Si bien las agresiones físicas contra periodistas son las violaciones más visibles de la libertad de prensa, la presión económica también constituye un problema grave y más insidioso. El indicador económico del Índice Mundial de Libertad de Prensa de RSF se encuentra actualmente en un mínimo crítico sin precedentes, mientras su declive continuaba en 2025. Como resultado, la situación global de la libertad de prensa se clasifica ahora como una “situación difícil” por primera vez en la historia del Índice.
En un momento en que la libertad de prensa experimenta un preocupante declive en muchas partes del mundo, un factor importante, aunque a menudo subestimado, está debilitando seriamente a los medios: la presión económica. Gran parte de esto se debe a la concentración de la propiedad, la presión de los anunciantes y los patrocinadores financieros, y las ayudas públicas restringidas, inexistentes o asignadas de forma opaca. Los datos medidos por el indicador económico del Índice RSF muestran claramente que los medios de comunicación actuales se encuentran en una situación difícil: preservar su independencia editorial y asegurar su supervivencia económica.
Garantizar la libertad, la independencia y la pluralidad en el panorama mediático actual requiere condiciones financieras estables y transparentes. Sin independencia económica, no puede haber prensa libre. Cuando los medios de comunicación atraviesan dificultades económicas, se ven arrastrados a una carrera por atraer audiencias a costa de la calidad periodística, y pueden caer presa de los oligarcas y las autoridades públicas que buscan explotarlos. Cuando los periodistas se empobrecen, ya no tienen los medios para resistir a los enemigos de la prensa: quienes promueven la desinformación y la propaganda. Es urgente restablecer la economía mediática a un estado propicio para el periodismo y que garantice la producción de información fiable, algo inherentemente costoso. Existen soluciones y deben implementarse a gran escala. La independencia financiera de los medios es condición necesaria para garantizar una información libre y fiable que sirva al interés público.Anne BocandéDirector editorial de RSF

De los cinco indicadores principales que determinan el Índice Mundial de Libertad de Prensa, el indicador que mide las condiciones financieras del periodismo y la presión económica sobre la industria lastró la puntuación general mundial en 2025.
El indicador económico del Índice Mundial de Libertad de Prensa 2025 de RSF está en su punto más bajo de la historia y la situación mundial se considera ahora “difícil”.

La actual ola de cierres de medios de comunicación
- Según datos recopilados por RSF para el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2025, en 160 de los 180 países evaluados los medios de comunicación logran estabilidad financiera “con dificultades” o “no la logran en absoluto”.
- Peor aún, los medios de comunicación están cerrando debido a las dificultades económicas en casi un tercio de los países del mundo. Este es el caso de Estados Unidos (57.º, bajando 2 puestos), Túnez (129.º, bajando 11 puestos) y Argentina (87.º, bajando 21 puestos).
- La situación en Palestina (163.º) es desastrosa. En Gaza, el ejército israelí ha destruido salas de redacción, asesinado a casi 200 periodistas e impuesto un bloqueo total en la franja durante más de 18 meses. En Haití (112.º, bajando 18 puestos), la falta de estabilidad política también ha sumido en el caos la economía de los medios de comunicación.
- Incluso países relativamente bien clasificados como Sudáfrica (27º) y Nueva Zelanda (16º) no son inmunes a estos desafíos.
- Treinta y cuatro países se destacan por el cierre masivo de sus medios de comunicación, lo que ha provocado el exilio de periodistas en los últimos años. Esto es especialmente cierto en Nicaragua (172.º, bajando 9 puestos), Bielorrusia (166.º), Irán (176.º), Myanmar (169.º), Sudán (156.º), Azerbaiyán (167.º) y Afganistán (175.º), donde las dificultades económicas agravan los efectos de la presión política.
Estados Unidos: líder de la depresión económica
En Estados Unidos (57.º, dos puestos más abajo), donde el indicador económico ha caído más de 14 puntos en dos años, extensas regiones se están convirtiendo en desiertos informativos. El periodismo local se lleva la peor parte de la crisis económica: más del 60 % de los periodistas y expertos en medios encuestados por RSF en Arizona, Florida, Nevada y Pensilvania coinciden en que es «difícil ganarse la vida como periodista», y el 75 % cree que «el medio de comunicación promedio tiene dificultades para mantenerse económicamente». La caída de 28 puestos en el indicador social revela que la prensa opera en un entorno cada vez más hostil.
El segundo mandato del presidente Donald Trump ya ha intensificado esta tendencia, ya que se utilizan falsos pretextos económicos para someter a la prensa. Esto provocó el abrupto fin de la financiación de la Agencia Estadounidense para los Medios Globales (USAGM), lo que afectó a varias redacciones, incluidas Voice of America y Radio Free Europe/Radio Liberty , y, como resultado, más de 400 millones de ciudadanos de todo el mundo se vieron repentinamente privados del acceso a información fiable. De igual manera, la congelación de la financiación de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) interrumpió la ayuda internacional estadounidense, sumiendo a cientos de medios de comunicación en una situación crítica de inestabilidad económica y obligando a algunos a cerrar, especialmente en Ucrania (puesto 62).
Concentración de medios y dominio de las plataformas online
Estos graves recortes de financiación suponen un golpe adicional para una economía mediática ya debilitada por el dominio que gigantes tecnológicos como Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft ejercen sobre la difusión de información. Estas plataformas, en gran medida desreguladas, absorben una parte cada vez mayor de los ingresos publicitarios que normalmente financiarían el periodismo. El gasto total en publicidad en redes sociales alcanzó los 247.300 millones de dólares en 2024 , un aumento del 14 % con respecto a 2023. Estas plataformas en línea obstaculizan aún más el espacio informativo al contribuir a la difusión de contenido manipulado y engañoso, lo que amplifica la desinformación .
Además de la pérdida de ingresos publicitarios, que ha perturbado y limitado gravemente la economía de los medios, la concentración de la propiedad de los medios es otro factor clave en el deterioro del indicador económico del Índice y supone una seria amenaza para la pluralidad mediática. Los datos del Índice muestran que la propiedad de los medios está altamente concentrada en 46 países y, en algunos casos, está totalmente controlada por el Estado.
Esto es evidente en Rusia (171.º, bajando 9 puestos), donde la prensa está dominada por el Estado o por oligarcas vinculados al Kremlin, y en Hungría (68.º), donde el gobierno reprime a los medios críticos con sus políticas mediante la distribución desigual de la publicidad estatal. También es evidente en países donde se utilizan leyes de “influencia extranjera” para reprimir el periodismo independiente, como Georgia (114.º, bajando 11 puestos). En Túnez (129.º, bajando 11 puestos), Perú (130.º) y Hong Kong (140.º), donde las subvenciones públicas se destinan ahora a medios progubernamentales.
Incluso en países con una alta clasificación como Australia (29.º), Canadá (21.º) y Chequia (10.º), la concentración de medios es motivo de preocupación. En Francia (25.º, bajando cuatro puestos), una parte significativa de la prensa nacional está controlada por unos pocos propietarios adinerados. Esta creciente concentración restringe la diversidad editorial, aumenta el riesgo de autocensura y plantea serias dudas sobre la independencia de las redacciones respecto de los intereses económicos y políticos de sus accionistas.
La encuesta del Índice muestra que la interferencia editorial está agravando el problema. En más de la mitad de los países y territorios evaluados por el Índice (92 de 180), la mayoría de los encuestados indicó que los propietarios de medios de comunicación “siempre” o “a menudo” limitaban la independencia editorial de sus medios. En Líbano (132.º), India (151.º), Armenia (34.º) y Bulgaria (70.º, bajando 11 puestos), muchos medios deben su supervivencia a la financiación condicional de individuos cercanos al mundo político o empresarial. La mayoría de los encuestados en 21 países, incluyendo Ruanda (146.º), Emiratos Árabes Unidos (164.º) y Vietnam (173.º), dijo que los propietarios de medios “siempre” interferían editorialmente.
El estado mundial de la libertad de prensa es “difícil”, una primicia histórica
Durante más de diez años, los resultados del Índice han advertido sobre un declive mundial de la libertad de prensa. En 2025, se alcanzó un nuevo mínimo: la puntuación media de todos los países evaluados cayó por debajo de los 55 puntos, situándose en la categoría de “situación difícil”. Más de seis de cada diez países (112 en total) vieron descender su puntuación general en el Índice.
Por primera vez en la historia del Índice, las condiciones para ejercer el periodismo son “difíciles” o “muy serias” en más de la mitad de los países del mundo y satisfactorias en menos de uno de cada cuatro.
Un mapa cada vez más rojo
En 42 países —que albergan a más de la mitad de la población mundial— la situación se clasifica como “muy grave”. En estas zonas, la libertad de prensa es totalmente inexistente y ejercer el periodismo es particularmente peligroso. Este es el caso de Palestina (163.º), donde el ejército israelí lleva más de 18 meses aniquilando el periodismo, asesinando a casi 200 profesionales de los medios —incluidos al menos 43 asesinados en el ejercicio de sus funciones— e imponiendo un apagón informativo en la franja sitiada. Israel (112.º) continuó su descenso en el Índice, descendiendo 11 puestos.
Tres países de África Oriental —Uganda ( 143.º), Etiopía (145.º) y Ruanda (146.º)— entraron en la categoría de “muy grave” este año. Hong Kong (140.º) también pasó a la zona roja por primera vez, y ahora comparte el mismo color que China (178.º, bajando 6 puestos), que se ha unido a los tres últimos países, junto con Corea del Norte (179.º) y Eritrea (180.º). En Asia Central, Kirguistán (144.º) y Kazajistán (141.º) han oscurecido la región. En Oriente Medio, Jordania (147.º) descendió 15 puestos, en gran medida debido a la legislación represiva aplicada contra la prensa.

Índice por regiones: se amplía la brecha entre la Unión Europea y otras zonas
La región de Oriente Medio y el Norte de África sigue siendo la más peligrosa del mundo para los periodistas, al ser escenario de la destrucción masiva del periodismo en Gaza por parte del ejército israelí. Todos los países de la región se encuentran en una situación de libertad de prensa “difícil” o “muy grave”, excepto Catar (79.º). La prensa se encuentra atrapada entre la represión de los regímenes autoritarios y la persistente precariedad económica. Túnez (129.º, bajando 11 puestos), el único país norteafricano que ha caído este año, registró la caída más pronunciada en el indicador económico de la región (bajando 7,97 puntos, bajando 30 puestos), debido a una crisis política que amenaza directamente a los medios independientes. Irán (176.º), donde los periodistas son silenciados y se suprimen todos los puntos de vista críticos, se mantiene cerca del final del Índice, junto con Siria (177.º), que aún espera una profunda transformación de su panorama mediático tras la caída de Bachar al-Asad.
De los 32 países y territorios de la región Asia-Pacífico, 20 han visto descender su puntuación económica en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2025. El control sistémico de los medios en regímenes autoritarios suele inspirarse en el modelo de propaganda chino. China (178.º) sigue siendo la cárcel más grande del mundo para periodistas y volvió a situarse entre los tres últimos puestos del Índice, justo por delante de Corea del Norte (179.º). Mientras tanto, la concentración de la propiedad de los medios en manos de grupos influyentes vinculados a los que ostentan el poder —como se observa en India (151.º)—, sumada a las crecientes presiones económicas incluso en las democracias consolidadas, implica que la libertad de prensa en la región se enfrenta a una creciente represión y una creciente incertidumbre.
En África subsahariana , la libertad de prensa está experimentando un declive preocupante. Eritrea (180.º) mantuvo su posición como el país peor clasificado en el Índice. La puntuación económica se deterioró en el 80 por ciento de los países de la región. En la República Democrática del Congo (133.º, bajando 10 puestos), donde el indicador económico se desplomó, el panorama mediático se ve obstaculizado por la persistente polarización y represión en el este del país. Patrones similares aparecieron en otras zonas de conflicto, como Burkina Faso (105.º, bajando 19 puestos), Sudán (156.º, bajando 7 puestos) y Malí (199.º, bajando 5 puestos). En estas situaciones, las redacciones se ven obligadas a autocensurarse, cerrar o exiliarse. La hiperconcentración de la propiedad de los medios de comunicación en manos de figuras políticas o élites empresariales, sin garantías para la independencia editorial, sigue siendo un problema recurrente, como se observa en Camerún (131.º), Nigeria (122.º, bajando 10 puestos) y Ruanda (146.º). En cambio, Senegal (74.º) ascendió 20 puestos gracias a que sus autoridades lanzaron iniciativas de reforma económica, que aún deben implementarse y ejecutarse de forma consultiva.
En las Américas, la gran mayoría de los países (22 de 28) han visto disminuir sus indicadores económicos. En Estados Unidos (57.º), el segundo mandato de Donald Trump como presidente ha traído un preocupante deterioro en la libertad de prensa. En Argentina (87.º), el presidente Javier Milei ha estigmatizado a los periodistas y desmantelado los medios públicos. La libertad de prensa se ha debilitado en Perú (130.º) y El Salvador (135.º), socavada por la propaganda y los ataques a los medios críticos de los que están en el poder. México (124.º), el país más peligroso para los periodistas en la región, también ha visto un fuerte descenso en su puntuación económica. Nicaragua (172.º) ocupa el último lugar en la región y se sitúa en la parte inferior del Índice, ya que el régimen de Ortega-Murillo ha desmantelado los medios independientes. En contraste, Brasil (63.º) ha continuado su recuperación después de la era Bolsonaro.
Europa sigue liderando las clasificaciones regionales, pero está cada vez más dividida. La región de Europa del Este y Asia Central (EEAC) ha experimentado el declive general más pronunciado a nivel mundial, mientras que la zona de la Unión Europea (UE) y los Balcanes tiene la puntuación general más alta a nivel mundial, y su brecha con el resto del mundo continúa creciendo. Sin embargo, incluso la zona de la UE y los Balcanes se ve afectada por la crisis económica de los medios, ya que siete de cada 10 países (28 de 40) han visto disminuir su puntuación económica. Además, la implementación de la Ley Europea de Libertad de Prensa (EMFA), que podría beneficiar a la economía de los medios, aún está pendiente. La situación está empeorando en Portugal (8.º), Croacia (60.º) y Kosovo (99.º). Noruega (1.º) sigue siendo el único país del mundo que disfruta de una calificación “buena” en los cinco indicadores del Índice. Mantuvo su primer puesto por noveno año consecutivo, aumentando su ventaja sobre otros países. Estonia (2º) ascendió al segundo puesto, seguida de cerca por los Países Bajos (3º), que superaron a Suecia (4º) entre los tres primeros del mundo.
