CAROLINA ALDUVÍN

Entre 1932 y 1948, hubo en el país un dictador, controlaba a sus opositores con la trilogía:  encierro, entierro y destierro. Mi padre, abogado liberal, especializado en Derecho penal, pudo exilarse en México y sobrevivir gracias a una innata habilidad para las ventas, postergando las posibilidades de ejercer su profesión dado que: “hasta para manejar un taxi, hay que ser mexicano”. Allá conoció a mi madre, también allá nací y viví lo mejor de mi niñez y adolescencia. Ostento y vivo ambas nacionalidades. Y me da tanta vergüenza que allá gobierne un cobarde, corrupto, mentiroso y acomplejado manipulador, conocido como Cabecita de Pañal; como que aquí el FSP gobierne a través de una títere tan poco pulida que, se hunde cada vez que lee los discursos escritos por alguien que la detesta y también le redacta los serviles tweets con los que hace el ridículo un día sí y el otro también. Ambos carecen de elemental dignidad.

Con la diferencia que el mexicano, en su infinita perversidad, logró que el homólogo ecuatoriano cayera en su trampa.  El asalto de la embajada de México en Ecuador es condenable, pero más condenable es que Cabecita utilice el derecho de asilo para proteger a delincuentes. Cuando sugirió que el asesinato del candidato Fernando Villavicencio fue para beneficiar a la oposición, puso un anzuelo para que el gobierno de Ecuador cayera… y cayó. Los ecuatorianos ignoran que se trata de un astuto calculador que crea conflictos para obtener beneficios. Cabecita necesitaba un pretexto para crear una crisis diplomática y justificar el asilo de Jorge Glas, vicepresidente en tiempos de Correa, prófugo de la justicia ecuatoriana y principal asesor de la caja de resonancia, a quien ni sus comparsas de CELAC reconocen autoridad siquiera temporal.

La izquierda autoritaria y populista, ha logrado crear una pandilla latinoamericana dedicada a golpear gobiernos que no comulgan con su ideología pseudo comunista. En Ecuador hay una sentencia de ocho años de cárcel en contra de Glas por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. Consiguió salir de la cárcel en 2022 por sus vínculos con un capo narcotraficante, quien pagó a un juez 250 mil USD para dejarlo en libertad. En los gobiernos socialistas de la región, los narcos crecen, se convierten en operadores electorales al servicio del régimen y hasta le ponen la economía a flote. Antes de ser asesinado, Villavicencio declaró que Ecuador era víctima de las mafias mexicanas, que México con Cabecita al mando, se ha convertido en un centro de desestabilización, para dividir a América Latina e imponer gobiernos comunistoides. Las democracias latinoamericanas deben unirse en contra de un proyecto intervencionista que busca dinamitar la región.

El presidente de Ecuador dio instrucciones para que la policía entrara a la embajada mexicana por medio de la fuerza, para aprehender a un prófugo de su justicia, quién se refugió en el mejor lugar que podría encontrar, en la embajada del gobierno que dice: “abrazos y no balazos”, porque sabe que el gobierno de México tiene pactos con los narcotraficantes. Hay un choque ideológico entre, el presidente de Ecuador, quien representa la nueva ola de líderes latinoamericanos que están en contra del populismo socialista y sus vínculos con el narcotráfico. De tal forma, que el presidente de Ecuador tomó una decisión antijurídica, en la que violó tratados internacionales porque entró a territorio mexicano de manera violenta. Hasta ahí estamos de acuerdo. El gobierno de Ecuador vulneró la ley, pero también ese prófugo violó la ley ecuatoriana primero.

El nuevo régimen ecuatoriano llegó a poner orden, a controlar las prisiones donde estaban tomando decisiones los narcos. Mientras, Cabecita de Pañal, cada vez que viola Constitución de su país y se le señala, lanza el improperio: “No me vengan con que la ley es la ley”. En similares términos podría contestar el presidente de Ecuador al mexicano, cuyo gobierno se victimiza porque da refugio a delincuentes políticos vinculados al narco, para vergüenza de sus ciudadanos honrados. México no los persigue, los acoge y está dispuesto a romper relaciones diplomáticas con otro país de la región. Miles de ciudadanos mexicanos, opositores al régimen chairo, felicitan al presidente de Ecuador, por ser un presidente digno, correcto, valiente y dispuesto a enfrentar las sanciones que en nivel continental le impondrán, por atreverse a violar una ley internacional ahora prostituida por el gobierno de México, en aras de hacer justicia.

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