DOCTOR HORACIO ULISES BARRIOS SOLANO Premio Nacional de Ciencia “JOSÉ CECILIO DEL VALLE”

“A pesar del boicot constante del Capitán General, José de Bustamante y Guerra, bajo la corta vigencia de la Constitución de Cádiz, los criollos de Centroamérica realizaron, las primeras elecciones para ayuntamientos y diputaciones provinciales el 25 de noviembre de 1812.

La Constitución de Cádiz, al igual que la Constitución francesa de 1791, fueron producto de los intentos de reformar el régimen político desde arriba. En Francia fue el temor a la revolución, lo que obligó al rey a promulgar la Constitución de 1791. En España,  fue la invasión francesa y su contra repuesta, la sublevación de los pueblos contra la ocupación extranjera, lo que desató la revolución que obligó a las clases monárquicas a convocar a una constituyente para aprobar una Constitución.

En ambos casos hubo el intento de crear una monarquía constitucional, “moderada”. En Francia, el proyecto fracasó estrepitosamente y el viejo orden debió pasar por el filo de la guillotina. En España, apenas Fernando VII regresó del exilio, su primer acto fue abolir la Constitución de Cádiz, el gran proyecto del liberalismo español, durante el período 1814-1820. Bustamante aprovecho la oportunidad y reinstauró el “terror” y se abrió un interregno de siete años de absolutismo en Centroamérica y con ello se debilitaron las recién nacidas instituciones “liberales” nacidas bajo la Constitución de Cádiz.

Centroamérica: la excepción en América Latina: El 1 de enero de 1820 las tropas españolas destinadas a aplastar las luchas independentistas en América se amotinaron bajo el mando del general Rafael del Riego y Núñez, obligando al rey Fernando VII a restablecer la Constitución de Cádiz. Estos vaivenes políticos en la metrópoli, la lucha por la independencia en México y la agitación popular en Guatemala, incidieron decisivamente en la proclamación de la independencia de Centroamérica el 15 de Septiembre de 1821.

En el vecino México y en el resto del continente, la proclamación de la independencia fue el resultado de cruentas guerras contra las tropas “realistas”. En éstos enfrentamientos bélicos por alcanzar la independencia política, los diferentes grupos criollos fraguaron rápidamente su propia identidad nacional. Se unificaron criterios contra la monarquía, se crearon paralelamente otros gobiernos e instituciones de un nuevo Estado, nuevos aparatos administrativos, se recaudaron impuestos, se emitieron decretos, etc. La población de esos territorios se agrupo en torno a los gobiernos independentistas. En fin, se fue conformando la nación y también se fue desarrollando el sentimiento nacional.

La primera independencia: En cambio, en Centroamérica ocurrió un fenómeno diferente: fueron las mismas autoridades coloniales quienes juraron solemnemente la independencia. Esta incongruencia de la historia quedó plasmada en el acta del 15 de Septiembre de 1821, cuando las autoridades coloniales reconocieron que [1]“siendo la independencia del gobierno español la voluntad general del pueblo de Guatemala…[optaron por mandarla] a publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso que la proclamase de hecho el mismo pueblo”.

A pesar de la declaración formal de la Independencia, se mantuvo la continuidad de las instituciones de Cádiz, con algunas leves modificaciones para responder a las nuevas condiciones de la vida independiente.  El sistema electoral, por ejemplo, permaneció intacto en términos generales, salvo lo ordenado por el punto 4 del acta de la Independencia del 15 de septiembre de 1821,  que permitía a los africanos optar a la ciudadanía, así como la elección de un diputado por cada 15 mil personas.

Anexión a México: La proclamación de la primera independencia trajo consigo inmediatamente la temporal anexión a México, la que reflejó el temor y la incapacidad de los criollos centroamericanos al encontrarse, de la noche a la mañana, a la cabeza de un territorio independiente. Por eso buscaron desesperadamente la protección de Iturbide y su Plan de Iguala que pretendía establecer una monarquía constitucional en México.

Como resultado de la primera independencia se formó un gobierno provisional con el nombre de Junta Provisional Consultiva (JPC), formada por Gabino Gaínza, José Cecilio del Valle y Pedro Molina. Por otra parte, desde la firma de la declaración de la primera Independencia, la JPC fue presionada por Iturbide para proceder a la anexión a México y evitar así la formación de una República.

En el ínterin, la JPC había mandado a circular las constituciones de otros países con características republicanas. José Cecilio del Valle organizó un comité especial en noviembre de 1821 para estudiar cuales eran los mejores métodos para mantener unida a Centroamérica. No obstante, estos planes para la elaboración de la Constitución fueron interrumpidos temporalmente por la anexión a México.

Bajo la presión militar de las tropas mexicanas, la JPC organizó rápidamente una consulta y solicito a los Ayuntamientos de las ciudades realizaran sesiones para decidir la anexión o no al imperio de Iturbide. El 2 de enero de 1822, la JPC se reunió para ver los resultados que fueron un arrollador voto en favor de la anexión a México. Pero esta actividad no se realizó en total calma, se produjeron pequeños enfrentamientos entre las tropas de ocupación y quienes querían la independencia real. La anexión a México dividió a los próceres centroamericanos.

En la corta administración mexicana, Iturbide recurrió a la implantación de impuestos para recaudar ingresos, provocando el rechazo de los centroamericanos. Las medidas adoptadas por Iturbide en contra de los derechos ciudadanos y la declaración de guerra contra España condujeron al estallido de una rebelión contra el emperador mexicano. Esta situación brindó a los centroamericanos la oportunidad para liberarse del dominio de México. Iturbide fue derrocado por una insurrección popular el 19 de marzo de 1823.

La segunda independencia: Los acontecimientos revolucionarios en México repercutieron en Centroamérica. Antes que las tropas mexicanas abandonaran el territorio, el General Filisola trabajó arduamente para reunir a las autoridades centroamericanas y organizar la transición hacia una forma republicana de gobierno. Ante el fracaso del Plan de Iguala y la proclamación de la República en México, las autoridades centroamericanas se vieron compelidas a convocar a una Asamblea Nacional Constituyente. Ésta, reunida en Guatemala, el 1 de Julio de 1823, emitió un decreto reconociendo que “la incorporación de estas provincias al extinguido imperio mexicano… fue una expresión violenta arrancada por medios viciosos e ilegales” y que por lo tanto, las provincias de  Centroamérica [2]representadas en esta Asamblea, son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia”.

Nuevamente fueron los factores externos los que forzaron a la proclamación de la segunda independencia de Centroamérica, un caso singular en América Latina. Esta excepcionalidad se expresó, entre otros factores, en la sobre vivencia de instituciones que los liberales españoles crearon a partir del período 1812-1814, con la promulgación de la Constitución de Cádiz. De esta manera, un pedazo del Estado colonial, desgarrado por el levantamiento del general Riego en España, comenzó a tener vida propia. Pero la nación que debió servir como soporte para la cimentación del nuevo Estado, todavía no había alcanzado el grado suficiente de madurez.

Los próceres de la época se vieron obligados a acelerar la construcción de la nación desde arriba, desde el control del Estado. Por esta razón, el tipo o modelo de Estado jugo un rol de extrema importancia. Al final, los liberales centroamericanos se inclinaron por fusionar el modelo de Estado Federal de los Estados Unidos con las instituciones de Cádiz. Esta amalgama de postulados e instituciones trajo consigo una extraña mezcla de centralismo y federalismo, que resultó fatal para la construcción de un Estado nacional centroamericano.

El fracaso del Estado federal: Las instituciones creadas por la reforma de Cádiz, no solo permanecieron intactas- modificadas a veces en su forma- sino que sobrevivieron increíblemente y fueron los cimientos sobre las cuales se construyó el nuevo Estado federal. Pero en el fondo, las nuevas autoridades reprodujeron el esquema de funcionamiento del Estado colonial, con sus legiones de funcionarios y con un ejército desproporcionado, que ocasionaban excesivas erogaciones de dinero. Por esta razón, también se vieron obligados a cobrar los mismos impopulares impuestos de la época colonial.

En Centroamérica, al igual que en España en el periodo 1808-1812, no solo se intentó realizar una reforma del régimen político desde arriba, sino al mismo tiempo construir un nuevo Estado nacional que no existía. Lo anterior trajo como resultado el entrenamiento entre las fuerzas representativas del nuevo y viejo orden, lo que originó la guerra civil de 1829 donde supuestamente vencieron los liberales, los representantes del “nuevo orden”.

Sin embargo, los vencedores resultaron finalmente vencidos. Todavía no hay un análisis serio sobre los fracasos del Estado Federal. Pérez Brignoli es de los pocos historiadores que analizan la Constitución de 1824, al afirmar que [3]“combinaba las influencias de las Constituciones de los Estados Unidos y de Cádiz, con una generosa dosis de pensamiento ilustrado dieciochesco…¿Pero se podía acaso vestir con ropaje tan nuevo el arcaico cuerpo de las sociedades centroamericanas? (…) “había bases materiales que conspiraban contra cualquier federalismo efectivo: el aislamiento de los Estados, la desarticulación regional y el desequilibrio en la distribución de la población afectaban la representación proporcional…existía una debilidad económica estructural, sin productos de exportación rentables, y ninguna alternativa nueva a la vista.”.

El atraso económico se reflejó en las instituciones del Estado Federal. Las instituciones del gobierno eran un verdadero laberinto. El Presidente de la República Federal, electo en base al voto censitario (solo votaban los que tenían propiedades y sabían leer y escribir), no podía ejercer ni siquiera el derecho al veto. El centro del poder estaba en el Congreso, conformado en base al sistema electoral que permitía que los estados más poblados, Guatemala y El Salvador, mantuvieron el control político, con los privilegios, desigualdades y rencores que acarreaba. Su derrumbe era inevitable”.


[1] Esgueva Antonio, Las Constituciones de Nicaragua y sus reformas en la Historia de Nicaragua, Editorial El parlamento, Volumen I, pág 144, Managua

[2] Esgueva Antonio, Las Constituciones Políticas y sus reformas en la Historia de Nicaragua, Editorial El Parlamento, Managua, 1999

[3] Pérez Brignoli Héctor, Breve Historia de Centroamérica, Alianza Editorial, México, 1989, páginas 82 y 83.

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