desde hace muchos años. El primer volumen de su copiosa obra que adquirí allá por la década del noventa fue “Después de Babel”, una obra polémica sobre el arte de la traducción. Como el volumen se me ha extraviado en medio de los anaqueles “atruncuñados”, polvorientos y polillosos, me he visto en la circunstancia de adquirir otro ejemplar. Por descuido o negligencia las obras de George Steiner las tengo muy dispersas y me cuesta trabajo re-encontrarlas. Recuerdo que con Ramón Oquelí compartíamos algunas fotocopias (sin fines de lucro) de algunas de las obras de este importante gramático del siglo veinte, y parte del veintiuno. En todo caso he mencionado su nombre en varios artículos publicados en este mismo espacio. Ahora mismo estoy seguro  haber publicado un pequeño texto sobre su folleto “La Barbarie de la ignorancia”, que es una entrevista, editada en Madrid en 1998.    

            Para algunos autores George Steiner es uno de los hombres más sabios con que ha contado el siglo veinte. No un sabio de última hora, publicitado “a la carrera”, como se estila en nuestros días hipermodernos, sino un hombre que se ha dedicado a la literatura clásica greco-romana (incluyendo la hebrea) durante toda su vida. Este concepto de “sabiduría” lo acerca a la filosofía, quizás en el mejor sentido hegeliano del término; es decir, como una aspiración al saber supremo. Creo que por sobre todas las cosas Steiner era un erudito en grado máximo. Pero de esos eruditos con profundo contenido de repente sapiencial, en tanto que hay eruditos superficiales que manipulan “cáscaras vacías”.

            George Steiner (1929-2020) es oriundo de una familia judía vienesa, la cual presenció directa e indirectamente los horrores de la Segunda Guerra Mundial y de la “Shoah”, conocida también como “Holocausto” anti-semita. El mismo escritor sostiene que le es imposible ignorar esta circunstancia histórica, a pesar de todos los refinamientos de la cultura occidental. Aunque nació en París, se puede añadir que también fue británico y estadounidense, educándose y enseñando en las mejores instituciones suizas e inglesas.

            Sin embargo, por su capacidad polémica y por su distanciamiento de los dogmas acostumbrados, George Steiner sugirió que en algún momento fue marginado por otros académicos, razón por la cual llegó a sostener que “En la poética, en la filosofía, en la hermenéutica, la obra que vale la pena se gesta la más de las veces contra la corriente y al margen” de “la aprobación de los colegas”, sometidos a un circuito de oportunismo, mediocridad y “perdición.” Son sus propias palabras. No las mías. A eso habría que agregar la capacidad connatural de ser un políglota que se movía con fluidez, y propiedad, en la bíblica y clásica “Torre de Babel”.

            Ahora que el gran escritor ha fallecido, conviene una recapitulación gradual, muy juiciosa, de sus aportes locales y universales. Para empezar es pertinente subrayar que a Steiner le importaba la “filosofía del lenguaje”. No en el modo rígido en que les interesaba a los integrantes neopositivistas del “Círculo de Viena”, sino más bien en conexión paradójica con filósofos de la talla de Martin Heidegger, a pesar de las críticas fuertes que Steiner formuló en su libro contra el filósofo alemán, al acusarlo de anti-humanista. Es extraño, pero varias de sus referencias al tema del lenguaje filosófico y literario remiten hacia el centro de la filosofía heideggeriana. (George Steiner era un hombre inteligente y racional que sabía reconocer los altos méritos de sus probables adversarios).

            Personalmente creo que uno de los mayores aportes filosóficos y literarios de George Steiner, se encuentra condensado en su libro “La Poesía del pensamiento: Del helenismo a Celan” (2011, 2012). Según mi propio juicio es uno de los mejores libros de pensamiento, con mucho ingrediente literario, que se ha publicado en estos últimos años, para beneficio de una comunidad de lectores desorientados, en un mundo de frivolidades, mercadotecnias, arrogancias, dogmatismos y de paradójicos relativismos extremos.

            Tegucigalpa, MDC, 23 de febrero del año 2020. (Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el domingo 01 de marzo de 2020, Pág. Siete). (Se reproduce también en el diario digital “En Alta Voz”).     

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