Por: SEGISFREDO INFANTE

            En la presentación oficial de un libro periodístico testimonial en las instalaciones de la  Biblioteca del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), expresé públicamente que “soy un graduado del diario “La Tribuna”. Ahí se encontraban don Adán Elvir Flores, y otros amigos y colegas más. Creo que ha llegado el momento de explicar los pormenores de tal afirmación, en un contexto en que acaban de cumplirse cuarenta y tres años de circulación de este importante periódico nacional, que incide indudablemente en el proceso de construcción de la opinión pública sobria, tanto en las esferas nacionales como internacionales.

            Debo aclarar, previamente, que comencé a publicar mis primeros artículos de cobertura nacional (unos flojos y otros buenos) allá por 1980, en el diario “El Cronista”, cuando todavía era un muchacho totalmente inexperto. Al cerrar “El Cronista” en 1981, continué publicando esporádicamente en otros periódicos hondureños, incluyendo algunas revistas regionales y continentales de por aquí y de por allá. Pero el trabajo sistemático de escribir y publicar cuando menos dos artículos a la semana, lo inicié en el periódico “El Nuevo Día”, de corta duración, dicho sea de paso. Luego de una pausa aproximada de un mes, me abrieron las puertas pluralistas y amistosas para publicar en las páginas de opinión del diario “La Tribuna”. Mi primer artículo gozoso en este periódico fundado por don Oscar A. Flores, se tituló “Opinión sobre opinión”, que salió a la luz el tres de febrero de 1996, hace ya cerca de veintitrés años. Desde entonces todas las semanas, en forma ininterrumpida, he redactado y publicado textos diversos en “La Tribuna”. En varios momentos he agradecido en  forma escrita a todas las personas, con nombres y apellidos, que me han facilitado el ya largo trayecto desde aquellos lejanos días de comienzos de la década del ochenta, hasta  fechas más o menos recientes.

            Ahora quiero subrayar mi experiencia específica en el diario “La Tribuna”, por tratarse de un intenso recorrido personal de cerca de veintitrés años. La afirmación que  “soy un graduado de La Tribuna” no es nada gratuita. Varios de los artículos de mayor madurez espiritual han sido fraguados para sus páginas de opinión, al grado que algunos de los mismos, con el paso de los años, se han convertido en ensayos. También los ensayos han derivado hacia los contenidos de ciertos artículos, en un proceso de retroalimentación teórica, sobre todo en los campos de la “Filosofía” y de la “Historia Económica”, sin desdeñar otras áreas del pensamiento, como la “Política” y la “Poesía”. Todo esto ha sido cristalizable por el pluralismo transparente de don Adán Elvir Flores, y de otras personas especiales que ponen en marcha este periódico todos los días y semanas.

            Redondear, estadísticamente, los veinte años de labor en las páginas de opinión, es muy importante. Recordemos que Aristóteles estuvo estudiando en la “Academia” de Platón entre dieciocho y veinte años, sin ninguna formalidad curricular. Lo único que se pedía a los estudiantes de la “Academia” era una especie de entrega mística al estudio de la gran Filosofía y de otras disciplinas concomitantes, como la geometría. Así que los estudiantes de aquella época remota podían “eternizarse” en los ámbitos de la “Academia”, y más tarde en los jardines peripatéticos del “Liceo” de Aristóteles. Recordemos también que Albert Einstein sugirió, en cierta ocasión, que él era un estudiante de por vida. Así que nosotros también hemos sido, y seguimos siendo, estudiantes de “La Tribuna”, como si se tratara de una especie de bachillerato universal permanente, en donde hemos aprendido en forma sincera de los demás columnistas, dentro de una caminata sobre senderos heterogéneos que se bifurcan, para decirlo un poco a la manera de Jorge Luis Borges.

            Me siento agradecido con “La Tribuna”. Soy un graduado de “La Tribuna”. Perder de vista este detalle es como perder de vista casi todo, en tanto que varios de mis esfuerzos mentales de los últimos veinte años, se han desarrollado bajo el incentivo de sus páginas de opinión, tan pluralistas que algunos lectores se encuentran como “incapacitados” para percibir este pluralismo realmente democrático, incluso frente a las crisis políticas justificadas e injustificadas, que hemos experimentado en nuestro patio.

            Aparte de “La Tribuna” agradezco a mis lectores, unos que leen todos los jueves y otros que solamente leen los domingos. Sobre todo agradezco a los que leen ambos días, en tanto que están en condiciones de formarse una opinión más integral de los textos publicados. Me refiero, desde luego, a los lectores de adentro y de afuera de Honduras, interesados en el pensamiento arrabalero, u orillero, de estas remotas coordenadas. En relación a mis fieles y amables lectores debo, finalmente, disculparme por algunos artículos excesivamente coyunturalistas, preñados de las circunstancias confusas de cada momento político (o impolítico) de nuestro país, bajo la consideración que lo más importante, al final de la jornada, es la búsqueda del pensamiento trascendente, sosegado y sobrio.

            Tegucigalpa, MDC, 08 de diciembre del año 2019. (Publicado en el diario “La Tribuna” del jueves 12 de diciembre del año 2019, Pág. Cinco). (Nota: Varios de estos artículos se reproducen en el diario digital “En Alta Voz”).

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