Progreseño, hondureño y con sangre salvadoreña, Herminio Deras fue un ser humano excepcional. Cuentan que así como amaba y se entregaba a la lucha social, política y magisterial, amaba a su esposa y a sus hijos, y sus padres y hermanas y hermanos lo encontraban siempre que necesitaban su presencia y su apoyo. 

Nunca se supo cómo lo hizo, porque Herminio tenía compromisos en todo el país. “Diego” lo llamaban sus compañeros de lucha del Partido Comunista, y los testimonios de quienes estuvieron a su lado coinciden en calificarlo como uno de los seres humanos más generoso que hayan conocido. 

Cuentan que sus principios eran tan sólidos que tenía una enorme capacidad para escuchar diversas opiniones, y una flexibilidad para establecer alianzas a corto y largo plazo con sectores con concepciones e ideas muy diversas. 

Fue militante comunista, sin embargo, una persona con la generosidad de Herminio Deras no podía encerrarse en una determinada militancia o credo. Herminio Deras tuvo una espiritualidad basada en el humanismo que lo hacía muy cercano a la mística y la fe cristiana.

En el ERIC y Radio Progreso hemos conocido de cerca a Herminio Deras a través de su hermana Alba, quien ha sido parte del equipo y sigue siendo colaboradora efectiva a lo largo de muchos años. Por eso mismo decimos, como testimonio, que Herminio Deras revolotea en los pasillos, oficinas, reuniones, en el micrófono y en el trabajo de campo que realizamos.

Una persona como Herminio Deras es de las que estorban por su palabra y por su testimonio. Estorba a quienes se lucran de la mano de obra de las trabajadoras y trabajadores, y estorba a quienes ocupan cargos como dirigentes obreros y populares pero guardan silencio ante los abusos cometidos por patronos, todo por no arriesgar sus posiciones y mantener privilegios adquiridos.

El 29 de enero de 1983 un sicario muy bien pagado y cumpliendo a rajatabla órdenes provenientes de las Fuerzas Armadas, lo esperó en la esquina de una calle de San Pedro Sula y lo asesinó a balazos. Una muerte física, un asesinato que por muchos años se ha mantenido impune, pero gracias a la tenacidad de su familia y con el pleno respaldo de Cofadeh, se logró que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos condenara al Estado hondureño como responsable de este crimen atroz.

Hacemos memoria de 40 años de una sangre derramada por el servicio a la sociedad hondureña por un hombre bueno y noble, comprometido hasta el tuétano por una sociedad justa y solidaria. No dudamos en confesar el martirio de Herminio Deras como una muerte cargada de espiritualidad, y de la que necesitamos nutrirnos.

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