El doctor Gabriel Paz Peña, de la UNAH, hace un análisis de la crisis y las oportunidades que tiene Honduras durante la pandemia del COVID-19

Por Dunia Orellana

San Pedro Sula, Honduras. La resiliencia es la capacidad del ser humano de levantarse después del fracaso y en tiempos de miedo, desempleo, hambre, discriminación y desigualdad, muchos se preguntan cómo sobreviviremos las hondureñas y los hondureños durante y después del coronavirus, una pandemia que llegó para quedarse, así como lo han hecho el dengue, la malaria, el zika y la chikungunya.

En Alta Voz entrevistó a Gabriel Paz Peña, doctor en Ciencias Administrativas, docente de la UNAH y especialista en mercadotecnia, finanzas y planes estratégicos, con una maestría en Educación Superior y otra en Administración de Empresas, para examinar el momento de la historia del COVID-19 en el país.

“Los números son fríos. El panorama económico es muy gris y el gobierno de Juan Orlando Hernández no ha escuchado a los expertos y si a eso le sumamos la marcada desigualdad, la discriminación desproporcionada, el hambre de millones y las violaciones a los derechos humanos, estamos ante una crisis sin precedentes”, dice.

Para el analista, haber desatendido el sector salud por tantos años ha provocado una profunda crisis en el campo sanitario. También hay otra pandemia, pero de estigmatización de las personas que sufren COVID-19. “Han sido discriminadas, se han violado sus derechos y los derechos de sus familias y muchas de estas acciones han sido producto de la ignorancia”.

Contagiados, enfermos, enfermeras, policías, militares, médicos, entre otros cuerpos de rescate y atención sanitaria, denuncian estigmatización y discriminación, así como rechazo social de sus vecinos, amigos o familiares que en algunos casos han querido atentar contra sus vidas. La organización lésbica Cattrachas promociona una campaña en las redes sociales para combatir el odio en tiempos de coronavirus: “Que el miedo no te contagie” es uno de los mensajes que promueven para afrontar el odio y la ignorancia.

“Es algo muy extraño para un país que se denomina cristiano, independientemente de la religión que elija. El segundo mandamiento dice: amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ya sean ricos o pobres, ateos, católicos, evangélicos o de cualquier otra denominación religiosa, ha sido muy cruel el trato inhumano que se les ha brindado a las personas y familiares, incluidas personas que no tienen la enfermedad, sino que son sospechosos de tenerla”, enfatizó.

El presidente Juan Orlando Hernández manifestó: “No los discriminemos porque, si no, estamos cometiendo un acto de injusticia. Hago un llamado al personal de Salud. Si usted siente que alguien los está discriminando, por favor llame al 911 y vamos a tener un equipo de respuesta inmediata para que vaya al auxilio”. En esta misma línea se ha pronunciado el cardenal Óscar Andrés Rodríguez: “No podemos hoy ser indiferentes ante tantas vidas rotas a causa de diversas formas de discriminación y de exclusión que generan tanto sufrimiento injusto y humillante”.

Sin confianza en el Gobierno ante pandemia

La empresa de investigación CID-Gallup presentó los resultados de una encuesta realizada por Facebook que publicó Diario La Prensa el 19 de marzo, donde se revela que el 39% de los hondureños desconfía o no cree en la capacidad que tiene la Secretaría de Salud para enfrentar la pandemia. Según el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), a mediados de abril, Honduras solo realizaba 123 pruebas por cada 100,000 habitantes, una cifra muy baja en comparación con la cantidad de análisis que hacen otros países centroamericanos y latinoamericanos.

“Tenemos más posibilidades de que la gente muera por hambre que por la pandemia. Habrá más miseria y condiciones infrahumanas en el país. Esto genera altos índices de violencia, criminalidad, migración forzada, comercio de órganos humanos, trata de personas. Es algo muy negativo”, enfatiza Paz Peña, quien también se desempeña como docente de la Escuela de Ciencias Administrativas, Contables y Económicas de la UNAH-VS.

Al mismo tiempo, para el analista, la población hondureña se está volviendo incrédula porque sabe que no se están manejando de manera transparente los fondos de la emergencia. La percepción popular es que los fondos no se han utilizado para combatir la enfermedad. En tres semanas, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) identificó inconsistencias en adquisiciones de insumos para hacerle frente al COVID-19, que podrían golpear las arcas del Estado por más de 80.9 millones de lempiras.

Hay que hacer un análisis profundo de la cantidad de errores que se han cometido a nivel del aparato estatal y el sector privado con sus habitantes. Solo analizando en qué se ha fallado se podrá salir de las situaciones adversas. No hay que tener una actividad conformista y ponernos a llorar. 

Crear una nueva educación y autoestima

Las niñas y niños son la esperanza del país y, para el analista, el Gobierno hondureño debe garantizar su seguridad alimentaria y una educación de calidad durante la pandemia. “A los niños, adolescentes y jóvenes hay que cargarlos de la esperanza y de actitud positiva que tendrán que heredar, porque tendrán una nación completamente endeudada, el doble o triple de lo que ya lo estaba por los compromisos financieros que tendrán que asumir para poder hacer frente a la pandemia”. 

Para el experto en educación, hay que enseñarles a las nuevas generaciones que las grandes naciones no nacieron siéndolo, sino que se fueron construyendo. Para ello da el ejemplo de Alemania, Corea del Sur, Singapur y Japón. “Nosotros debemos demostrar que en Honduras se pueden hacer las cosas bien, debemos tener el coraje de hacerlo”. También con las lecciones aprendidas de esta pandemia a nivel educativo debe reformarse el programa de educación y hacer énfasis en la transparencia, rendición de cuentas, honestidad e integridad.

“Si lloras porque se ha puesto el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”, escribió el escritor y ganador del Premio Nobel de Literatura, el indio Rabindranath Tagore. Según Paz Peña, es una excelente oportunidad para que la autoestima del hondureño mejore considerablemente. “A veces pensamos que somos lo peor del mundo en todo. No somos los peores. En algunos campos damos pena, pero también tenemos cosas muy rescatables. Hay que mejorar para construir un mejor futuro. Pero no solo decirlo con la boca, sino demostrarlo con hechos, acciones y actitudes”.

Las universidades deben ser las encargadas de liderar las propuestas de desarrollo en el campo social y científico. Es necesario realizar investigación científica de avanzada y hacer procesos de vinculación de la universidad con la sociedad. Es decir, proceso de extensión universitaria, finaliza.

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