Las Siete Partidas del Rey Alfonso X conocido como “El Sabio”, elaboradas entre el año 1256 y 1265 por un grupo de dilectos juristas a cargo del mismo Rey Alfonso X -Rey de la Corona de Castilla- fue una codificación legal que desde el inicio Siglo XV, tuvo una gran influencia en América hasta el Siglo XIX. Tomando antecedentes de conceptos del Derecho Canónico y del Espéculo de las Leyes, se estructuraron en siete partidas o siete secciones y estas a su vez, en leyes correlativas o artículos, con aspectos propios del derecho civil, procesal civil, penal y procesal penal.

    Esta legislación formó parte del derecho castellano -proveniente de Castilla- que posteriormente fue una de las ramificaciones del Derecho Indiano, sistema jurídico vigente en España y en todo el territorio de las Indias Occidentales, desde el primer viaje de Cristóbal Colón y durante muchos siglos después. Por esas cuestiones paradójicas de la historia, el primer antecedente de este Derecho Indiano data de las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492, meses antes del descubrimiento de América, que sostenía el acuerdo suscrito entre Cristóbal Colón y los Reyes.

    Derivado de este acuerdo, se le aseguró a Colón el título de almirante, virrey y gobernador de cualquier territorio que pudiese descubrir y parte de las ganancias de los beneficios logrados por la conquista. La séptima partida en específico contenía las disposiciones de derecho penal y procesal penal que se aplicaba a los delincuentes, que cometían robo, secuestro, homicidio, adulterio, saqueadores, moros, agoreros, sorteros, adivinos, hechiceros, trúhanes, rufianes, adivinos, alcahuetes, herejes y a los bandoleros. En especial estos últimos, personas inconformes, irrespetuosas que no controlaban los vicios o placeres de la carne.

    Los bandoleros eran forajidos a los que no se les conocía un trabajo honesto, realizan fechorías, pillajes y asaltos, convirtiéndose en un fenómeno social de conductas desviadas. Uno de los grupos o bandas criminales de bandoleros más famosa de ese tiempo, eran “los golfines”.  Los golfines eran desadaptados sociales, presos de las bebidas alcohólicas, lujuriosos, pasaban tiempo en los vicios de visitar cantinas y prostíbulos, que en momentos de relativa sobriedad actuaban en cuadrilla, asaltando a los mercaderes en los caminos o montañas desoladas. No tenían respeto alguno por la sociedad, las leyes o la autoridad.

    De hecho, el término “golfín” sobrevive en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española definiéndolo como: “Ladrón que generalmente iba con otros en cuadrilla”.  No se debe confundir a los golfines, con la historia del palacio de los Golfines de Abajo, en Cáceres, España. Aquel es monumento perteneciente a la familia Golfín, que procedía de Francia donde su apellido originalmente era Holguines o Holken. La confusión puede derivarse incluso a que “golfín”, en alemán es “Wolf” o “Wulf” de procedencia sajona que significa “Lobo”, un tipo rudo, montañés, aquí está el origen del hombre lobo, asesino, violador, etc. 

    Fue tan creciente el grado de afectación social que causaron los golfines, que muchos pobladores se organizaron para intentar detenerlos, cazarlos o ejecutarlos, pero era muy difícil lograr capturarlos. Conforme avanzaba el tiempo iban tomando más adeptos, de ser una banda criminal se transformaron en una serie de grupos sociales conformados por personas que no estaban sujetas a la Ley, a las buenas costumbres, a la honestidad y el buen vivir. Incluso vivían bajo sus mismos criterios, todos orientados a no respetar a la sociedad, las leyes y los parámetros de la vida honesta.

    Ciertos golfines, bajo la concepción de la lucha contra las injusticias escondían su vida lúdica, pecaminosa, contraria a la moral y los cánones de la Iglesia de aquel tiempo. Colón en sus expediciones al nuevo mundo, trasladó como marineros a muchos “golfines” condenados por una serie de delitos según las leyes emanadas por los Reyes Europeos, los que tuvieron una vida similar en América, como conquistadores y grandes terratenientes, antes de someter a los pueblos indígenas, violar a las mujeres y agredir a sus opositores, en un estado pleno de libertad lejos de Europa donde no regresaron jamás. Ahora nos corresponde únicamente reflexionar, sobre ¿Quiénes son los golfines de nuestro tiempo?

Hermes Ramírez Ávila
Doctor en Ciencias Penales
Catedrático de Derecho
E-mail: hermes_fra82@outlook.com

 

 

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